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Calle Lope de Rueda  (Foto Luis A. López Sosa. Calle Lope de Rueda (Foto Luis A. López Sosa.

Lomo los Frailes se acerca a la comedia con Lope de Rueda

El barrio teldense recuerda en su callejero al escritor español del siglo XVI

cojeda Domingo, 27 de Julio de 2014 Tiempo de lectura:

Hoy nos hemos ido de paseo por el barrio de Lomo de los Frailes, donde vamos en busca de la calle Lope de Rueda, encontrando su inicio en la calle Antonio de Nebrija, desde la cual parte con orientación Naciente-Poniente y, tras recorrer unos 80 metros, finaliza en la calle Garcilaso de la Vega.
 
Tiene paralela por el Sur la calle Campoamor y por el Norte lo hace con la calle Dolores Ortiz Cabrera (Lolita la Pastora).
 
Esta nominación aparece en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1975, desconociendo la fecha exacta de su aprobación por carecerse de documentación al respecto.
 
En cualquier caso, desde entonces aparece como integrante del Callejero Municipal del distrito 6º, sección 10ª del mencionado censo municipal.
 
Sinopsis de la nominación 
Lope de Rueda, nació en Sevilla, aproximadamente en la primera década del silo XVI, sobre 1510, desconociéndose con exactitud la misma y fallece en Córdoba en el año 565.
 
Fue un escritor español considerado una de las grandes figuras del teatro español del Renacimiento. Lope de Rueda supo acabar con la imitación de la comedia del arte para imponer un auténtico teatro nacional, con personajes, temas, situaciones y formas de hablar propias del pueblo español. Participó también como actor en muchas de sus obras.
 
Su magnífico conocimiento del lenguaje popular le permitió introducir en sus obras grandes dosis de realismo. Sólo se aparta de lo real cuando acentúa los rasgos ridículos o grotescos de sus figuras caricaturescas, con la intención de provocar la carcajada del público.
 
No se sabe gran cosa acerca de sus primeros años de existencia. Al parecer, pertenecía a una familia humilde y no tuvo acceso a una esmerada educación. Ejerció el oficio de batihoja, consistente en batir el oro y otros metales preciosos hasta conseguir un material denominado "pan de oro", que se utilizaba en pintura. Luego abandonó esta profesión para empezar a representar obras teatrales.
 
Se sabe que, en 1534 ya era actor, pues aquel año actuó en Toledo. En 1552 se casó con Mariana, criada del duque de Medinaceli, mujer que solía vestirse como un hombre (rasgo propio del carácter de los cómicos o actores de la época). Durante muchos años, Lope de Rueda y Mariana mantuvieron pleitos con el duque de Medinaceli, exigiéndole que pagara los salarios que debía a su antigua criada.
 
En 1554 ya era, además de actor, director de su propia compañía. Aquel año fue contratado para actuar en Benavente (en la actual provincia de Zamora), ante el príncipe Felipe (futuro rey Felipe II). Esto quiere decir que, por aquel entonces, debía de ser uno de los autores y directores más famosos del reino.
 
Cuatro años después seguía siendo uno de los principales cómicos de España, como lo prueba su contratación en 1558 por parte de la ciudad de Segovia, para que actuara en las fiestas que celebraban la inauguración de su catedral. En 1559 actuó en las fiestas del Corpus de Sevilla (nueva muestra de su importancia, pues a unas celebraciones tan solemnes sólo acudían las compañías más famosas). Poco después triunfaba en Madrid, en presencia de los reyes. Allí le vio actuar un joven Miguel de Cervantes, que quedó fascinado por su maestría.
 
Se casó por segunda vez con Rafaela Ángela, con la que tuvo una hija en 1564 (es decir, cuando rondaba ya los sesenta años de edad). Murió poco después en Córdoba, tras haber firmado su testamento el 21 de marzo de 1565.
 
