Paseamos hoy por la Urbanización de Arnao, del barrio de San Gregorio, donde vamos en busca de la calle Luján Pérez. Su inicio lo encontramos en la calle Doctor Gutiérrez Armario, desde donde parte con orientación Naciente-Poniente y, tras recorrer unos 280 metros, aproximadamente, va a desembocar en la calle Luis González Pérez.
Tiene lindando por el Norte la calle Alonso Quesada, mientas que por el Sur lo hace con la calle Viera y Clavijo.
Esta nominación aparece por primera vez en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1970 y, desde entonces, ha pasado a formar parte del callejero del distrito 2º, sección 8ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
Es sector la Urbanización de Arnao, está conformado por edificaciones de diverso estilo arquitectónico, predominando el de las décadas de 1970-1980, con el máximo de aprovechamiento vertical, aunque sus viales son de pocas dimensiones dificultando sobremanera el tráfico rodado en la zona, de carácter económico-comercial.
La realización de esta urbanización, fue una acción especuladora descarada, se aprovechó al máximo el suelo para vender al precio más caro del entonces, fue ceder la menor superficie posible para usos de dominio público, fue no contar con zonas de esparcimiento, fue el producto de la connivencia de la autoridad municipal con el embargo del desarrollo futuro del urbanismo.
Sinopsis de la nominación
José Miguel Luján Pérez, más conocido como José Luján Pérez, nació en Santa María de Guía (Gran Canaria), el día 9 de mayo de 1756. Fue un escultor y arquitecto español, considerado como el máximo exponente de la escultura en Canarias y es su artista más representativo, siendo el imaginero canario de mayor proyección. Está considerado junto a Fernando Estévez, su discípulo más aventajado, los escultores más importantes del Archipiélago canario.
Hijo de labradores acomodados, desde pequeño mostró un especial interés hacia la escultura, llegando a reproducir en madera la imagen de San Bartolomé de Moya. Fue un hombre de temperamento pasional y de profundos sentimientos religiosos, los cuales se ven reflejados en sus imágenes.
Desde temprana edad muestra gran destreza en el modelado y dibujo, motivo por el cual el teniente Blas Sánchez de Ochando, de las Milicias Provinciales, natural de Murcia, recomienda a sus padres que le envíen a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a estudiar dibujo. Allí tiene por primer maestro a Cristóbal Afonso Díaz. Con estos antecedentes vemos a Lujan en sus primeros contactos en relación con la plástica canaria, de la cual será heredero y que llevará a sus más altos exponentes. El segundo maestro de Luján fue Diego Nicolás Eduardo, tesorero de la Catedral Basílica de Canarias que poseía una Academia en la capital gran canaria.
Fue un gran alumno que aprendía con facilidad, llegando a sobrepasar en habilidad y conocimientos a sus maestros. Ya adulto, Luján crea su propia escuela y enseña a muchos de los que se llamarían sus discípulos.
La escultura de Lujan Pérez será estrictamente de tema sacro, la escultura pagana aún no tenía cabida en los encargos del Archipiélago, principalmente porque la Iglesia es el principal comitente. La fidelidad con las formas barrocas será casi constante, aunque no se puede negar los rasgos clasicistas, sin estridencias de algunos rostros. En este sentido se produce una dialéctica entre el Luján escultor y el Luján arquitecto, ya que, el segundo será rigurosamente clasicista.
Trabajó para todo el Archipiélago Canario, pero quizás sus obras maestras se encuentran en la Catedral de Canarias: el Santísimo Cristo de la Sala Capitular y Nuestra Señora de Los Dolores de Luján obras que encumbraron a Luján como escultor y consideradas las de mayor calidad técnica; y otras tallas como Santa María de la Antigua, San José, el Apostolado del cimborrio y el bajorrelieve en mármol de la fachada posterior que representa a Santa Ana y la Virgen. También cabe destacar la talla de candelero de la Virgen de los Dolores que se encuentra en la Iglesia de Santiago de los Caballeros de la ciudad de Gáldar.
