El paseo en esta jornada lo hacemos por el barrio del Lomo de Magullo, donde vamos en busca de la calle Las Lajas, cuyo inicio lo encontramos en la calle la Virgen, desde donde con orientación de Norte a Sur y, tras recorrer unos 70 metros, aproximadamente, finaliza en un fondo de saco o lugar sin salida, tras un recodo que gira hacia el margen derecho.
Por el Poniente linda con la calle Pico Gallo y por el Naciente lo hace con El Callejón.
Esta nominación aparece por primera vez en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1950, pasando a formar parte, desde entonces, del Callejero Municipal del Distrito 4º, Sección 2ª del Censo de Habitantes y Edificios, si bien como nominación de lugar y no de calle.
Esta calle es en sí un callejón o serventía, que hasta antes de su nominación tenía la dirección postal y numeración por la misma calle La Virgen. No obstante, se hizo necesario tras el crecimiento urbanístico experimentado en la década de 1970, proceder a la nominación de estos viales, a fin de facilitar la localización de los vecinos, labor que realiza la Corporación Municipal mediante acuerdo plenario de fecha 28 de marzo de 1996.
Las edificaciones existentes en esta vía se pueden acomodar a un amplio catálogo de estilos arquitectónicos, dependiendo en gran medida de la fecha de edificación de las mismas. Nos encontramos edificaciones de hace aproximadamente un siglo que suelen ser de planta baja y cubierta plana o a dos aguas, así como, también las hay de dos plantas cuya antigüedad es algunas décadas nada más.
Sinopsis de la nominación
Lajas o piedras lajas, en general, es una roca plana, lisa y poco gruesa.
Algunos la describen como una roca sedimentaria que se separa fácilmente en tablas planas debido a la estratificación en los yacimientos.
La laja de esquisto o de caliza relativamente dura, se utiliza para los tejados de las casas, principalmente en localidades de montaña, así como en algunos enlosados. La teja de arenisca micácea procede generalmente de lajares (canteras) o pedreros naturales. Es más gruesa que la pizarra. Algunos especialistas nombran la teja de arenisca micácea como fonolito, debido al sonido de campana que emite si se golpea sobre ella.
Hay algunas de origen volcánico que pertenecen al grupo de las andesitas, rocas características de la Cordillera de Los Andes. Algunas tienen aparición de óxidos de manganeso, hierro y otros minerales, les brindan un color azul metálico, rojo, negro y verde sobre un cuerpo generalmente gris.
En Francia, los techos de teja de arenisca micácea son tradicionales en los Alpes, el Macizo Central (en particular en Lozère), Córcega, el norte de la península de Cotentin y el Périgord.
En España, son conocidos los pueblos de la llamada arquitectura negra de Guadalajara, en los que se utilizan las lajas en los tejados (en este caso principalmente de pizarra) y piedras más gruesas en las estructuras de las casas. También se utilizan en Las Alpujarras de Granada, Las Hurdes, en las poblaciones de los Pirineos y en numerosos pueblos de montaña de Galicia.
La teja de arenisca micácea constituye un material de cobertura pesado. Sólo podría pues cubrir una estructura gruesa, muy sólida, con el fin de soportar su peso. En Saboya, la madera elegida era de árboles resinosos, sobre todo picea debido a su flexibilidad. El alerce, sin embargo más sólido y más resistente a los mohos y a los insectos, se utilizaba menos ya que es menos flexible y más quebradizo. En Córcega, es el castaño la madera que se impone, debido a su robustez.
En las construcciones modernas, la teja de arenisca micácea se hace más rara a causa de su precio, más elevado que en cualquier otra forma de cobertura, como la pizarra o la teja. Además, como es un material difícil de trabajar y raro, casi todas las lajerías francesas han cerrado. Las tejas de arenisca micácea extraídas de las canteras en explotación que son insuficientes (Montdardieren el Gard para la teja de arenisca micácea calcárea), actualmente es necesario importarlas de Noruega, de Italia o de China.
La teja de arenisca micácea sigue siendo sin embargo tradicional sobre numerosos chalets saboyanos y suizos, aunque tienda a ser sustituida por chapas de cinc pintadas. En Córcega se utiliza también abundantemente la teja de arenisca micácea, algunos municipios la llegan a imponer en las construcciones en su plan de uso de los suelos. Antes, las tejas de arenisca micácea por si solas garantizaban la estanquidad, actualmente se coloca una primera estanquidad en hoja elastómero sobre un entarimado y se colocan las tejas de arenisca micácea sobre un segundo entarimado que se basa en la estanqueidad por intermediación de calzos.
Existen tejas elaboradas con cemento que imitan las tejas de arenisca micácea.
