Paseamos hoy por el barrio de San Gregorio, concretamente por la zona denominada El Contrapeso, donde vamos en busca de la calle Las Tosquillas, encontrando su inicio en la calle Obispo Verdugo, desde con un recorrido de Sur a Norte y, tras recorrer unos 140 metros, aproximadamente, va a desembocar a la Autovía de Circunvalación al Casco Urbano.
Por su lado del Naciente linda con la Autovía de Circunvalación al Casco Urbano y por el Poniente lo hace con la calle José Navarro Sánchez “El Rubio” (Luchador).
Esta nominación aparece como calle en el Censo de Población referido al 31 de diciembre de 1965, si bien antes figuraba como el nombre de este sector.
Desde entonces, ha pasado a formar parte del Callejero del distrito 2º, sección 7ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
Sinopsis de la nominación
Las Tosquillas, es una toponimia que se refería generalmente al material del cual estaban construidas las paredes de contención de los terrenos ubicados en esta zona.
Tosquillas son tocas pequeñas, de la cual además era la consistencia del suelo en el lugar, que está formado por este tipo de material volcánico.
La toba calcárea es una roca caliza muy porosa, una variedad de limo, formada por la precipitación de carbonatos a partir de cuerpos de agua dulce a temperatura ambiente
Las aguas de lluvia están poco mineralizadas y contienen muy baja cantidad de dióxido de carbono. Al cruzar el subsuelo esas aguas se cargan del material producido por la actividad biológica de los vegetales y bacterias, pudiendo disolver rocas calcáreas. Así, el agua muy cargada en CO2 puede disolver las rocas calcáreas del acuífero durante su trayecto subterráneo. Se lleva entonces con ella los iones de calcio y carbonato disueltos.
Al salir del subsuelo en manantiales, cascadas o ríos es cuando el agua se desgasifica (pierde CO2), por turbulencia o por la acción biológica de las plantas al usar el CO2 en la fotosíntesis, y precipita el carbonato cálcico (CaCO3) en forma de calcita.
Los pequeños cristales se depositan en forma de una corteza calcárea sobre los vegetales presentes en la fuente, manantial o río. Son principalmente los musgos, tallos o cualquier otro vegetal que sirven de apoyo. La superposición de esas capas sucesivas forma la roca llamada toba o tosca.
Cuando el apoyo vegetal muere y desaparece, deja el sitio que antes ocupaba vacío y queda sobre la roca el negativo de ese vegetal que es el responsable de la porosidad de aspecto cavernoso de la toba.
No se debe confundir con la piedra pómez o la toba volcánica o tosca, común en Canarias, formada por materiales volcánicos que emitidos calientes se sueldan y forman una piedra porosa de consistencia media y color desde el rojo al blanco/amarillento.
Esta "piedra" se utilizaba antiguamente como bloque para formar las paredes de una casa, llegando a tamaños de 40x20x50 y de un peso aproximado a los 30-40 kilos, pero debido a su porosidad, filtraba mucho la humedad, causando a veces la aparición demoho en las paredes). Después y debido a su fácil manipulación, ya que, tiene una formación mineral que se deshace al golpearse, se utiliza como ornamentación en la construcción.
Existe el oficio de "tosquero": canteros, casi escultores, que con las herramientas adecuadas preparan las piezas de tosca que pueden formar un arco dándoles la curvatura necesaria y añadiéndoles, según exigencias del cliente, volutas, bordes resaltados para formar el arco total. Un arco (o cimbra) está formado por piezas pares iguales (una pieza para cada lado del arco de igual tamaño y giro) cerrado por una única pieza llamada "clave", la cual es la única que el albañil que lo coloca puede cortar para su ajuste final, a modo de cuña de presión.
En nuestras islas se suele emplear con frecuencia, donde abunda, la tosca para la formación de paredes o dependencias agrícolas, donde no se exija un acabado muy depurado, utilizándose la tosca pequeña o tosquilla para calzar las otras más grandes en la formación de las paredes, labor que se denomina “ripiar”.
Toponimia del lugar
Esta zona fue hasta finales de la década de 1960, el límite del Casco Urbano de San Gregorio, lindando los terrenos de cultivo de plataneras allí existentes con la zona de El Contrapeso.
A partir de estas fechas se produce la expansión urbanística hacia el Naciente y de ahí nos encontramos que se realiza la Autovía de Circunvalación del Casco Urbano, que separa la zona de Las Tosquillas de la denominada El Contrapeso, entre las cuales quedan unas grandes parcelas agrícolas en las que hace aproximadamente unos diez años, se construye la Urbanización Vega de Telde.
Contrapeso, como indica su propio nombre, es poner peso en la parte opuesta o contraria para lograr un equilibrio en una báscula o palanca, que tenga el punto de apoyo en el centro de los brazos.