Lope de Rueda fue un auténtico genio del teatro, actividad en la que destacó en todas sus facetas. Su gran mérito es haber creado un teatro en prosa verdaderamente popular, que refleja a la perfección el habla y las costumbres del pueblo. Se fijó en las técnicas y los argumentos más utilizados por las compañías de la Commedia dell'Arte; pero supo adaptar estos modelos italianos al gusto español, y acabó escribiendo un teatro puramente autóctono.
 
Escribió comedias en las que adaptó las técnicas de los actores italianos al gusto español, y una serie de piezas breves, de tono humorístico, que denominó pasos. Una de las mayores originalidades de su teatro es que casi todas sus obras están escritas en prosa, en una época en la que el teatro se hacía en verso. En sus comedias, Lope de Rueda se inspiró en argumentos de otras piezas teatrales italianas. Pero consiguió reflejar a la perfección, con gran realismo, la mentalidad de los españoles de mediados del siglo XVI.
 
Los títulos de estas comedias son: Eufemia, Armelinda, Comedia de los engañados, Medora y Discordia y Cuestión de amor, la única obra que escribió en verso.
 
Ese perfecto reflejo de la vida cotidiana (realismo) lo consiguió, en parte, gracias a su asombroso dominio de la lengua popular. Lope de Rueda conoce a la perfección las expresiones de la gente del pueblo (dichos y refranes) y, al escribir en prosa, consigue que sus personajes hablen como lo haría cualquier persona de la calle. Incluso introduce en sus obras otros rasgos tan típicos de la lengua coloquial como el habla de determinados grupos sociales (como los gitanos, que se expresan con sus propios giros y dichos).
 
Los pasos son las obras que más fama han dado a Lope de Rueda, por encima incluso de sus comedias. Se trata de piezas breves de tono jocoso que cumplían una función: ser representadas en los entreactos (o intermedios) de las obras más extensas, para que la gente no se aburriera durante esas pausas. Unos años después, ya a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, estos pasos serán denominados entremeses, en cuya práctica destacarían dos siglos después los Hermanos Álvarez Quintero.
 
La maestría de Lope de Rueda en estos pasos consiguió crear una serie de personajes que tenían su psicología propia, bien conocida por el espectador en cuanto salían a escena. Eran, por una parte, personajes típicos de la literatura satírica y burlesca de la época (como el médico, el alguacil o el estudiante); y, por otra parte, personajes de los que solía burlarse el pueblo hasta acentuar sus rasgos más feos o ridículos, convirtiéndolos así en caricaturas.
 
Lope de Rueda escribió diez pasos: Las aceitunas, El convidado, La tierra de Jauja, La carátula, Los criados, Cornudo y contento, Pagar y no pagar, El rufián cobarde, La generosa paliza y Los lacayos ladrones
 
El resto de la producción dramática de Lope de Rueda comprende dos coloquios pastoriles en prosa, titulados Camila y Tymbria; un coloquio pastoril en verso, Prendas de amor; un diálogo en verso, muy breve, titulado Sobre la invención de las calzas; y el Auto de Naval y Abrigail.
 
Toponimia del lugar
La toponimia “Lomo de los Frailes” es compuesta, dado que la primera parte se refiere a la conformación del suelo identificándole como un lomo o lugar alto, y la segunda se refiere a los frailes que perteneciente a la Orden de los Franciscanos, resultaron beneficiarios en los repartos de tierras y aguas que realizara Pedro de Vera entre la soldada y los colonos que se establecieron en la isla después de acabada la conquista de la isla.
 
Estas concesiones fueron en capellanías y se otorgaron a las órdenes religiosas que las solicitaron para su establecimiento en las tierras conquistadas y así poder evangelizar a la población aborigen. No tenían la condición de propiedad, si no de uso y disfrute, mientras se prestara el servicio religioso por sus beneficiarios, revertiendo la propiedad al patrimonio gubernamental dado el caso del cese en la prestación.
 
Esta situación se mantendría hasta que se da la desamortización española, que fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII por Godoy (1798) y cerrado ya muy entrado el siglo XX aproximadamente el 16 de diciembre de 1924.
 
Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar, en poder de las llamadas «manos muertas», es decir, la Iglesia Católica o las órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos.
 
También los llamados baldíos y tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Por ejemplo, en México la Ley Lerdo es el sobrenombre con el que se conoce la «Ley de desamortización de las fincas rústicas y urbanas de las corporaciones civiles y religiosas de México», que fue expedida el 25 de junio de 1856 por el presidente Ignacio Comonfort. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública.
 
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX.
 
En lo que respecta a nuestro municipio, hemos de apuntar como referencia el Decreto de 1 de Octubre de 1820, dictado por el Conde de Toreno, mediante el cual se suprimen las ordenes monacales y reforma los reguladores. Inmediatamente se desata la acción jurídica de Juan Álvarez y Mendizabal que, con reales decretos e instrucciones lleva a cabo en la década de 1830 una intensa labor de desamortización.
 
En el año 1836 se ponen a la venta todas las propiedades, incluso el convento de los franciscanos de Telde y con ello acaba una larga etapa de catequesis, de caridad, de enseñanza, de transcripción y restauración de libros, junto a todo tipo de actividades monacales.
 
Las propiedades revierten al Estado y este las subasta pasando a manos de particulares, los cuales las explotan en medianerías con agricultores procedentes de la diáspora que se produce y mediante la cual se descentraliza la población que ocupaba el entorno del casco urbano, al detectarse plagas y epidemias, hambrunas y otras calamidades que diezmaban la población por la falta de medidas sanitarias. Son los inicios de los asentamientos en el extrarradio y el origen de los futuros barrios como el que hoy visitamos.
 
Efemérides
Hace ahora mismo 738 años, de aquel 27 de Julio de 1276, fecha en la que, después de un reinado de más de sesenta y tres años, muere en Alcira (Valencia), el rey de Aragón Jaime I “El Conquistador”, quien en el trance de su muerte, dispuso ser amortajado con los hábitos de cister. Los restos mortales del rey permanecieron depositados en Santa María de Valencia hasta mayo de 1278, en que fueron trasladados al monasterio de Poblet para su sepultura definitiva. No obstante, tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio quedó abandonado y el cadáver de Jaime I fue trasladado en 1843 a Tarragona, donde le fue construido un panteón en la parte posterior de la catedral, que fue inaugurado en 1856. En 1952, los restos de Jaime I fueron restituidos a Poblet. Dictó su biografía, el “Llibre dels feits”, que se convirtió en la primera de las cuatro grandes crónicas reales en catalán.
 
Jaime I de Aragón el Conquistador, nació en Montpellier, el día 2 de febrero de 1208 y fue rey de Aragón entre los años 1213–1276, rey de Valencia, del año 1239 al 1276 y de Mallorca, desde el año 1229 al 1276, conde de Barcelona (1213–1276). Asimismo, fue conde de Urgel, señor de Montpellier, desde el año 1219 al 1276 y de otros feudos en Occitania. Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, era el heredero de dos importantes linajes: la Casa de Aragón y el de los emperadores de Bizancio, por parte de su madre. Tuvo una infancia difícil. Su padre, que acabaría repudiando a la reina. Estas circunstancias produjeron el rechazo de Pedro II hacia el pequeño Jaime, a quien no conoció sino a los dos años de su nacimiento. A esa edad, el rey hizo un pacto matrimonial para entregar a su hijo Jaime a la tutela de Simón, Señor de Montfort, para casarlo con la hija de éste, Amicia, para lo cual el niño iba a ser recluido en el castillo de Carcasona hasta los 18 años.
 