Por lo general las lajas son empleadas tanto en el urbanismo, como revestimiento de caminos o calles y en la arquitectura para el revestimiento de paramentos o cubiertas.
La nominación del lugar viene de la propia configuración del suelo, conformado por lajas rodadas o estratos basálticos.
Toponimia-antroponimia del lugar
La toponimia-antroponimia “Lomo de Magullo”, data desde finales del siglo XV, cuando tras finalizar la conquista de la isla, por parte del Gobernador Pedro de Vera, se procede al reparto de tierras y aguas entre los Capitanes que acudieron con hombres e intendencia a su costa, la soldada y posteriormente entre los colonos venidos de fuera.
Telde era una comarca de gran interés por la calidad de sus tierras, sus aguas y el clima casi estacionario. Aunque el gran beneficiado en el reparto de las tierras en la Vega de Telde fue Alonso Rodríguez de Palencia o Palenzuela, también existieron datas importantes a favor de Hernán García del Castillo y su hijo Cristóbal. Otros afamados beneficiarios fueron Alonso de Sorita, Alonso de Matos, Juan Inglés o Francisco de Carrión, entre otros.
Al parecer los terrenos situados en este lomo fueron adjudicados a alguien que se apellidaba Magullo, y como sucediera con las toponimias y antroponimias, los lugares tomaban el nombre de la configuración del terreno y el apellido de su propietario.
Es una zona muy fértil donde casi acaba el sector cumbrero, para dar origen al de medianías, donde el clima es menos extremo y la presencia del agua, convierten el paisaje en un verdadero sueño de hermosura. La espléndida Vega Mayor de Telde se originaba aquí y llegaba hasta el mismo litoral marino. Es un sector donde abundan los nacientes de agua y donde la tonalidad clásica del paisaje es el verde monte.
Si bien el ciclo agrícola de la caña de azúcar ocupaba gran parte del territorio teldense preferentemente en la zona de medianías hasta la costa, se piensa que el mismo pudiera haber llegado hasta la zona del Valle de los Nueve, siendo estas partes altas de cumbre destinadas desde el principio al pastoreo. Las mismas circunstancias se darán con el ciclo de cultivo de la vid, al fracasar el de la caña de azúcar, que aunque se rochan nuevas tierras, todas ellas lo son en medianías donde el clima permite este cultivo con gran prosperidad.
Durante casi todo el siglo XVIII, las diversas plagas del cigarrón africano, la miseria y las epidemias de cólera morbo o el hambre canina, entre otras, hacen que a finales de esa centuria la población de disperse desde la zona del casco urbano hacia el exterior, promoviéndose nuevos asentamientos como El Tabaibal, Jinámar, Valle de Casares, Tara, Higuera Canaria o Los Arenales, entre otros, incluyéndose el de Lomo de Magullo. Estos asentamientos se consolidan por una población eminentemente agrícola-ganadera y antes de mediados del siglo XIX, ya se presentan como barrios o amplios caseríos con identidad propia.
Por la climatología en el lugar, los cultivos más usuales suelen ser el cultivo de la papa, el trigo, verduras y frutales variados, aparejados a los cuales se mantiene una exigua cabaña de ganado ovino, caprino, porcino o vacuno, definiéndose así la tipología de la familia del sector de extrarradio.
Efemérides
Sucedió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 260 años, es decir el 24 de abril de 1754, nació en Las Palmas el 24 de abril de 1754, Luis de la Encina Díaz, hijo del administrador de la Real Renta de Tabacos de la Isla, Simón de la Encina, natural de la localidad alavesa de Arciniega y de Águeda Díaz Perla. De esta misma localidad alavesa procedía el obispo que fue de Canarias, Cristóbal de la Cámara y Murga. Su partida de bautismo inserta en el libro 23 de la antigua iglesia del Sagrario dice: "En Canarias, a 28 de abril de 1754, yo el doctor Francisco Díaz, prebendado de esta Santa Iglesia de licencia parroquial, bauticé, puse óleo y crisma a Luis Gonzaga Francisco Marcos, hijo de don Simón de la Encina y de doña Águeda Díaz, vecinos de esta Ciudad, nacido el día 24 de dicho mes”
Algunas referencias recogidas por tradición, incluso dejadas escritas, señalan que como su padre era mayordomo del obispo Valentín Moran el día de su bautizo llevaron al niño a palacio para que recibiera la bendición del prelado y éste le puso al cuello un pectoral advirtiendo a su madre que "lo guardara para cuando fuera obispo". Dicen algunos biógrafos que desde temprana edad manifestó inclinación al estado eclesiástico convirtiéndose a la edad de 14 años en familiar del obispo Cervera a quien acompañó cuando fue trasladado a la Diócesis de Cádiz en 1777, donde pasó a ser alumno de un colegio jesuita en cuya capital gaditana fue ordenado de presbítero. Regresó de nuevo a Gran Canaria donde obtuvo por oposición la canonjía de magistral y después la de maestrescuela y arcediano, convirtiéndose en un gran orador sagrado
Luis de la Encina Díaz, gobernó personalmente la Diócesis de Arequipa (Perú) durante cinco años, seis meses y ocho días hasta el 19 de enero de 1816 en que falleció, tras una larga y penosa enfermedad, se dice, a las doce de la noche, siendo sepultado según su propia voluntad, en el cementerio del entonces barrio arequipeño de Miraflores, uno de los 29 distritos municipales de aquella ciudad, camposanto que quedó en desuso en 1833 cuando Simón Bolívar mandó construir el actual llamado de Apacheta, por encontrarse el primitivo algo alejado de la población, y cuya sepultura ya no existe, a pesar de la veneración que el pueblo arequipeño tenía hacia el prelado grancanario. Dejó su biblioteca al Cabildo catedralicio.