Esta terminología se empleó en su momento para definir la acción de compensación del valor de los terrenos en función de su condición natural.
Después del reparto de tierras y aguas, tras finalizar la conquista de la Isla, por parte del Gobernador Pedro de Vera se dictan datas para la concesión de terrenos y aguas para ser explotadas por sus beneficiarios, quienes generalmente eran militares participantes en la conquista o colonos hacendados que financiaron parte de la misma.
En estos repartos había terrenos de mayor o menor productividad, por la situación de los mismos, la presencia de agua en sus inmediaciones o la constitución de aquellos. Las zonas pedregosas de poco valor, eran concedidas para compensar aquellas partes que no resultaban beneficiadas respecto a otras de mejores condiciones.
La nominación de El Contrapeso, aparece en documentos testamentarios de mediados del siglo XVII, cuando después de finalizado el ciclo del cultivo de la caña de azúcar, se implanta el cultivo de la vid y se hace necesario expandir las tierras de cultivo a lugares que hasta el momento no eran productivos, originando numerosas labores de rochado de tierras para adaptarlas a las nuevas explotaciones agrarias.
Ahora, las señales que presentan las paredes, los canales de riego, los estanques vacíos, antiguas edificaciones agrícolas medio ruinosas y los terrenos baldíos, constituyen una sinfonía de silencios y mudos lamentos, de aquellos que ausentes ya no trabajan, ya no dejan su sudor sobre la tierra, precisamente porque también ya no están entre nosotros.
La desolación queda petrificada en las tosquillas de las paredes y el ambiente habla de aquello que posiblemente ocurriera, de lo que realmente pudo haber sucedido durante tanto y tanto tiempo frente a lo que se ha contado como historia, del amor por nuestra tierra frente al desamor de la ignorancia o el desconocimiento de aquel, el otro, tu o yo mismo.
Efemérides
Sucedió un día tal como hoy, hace ahora mismo 247 años, es decir el 12 de mayo de 1767, que nace en Badajoz Manuel Godoy y Álvarez de Faría, quien fue un noble y político español, favorito y primer ministro de Carlos IV entre 1792 y 1797, y nuevamente de 1801 a 1808. Fue duque de la Alcudia y de Sueca y príncipe de la Paz, por su negociación de la Paz de Basilea (1795), título éste que años después Fernando VII declararía ilegal y Godoy reemplazaría, ya en el exilio, por el italiano de príncipe de Bassano. Ha sido el español de sangre no real que más poder, títulos y honores acumuló de toda la historia de España.
De origen hidalgo, fue elevado de forma meteórica al poder por Carlos IV, que le concedió títulos y honores, le dotó de una inmensa riqueza y le confió los más altos cargos del Estado, ante la incapacidad de las camarillas cortesanas del inicio de su reinado. Como secretario de Estado (1792-98) y generalísimo (1801-08) estuvo al frente del Gobierno de España durante la crisis europea provocada por la revolución francesa y las ambiciones de Napoleón Bonaparte, que culminó con la invasión francesa de 1808 y la Guerra de Independencia, pocos meses después de la caída de Carlos IV y el propio Godoy a causa del Motín de Aranjuez.
A lo largo de su ejercicio en los cargos, lleno de luces y sombras, logró mantener la situación de España ante el poderío de Francia con una política exterior, algo pragmática y no muy bien entendida; en tanto que otras potencias como Austria, Prusia u Holanda eran humilladas o anexionadas, mientras que en la política interior trató de llevar a cabo un programa reformista ilustrado que generó un profundo rechazo en muchos grupos sociales, en especial entre la nobleza y el clero. Godoy, uno de los personajes más vilipendiados de la Historia de España, ha sido objeto en los últimos tiempos de una serie de estudios rehabilitadores coincidentes con el 150. º Aniversario de su muerte, que sucedió en París el día 4 de octubre de 1851.
También un día tal como hoy, hace ahora mismo 144 años, es decir el 8 de mayo de 1870, el duque de Montpensier escribe una carta a Antonio López Botas, agradeciendo la asistencia del letrado grancanario a la consulta por el solicitada y los prudentes consejos que le dio. El motivo era referido al duelo que mantuvieron el propio duque, casado con la infanta Luisa Fernanda, y el infante Enrique de Borbón. El duque aspiraba al trono de España a lo que se oponía el infante Enrique, quien llegó al insulto y las injurias que provocaron el trágico duelo.