Su obra, acusará influencias del barroco y rococó, y realizará esculturas para distintas iglesias de Canarias, especialmente en Gran Canaria y Tenerife. Dominaba la talla de madera y el plegado de paños, y ponía en ella toda la suavidad y delicadeza de los escultores levantinos. Su trabajo quedaba perfeccionado bajo la copa ligera del policromado.
Luján sentía gran predilección por las "Dolorosas" y Los Crucificados. Realizó casi una veintena de ellas, repartidas por todas las islas.
En la construcción de la Catedral de Canarias trabajo como arquitecto con Diego Nicolás Eduardo, quien a su muerte le dejó al frente de la Catedral. A Luján se debe la obra bellísima del trascoro. Asimismo Luján también contribuyó como arquitecto en la Catedral de La Laguna.
En los últimos años de su vida, se retira a Santa Brígida (Gran Canaria) por problemas de salud, y muere el 15 de diciembre de 1815 a los 59 años de edad en Santa María de Guía.
Toponimia del lugar
Buscamos en la biblioteca del tiempo la toponimia de “San Gregorio”, data desde 1866, año en el que se finalizan las obras de construcción del templo neoclásico actual, que mediante proyecto del arquitecto Diego Nicolás Eduardo, se fue realizando paulatinamente durante casi 90 años. Una vez ultimada la construcción del templo, se adopta como patrono del mismo a San Gregorio Taumaturgo, bajo cuya advocación se pone el mismo.
El templo ocupa el mismo solar que anteriormente ocupara la ermita que mandara construir Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela, tras finalizar la conquista de la isla en los inicios del siglo XVI. Más tarde en la segunda década del siglo XVII se ha de reconstruir la misma por ofrecer amenaza de ruina, ampliándose la capacidad de la primera, pero ambas orientadas de Norte a Sur. Estas ermitas estuvieron bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Con el cambio de la toponimia de “San Gregorio”, empieza a caer en desuso la de “Los Llanos”, que fue el primer nombre que tomó el barrio de “arriba” o “Los Llanos de Jaraquemada”, por tener allí tierras y un ingenio de moler caña de azúcar Gonzalo de Jaraquemada, quien lo adquirió a Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela.
Esta zona del Casco Urbano donde está la calle que hoy visitamos, hasta los inicios de la década de 1960, era una hermosa finca de plataneras, propiedad de Don Juan Mayor, en la cual vivimos algunas excelentes correrías infantiles saltando por el muro de la acequia (abrevadero), que había junto al Colegio Labor. Allí, detrás del muro nos esperaban unos suculentos plátanos y aguacates que hacía nuestras delicias, así como, un par de perros baldinos que nos animaban a saltar de nuevo hacia la que entonces era calle General Franco (hoy Avenida de la Constitución).
Esta finca formaba parte de la que fue “La Finca de Arnao”, propiedad de Don Antonio Arnao, quien fuera escribano en esta nuestra ciudad a finales del siglo XVI. Fue tal vez parte del grupo de aquellos colonos que vinieron a poblar las islas una vez acabada la conquista, ejerciendo su profesión en ésta, y que si bien, no resultó adjudicatario en los repartos de tierras y aguas que hiciera Pedro de Vera, es fácil que adquiriera, mediante subastas, los terrenos que formaban la hermosa “Finca de Arnao”, la cual ocupaba una amplia extensión delimitada por las calles Arnao, Ciega, León y Castillo, El Roque y Patricio Pérez Moreno y Avenida de la Constitución.
Luego se produce un desarrollo desmesurado en la construcción de inmuebles de varias plantas y se despierta la explotación urbana del uso vertical de la superficie y poco a poco, van desapareciendo aquellos edificios de cubiertas a dos aguas o planas y con ellos también esas hermosas fincas que son urbanizadas, desterrándose las características peculiares de identidad del barrio, a lo que perplejos asistimos enmudecidos por lo incomprensible del abandono y la desidia en pos de la fraudulenta especulación del suelo, con calles estrechas y sin entrega de espacios para ser destinados a zonas de dominio público, todo ello, con la complicidad de las autoridades provinciales y municipales de entonces.