Se cumplen hoy precisamente 121 años de aquel 24 de abril de 1893, día en el que llegan a Gran Canaria los Infantes Eulalia de Borbón y Antonio de Orleans, a bordo del vapor “Reina Cristina” que hizo escala en la isla para continuar viaje hacia Chicago, a donde los infantes acudían en representación de la familia real española. Hicieron la entrada a la ciudad acompañados por el alcalde accidental Diego Mesa de León, siendo aclamados durante el trayecto por los ciudadanos canarios. Las calles estaban adornadas con banderas y grandes arcos de flores que daban la bienvenida a los ilustres visitantes. Después del “Te Deum” en la Catedral de Canarias, se retiraron a descansar al Palacio Episcopal, cedido en calidad de residencia por el obispo.
Por la tarde dieron un paseo por la carretera del Centro, viajando en coche de caballos, al regreso a la capital, por la noche asistieron al Teatro para presenciar la representación de la obra “El barbero de Sevilla”, en función de gala. La infanta Eulalia nació en el Palacio Real de Madrid en 1864; era la hija menor de la reina Isabel II y del rey consorte don Francisco de Asís de Borbón, aunque su verdadera paternidad ha sido disputada. Doña Eulalia se parecía físicamente a su madre, pues era rubia y de ojos azules, aunque tenía buena figura, y su carácter era independiente y levantisco, y chocaba frontalmente con el de su hermana mayor, la infanta doña Isabel ("la Chata"), que tenía frecuentes encontronazos con ella. Su educación transcurrió en Madrid hasta 1868. Cuando su madre fue derrocada por la Revolución Gloriosa, y desde entonces fue educada en privado en París y posteriormente en el Colegio del Sagrado Corazón de la capital francesa.
La joven Eulalia se instaló, con su madre y sus hermanas Paz y Pilar en el Palacio de Castilla, situado en la avenida Kleber de París. A pesar de que su hermano Alfonso XII ascendió al trono español en 1874 tras la renuncia de su madre un año antes y la caída de la Primera República Española, la infanta y sus dos hermanas no pudieron regresar a España hasta 1876.Tras el fallecimiento de su hermano, Alfonso XII, Eulalia era la única de sus hermanas que permanecía soltera (Isabel era viuda y no deseaba volver a casarse, y Paz estaba casada con su primo, el príncipe Luis Fernando de Baviera; la infanta Pilar había fallecido repentinamente en 1879. Como parte de una promesa que le había hecho al difunto rey, la infanta se casó en contra de su voluntad y por razones de Estado, el 6 de marzo de 1886 en Madrid con su primo carnal, Antonio de Orleans y Borbón, futuro duque de Galliera.
El papel de los monarcas, especialmente en España, ha jugado un momento importante en otras épocas, fueron determinantes en las decisiones que afectaban directamente al pueblo tanto en sus relaciones nacionales como internacionales.
Durante la Edad Media, los árabes habían conquistado buena parte de la Península Ibérica. A principios del siglo XV existían 4 grandes reinos que habían logrado expulsar a los musulmanes de su territorio: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. El reino de Granada era el último reducto musulmán en la Península.
En 1469, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla contrajeron matrimonio, uniendo dinásticamente los dos reinos más poderosos. Esta unión de fuerzas permitió expulsar a los musulmanes de Granada y conquistar Navarra, para incorporar ambos territorios a la Corona.
Se considera, generalmente, pues, que la Monarquía española tiene su origen en la unión personal y dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, llamados Reyes Católicos (Catholicos reges, et principes) por el papado desde el 4 de mayo de 1493 en razón de la conquista de la Península Ibérica al Islam y el proyecto evangelizador del Nuevo Mundo; y que procuraron llevar una política de acción común.