Los dos duques llegaron a la escuela de tiro de la Dehesa de Carabanchel vestidos con la reglamentaria levita negra. Sus padrinos habían discutido las condiciones del duelo con el ritual acostumbrado en aquellos lances de honor, esclavos de una etiqueta caballeresca, más pragmática que caduca, carene de cualquier consideración honorable. Se estableció que dispararían alternativamente, sorteándose el orden y la colocación; se fijó la distancia, 9 metros, marcada por dos piquetes.
Le tocó disparar primero al duque de Montpensier, que erró el tiro; también falló el de Sevilla. El honor ya estaba a salvo, pero al contrario que en otros duelos que se consideraban así resueltos, habían establecido que seguirían disparando hasta que se hiciera sangre. Montpensier hizo pues el tercer disparó de la mañana, con la fatalidad de que impactó justo en la frente de su adversario. El Infante de Sevilla cayó por tierra, muerto y el duque de Montepensier perdió la opción de acceder al trono de España.
Ahora, pensando tras el paso del tiempo y de qué manera cambian las cosas, recordamos como era esta calle de Las Tosquillas en los inicios de la década de 1960. Era un callejón que no tenía salida, su final estaba cerrado por una hermosa finca de plataneras, cuyos frutales solíamos visitar a nuestro paso hacia la presa de don Valentín de Armas, en el barrio de El Caracol. Eran muy pocas las casas que te podías encontrar en el recorrido y toda la carretera estaba jalonada de cultivos de plataneras y otros tantos frutales que hacían las delicias de la chiquillería, no había mala idea en nuestras acciones, solo tomábamos las frutas que comíamos y eso sí, desafiábamos a los hermosos perros guardianes, que generalmente no nos pillaban por muy poco.
El avance de modernidad, que con la adaptación del reformismo ilustrado que introduzco Manuel Godoy en la sociedad española de aquel entonces tuvo un gran valor, tanto como la imparcialidad del trato recibido por parte de los franceses, aunque al final terminaran invadiendo el país. Lo malo es que tienen que pasar 150 años desde su muerte, para que ahora se le pretenda hacer justicia en cuanto a su valía como hombre de estado. Siempre se nos pintó este personaje histórico como un vividor, aprovechado de la protección real, pero nunca en los textos se trataron detalladamente sus dotes negociadoras, máxime en una época en la que el país, aquel imperio español tocaba a su fin en sus diferentes virreinatos con mortal herida en el orgullo de aquellos quijotes.
Estupor nos podría causar el análisis de los comportamientos de los personajes del Infante Enrique de Borbón y el conde de Montpensier, los dos aspirantes al trono de España, pero que ante un situación de agravio tienen la caballerosidad de resolver la situación de honor mediante un duelo hasta que hubiera sangre, bien pudo no ser hasta la muerte, pero casualmente el Infante pasó a mejor vida y sólo deja una tenue sombra en los anales de la historia, sin mayor importancia. Casi todo lo contrario de cómo se producen los hechos en el mundillo de la política hoy en día, en los que aún no luchando por el trono de la nación, son capaces de llegar al insulto y la injuria a fin de quitar de en medio a sus oponentes.
Por suerte, para muchos, hoy en día están abolidos los duelos de reparo en las ofensas, ahora se estila ante el insulto o la injuria mentar la famosa frase de: “Y tu más que yo”, los reparos de la dignidad, la honestidad y la honradez, al parecer no importan mucho o casi nada, la cuestión está en rematar en el momento, el discurso descalificativo del oponente con otra acusación de mayor calibre, hasta el punto de que lo más humilde es realizar un alarde sin parangón de las más sucia intolerancia.
Estas son la gente que gobiernan actualmente la nación y no se cortan un pelo para mentir en los medios de comunicación, a sabiendas de que se graba el barriobajero discurso, pero eso no importa nada en su exitosa carrera de corrupción, totalmente contradictoria y lesiva a los derechos de la ciudadanía, por cuya defensa juraron, en su momento, ante una Biblia, la Constitución y el propio Rey, es decir que se cagan en todo lo que se les pone por delante, amparados en los derechos constitucionales y en un absurdo, injusto e irracional aforismo, preservativo de los bandidos gubernamentales, donde se saben a salvo y totalmente inmaculados. Este no deja de ser un país de pandereta, porrón de vino y toros, por eso mismo no creo en nada de lo que me oferta, menos mal que primero soy canario y en mis entrañas no tengo que aceptar una patria impuesta, a la que nunca he jurado fidelidad ni amor alguno.
Dejamos a un lado nuestra visita de hoy, guardamos en la gena todo lo positivo que hayamos podido tratar y, emprendemos una nueva caminata con rumbo hacia el Sureste, nos vamos a la Urbanización Arauz, para visitar allí la calle Laureano Betancor Suárez, con el fin de saber algo más de la toponimia de la zona y sobre este personaje de la vida municipal, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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