Desaparecieron el Colegio Labor, el abrevadero, el molino y también aquel largo paredón pintado de rojo inglés. Ahora, mientras recordamos todo esto, recordamos también a muchas personas que tampoco están, que formaron parte de nuestra vida y de las cuales aprendimos muchas cosas, sólo nos queda un nostálgico pero hermoso recuerdo de todo lo vivido, sensaciones que atesoramos en nuestro interior y que nadie nos las puede quitar. Mis padres, mis abuelos y otros vecinos amigos a los que debo gran parte de lo que sé y soy.
Efemérides
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 404 años, es decir el 12 de octubre de 1610, fallece en Las Palmas de Gran Canaria Bartolomé Cairasco de Figueroa. Fue un poeta, dramaturgo y músico canario. Es el fundador de la literatura canaria, en el marco de la literatura hispánica de su tiempo, no sólo por ser el primer escritor de nombre conocido, sino por haber incorporado a su obra elementos característicos de la cultura canaria tras la conquista de este archipiélago por parte de la Corona de Castilla, a finales del siglo XV. Cairasco nació en Las Palmas de Gran Canaria, en cuya catedral fue bautizado el 8 de octubre de 1538 por el canónigo Alonso de Monleón. Era descendiente, por la vía paterna, de ítalo-nizardos, y por la vía materna, de canarios aborígenes.
En 1551 es enviado por su familia a la ciudad de Sevilla para formarse en letras y teología. Con tan sólo trece años toma posesión de una canonjía en la Catedral de Canarias. En 1555 amplía estudios en Portugal, posiblemente en Lisboa o Coímbra. Hacia 1570 comienza a cultivar el verso esdrújulo, del que llegó a ser su máximo representante, por lo que fue admirado por Cervantes y Góngora. En 1595 defiende a Gran Canaria de los ataques del corsario Drake y en 1599 actúa como negociador en el ataque del corsario holandés Pieter van der Does, que arrasa la ciudad de Las Palmas. En 1605 acepta la jubilación como prior de la Catedral de Canarias, que ya le había sido concedida años antes, en 1591. Tras haber otorgado testamento el 10 de octubre de 1610, dos días después fallece en su ciudad natal. Recibió sepultura en la capilla de Santa Catalina de la Catedral a la que sirvió tantos años.
Hoy mismo se cumplen cuatro años de aquel 12 de octubre de 2010, día en el que en Las Palmas de Gran Canaria, fallece José Casas Gris, conocido en el argot futbolístico como “Pepín”. Jugó de guardameta, tal vez el más importante en la historia del conjunto de la U.D. Las Palmas. Debutó ante el Celta en el Estadio Insular un día de Reyes, en el año 1952 y casi sin descansar de un larguísimo viaje en avión desde Madrid, con diversas escalas en Sevilla y África Occidental de unas ocho horas de duración. La U.D. Las Palmas ganó 2-1 a los gallegos, realizando el pequeño meta una excelente actuación en su primer partido con el equipo isleño, siguiendo una carrera de nueve temporadas, posteriormente fue al Real Betis Balompié. Fue dos veces internacional con la selección de fútbol de España, participando en la Eurocopa 1964, en la que España fue campeona.
En su debut en la División de Honor, la Unión Deportiva Las Palmas sufrió una crisis en la titularidad de la portería ocasionada por el traspaso de Montes al Atlético de Madrid , y por ello fueron unos porteros poco experimentados como González , Viera o Gorrín los primeros que defendieron el arco amarillo en Primera. El equipo canario, muy inocente en su juego defensivo y poco habituado a los campos de hierba, era goleado en sus actuaciones en la Península. Se hacía necesario fichar un portero que asegurara el marco insular contra esa lluvia de goles. Durante nueve temporadas es Pepín el portero titular de la Unión Deportiva Las Palmas en 1ª y 2ª División, actuando en más de 300 partidos entre Liga y Copa. En esta dilatada trayectoria, Pepín se convierte en un portero de gran categoría y destaca por sus reflejos y colocación. Su persona se ganó el cariño de la afición canaria que le premiaba con aplausos en cada partido.