Hace tan solo 469 años, de aquel 27 de julio de 1545, día en el que un grupo de soldados canarios que había partido del puerto de Arrecife, en la Isla de Lanzarote, en una flotilla al mando de Pedro Fernández de Saavedra, desembarca en un lugar de la costa africana llamado Tafetán, hasta entonces totalmente desconocido. Las tropas avanzaron tierra adentro hasta la población más cercana y en un acto de pillaje, realizan el cautiverio de personas de la aldea, entre los cuales se encuentra la familia del jefe local. Los africanos, furiosos por la intrepidez de los cristianos, acudieron a las armas y en el enfrentamiento matan a Fernández Saavedra, varios oficiales y numerosos soldados. Los que pudieron, regresaron a las naves y partieron mar adentro, abandonando a los prisioneros que se habían tomado.
 
Pedro Fernández Saavedra, era hijo del Mariscal de Zahara y, se había casado con Doña Constanza Sarmiento, a la sazón hija del conquistador Diego de Herrera, quien al morir el 22 de junio de 1485, deja en testamento tres partes de doce sobre la renta y jurisdicción sobre las dos Islas Grandes de Lanzarote y Fuerteventura con las cuatro pequeñas Alegranza, Graciosa, Lobos y Montaña Clara. No obstante, tras la muerte de Don Sancho de Herrera, su hermano mayor, pasa el Gobierno de Lanzarote a manos de Doña Constanza Sarmiento y su esposo Don Pedro Fernández de Saavedra. Ya por aquel entonces a Don Fernán Peraza, que era el predilecto de su madre Doña Inés, se le habían asignado las islas de Gomera e Hierro. Este último murió de manos de los isleños de La Gomera por sus malos tratos para con ellos y la relación ilícita con una joven perteneciente a la familia real isleña, la princesa Iballa, sacerdotisa.
 
Observando la Torre del Conde, en mi visita a San Sebastián de La Gomera, no pude evitar tener un pensamiento encontrado y tras él, un sabor agridulce por los hechos que allí se dieron.
 
La historia se escribe siempre desde el punto de vista del vencedor y aquellas situaciones que no le son favorables, cuando no las puede evitar, si las minimiza hasta el punto de que no llegan a constituir una causa lo suficientemente importante para provocar los hechos que se dan realmente.
 
Es el caso de la furtiva relación que mantuvo Fernán Peraza el Joven, con la sacerdotisa aborigen Iballa (su hermana en virtud del Pacto de Colactación o Hermanamiento sellado por Peraza con los bandos de Ipalán y Mulagua), lo cual se consideraba a todas luces una canallada que sublevó al pueblo gomero.
 
Acaudillados por el anciano Hupalupo, tendieron una trampa y dieron muerte a Fernán Peraza. Hautacuperche (Mulagua ~ 1465? - San Sebastián de La Gomera 1488) fue un guerrero gomero que se rebeló contra Hernán Peraza, señor feudal de la isla de La Gomera, al que asesinó en virtud de los acuerdos tomados en la baja del Secreto.
 
Doña Beatriz de Bobadilla y Ossorio, esposa de Peraza, se refugió con los suyos en la única fortaleza de La Gomera, conocida hoy como la Torre del Conde. La intervención de Pedro de Vera, salvó la vida de Doña Beatriz y su gente, pero la falta de honestidad en la palabra dada por el gobernador castellano de perdonar a quienes se entregaran, provocó que fueran apresados y ajusticiados de una manera terrible que aún se recuerda con espanto en la tradición oral de la isla.
 
No obstante, en el “Romance de Fernán Peraza”, escrito por Juan del Río Ayala, se narran las cosas como al parecer sucedieron y en las que los atenuantes castellanos se fundamentaron en el uso y abuso de la fuerza, más el aderezo de la falta de honestidad en la palabra dada y el crimen sin contemplación alguna, que siempre practicaron allá donde fueron de “conquista”.
 
Con estas aportaciones y sabiendo algo más que ayer, guardamos en nuestra gena todo lo positivo que podamos tomar de esta crónica, nos la echamos a la espalda y emprendemos una nueva caminata hacia el norte, nos vamos al barrio de Playa del Hombre, donde visitaremos la calle Lope de Vega , con el fin de saber algo más del lugar y sobre este personaje que conforma parte de la historia de la literatura española desde los siglos XVI-XVII, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.
 
Sansofé.
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