Contemplando ahora el amanecer y la fuerza que en el mismo descarga la madre naturaleza, no puedo evitar un comparativo con el Luján Pérez escultor, pintor o arquitecto. Una referencia obligada en el marco de los estudios de la plástica canaria, ya que participa en una etapa trascendental para la evolución del arte en estas islas.
Más del 70% de sus obras pertenecen al ámbito eclesiástico. Actualmente, la mayor parte de sus obras se encuentran en la isla de Gran Canaria con un total de 139 obras, siguiéndole Tenerife con un total de 43 obras. Luján utilizará varias técnicas a la hora de realizar sus obras, todas heredadas del barroco y en la que su maestría y dominio es patente: tallas completas en madera, esculturas de vestir y de tela encolada.
El estilo del maestro se debatió entre dos movimientos artísticos que pugnaban por imponer sus formas: el barroco y el neoclásico. Él supo, magistralmente, utilizar ambos movimientos. Todo dependía de qué iba a realizar. Siempre supo conjugar todo lo que vivía y lo aprovechaba según sus encargos. Y en eso se puede medir la calidad del maestro, en estar a la altura de las circunstancias requeridas para la ocasión.
Por otro lado, un personaje insigne en nuestra historia es Bartolomé Cairasco, quien cultivó principalmente el verso, pero las primeras noticias sobre su obra se refieren al género de la comedia. En 1558 representó la que pudo ser su primera obra, un entremés para celebrar el día de la Asunción. El propio autor la destruyó tras delatarse al Santo Oficio, por considerar algunos pasajes de la obra blasfemos para la fe cristiana. Una de las tantas desafortunadas intervenciones de los inquisidores contra la evolución de la cultura religiosa.
Posteriormente, hacia 1576, representa una comedia en honor de la llegada a Gran Canaria del obispo Cristóbal Vela Tavera. Mientras tanto cultiva intensamente un tipo de verso que le dará la fama: “El verso esdrújulo”. Su maestría llegó a tal extremo que influyó decisivamente en la formación del gran poeta Luis de Góngora, tal y como afirma uno de los más destacados críticos del autor cordobés, José María Micó (1990).
Hacia 1600 traduce la “Jerusalem Libertada”, de Torcuato Tasso, en la que el autor añade, de su propia cosecha, más de cuarenta octavas reales para describir las grandezas del archipiélago canario.
Su obra cumbre, no obstante, será el “Templo Militante”, del que aparecieron cuatro tomos entre 1602 y 1614. Se trata de una especie de santoral cristiano escrito en verso y que conoció enorme popularidad a principios del siglo XVII. Aunque el cuarto volumen se editó póstumamente, esta obra gozó de múltiples ediciones, privilegio entonces reservado a unos pocos.
Cuantos honores y distinciones se postulan en otros tantos de menor valía, siempre quitamos importancia a nuestras cosas o a la grandiosidad de nuestra gente, hasta el punto de llegarlos a ningunear u olvidarlos durante varias centurias, solo cuando desde fuera se elogian sus obras o su quehacer, es cuando nos erigimos en protectores de ellos e incluso somos tan falsos que llegamos a figurar como patrocinadores de su herencia cultural o política.
Cuantos ilustres canarios tienen la suerte de permanecer en el anonimato durante algún tiempo, evitando que la ignorancia de quienes se pretende presumir cultos y eruditos en la materia, lleguen a ser tan atrevidos como para elevar un estudio o crítica de sus obras o vivencias.
Dejamos aquí nuestro recorrido de hoy, guardamos en nuestra gena todo lo positivo que hayamos podido tratar y, emprendemos una nueva caminata, esta vez con rumbo al Naciente, nos vamos al sector de Ponce a visitar la calle Manuel Naranjo Blanco, con el fin de saber algo nuevo sobre el lugar de ubicación de este vial y sobre este personaje ligado a la historia de nuestro municipio, pero bueno… de eso nos ocuparemos en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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