No obstante, desde entonces y hasta llegar a nuestros días, recorriendo las páginas de la historia, nos encontramos con la figura de diversos monarcas españoles, comprometidos en mayor o menor medida, con sus obligaciones como mandatarios únicos en el servicio y guía en los designios de la nación.
Los hubo quienes fueron honestos en sus relaciones con los propios ciudadanos y también con otros monarcas en el ámbito internacional, gozando de cierta fama y consideración ante aquellos, consiguiendo ganarse el respeto de otras naciones. Aunque por otra parte, encontramos a muchos que mejor no hubieran existido, ya que, sus gobiernos fueron desastrosos dejando las decisiones gubernamentales en manos de sus validos y ministros, quienes camparon a sus anchas en el derroche, la corrupción, los vicios, la opulencia y la injusticia, mientras el pueblo se debatía en guerras irracionales o se moría de hambre.
Estas circunstancias, no cabe la menor duda, que fueron las que deterioraron en gran medida la consideración de la ciudadanía hacia la monarquía, estallando brotes antimonárquicos y republicanos, que desplazaron históricamente en diversas ocasiones la hegemonía de aquella.
Actualmente el término Monarquía Española designa la organización política del Gobierno y del Estado en España, y cuya trayectoria va desde la unión dinástica de los reinos peninsulares en los descendientes de los Reyes Católicos, reformándose durante el nuevo régimen hasta la actualidad en España, interrumpida únicamente en los períodos de la Primera República (1873–1874), la Segunda República (1931–1939) y el régimen franquista (1939–1975)
La actual monarquía española es de carácter simbólico y representativo, recayendo en el Rey como personificación de la Corona las facultades de: Jefe del Estado. Símbolo de su unidad y permanencia. Árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones. Representación a nivel internacional.
Facultades efectivas: Mando supremo de las Fuerzas armadas, se atribuye directamente al Rey, aunque no puede ejercerse sin refrendo, parece que puede corresponder al Rey, cierta iniciativa. Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, no pudiendo autorizar indultos generales. Patronazgo de las Reales Academias. Proponer el candidato a Presidente del Gobierno, y en su caso, nombrarlo, esta es la facultad constitucional que tiene mayor transcendencia política. Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su presidente. Expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros y conferir los empleos civiles y militares y conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes. Ser informado de los asuntos del Estado y presidir cuando estime oportuno las sesiones del Consejo de Ministros siempre a petición del Presidente del Gobierno.
En relación con el poder legislativo, el rey puede: Sancionar y promulgar las leyes. Esta potestad del rey, constituye un reflejo del poder legislativo que en otros momentos encarnaba el rey. El rey no se puede negar, que dispone para ello de quince días. Convocar y disolver las Cortes y convocar elecciones, según los términos previstos en la Constitución. Esta prerrogativa precisa el refrendo del Presidente del Congreso y en otro caso precisa la propuesta del Presidente del Gobierno. Convocar referéndum en los casos previstos en la Constitución, mediante propuesta del Presidente del Gobierno.
Respecto a la Política internacional, puede el rey: Acreditar a los embajadores y otros representantes diplomáticos. Manifestar el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por medios de tratados, de conformidad con la Constitución y las leyes, es distinto el órgano al que corresponde prestar el consentimiento y el Rey, al que corresponde manifestarlo. Al rey le corresponde previa autorización de las Cortes Generales declarar la guerra y hacer la paz.
La Corona Real, no deja de ser hoy en día una institución meramente representativa, que no hace falta alguna en el sistema democrático del país, máxime si se tiene en cuenta que los actuales comportamientos de los miembros de la Familia Real y del propio rey, con sonados escándalos sociales a nivel internacional incluso, van en detrimento del espíritu que debiera investir dicha institución cara a la ciudadanía, la cual lejos de reverenciar sus acciones y consideración, les abuchea y les descalifica personalmente y en la prensa cotidiana.
Por suerte, ya no existen aquellas consideraciones que el vasallo había de dispensar a su rey y señor, ahora la Casa Real es una institución que mantenemos entre todos los contribuyentes con los impuestos que pagamos y, por ello mismo, tenemos perfecto derecho a opinar sobre la necesidad o inutilidad de la existencia de esta institución en un sistema democrático moderno y el elevado coste que la misma nos supone, sin que su concurso sea de necesidad e importancia alguna.
Se repiten los escándalos históricos de personajes como el de la Infanta Eulalia de Borbón, a la cual no se le resistía al parecer, ningún candidato sobre el que posase sus azules ojos, sin importar mucho el oficio o condición social de aquel. Las constantes disputas con su hermano el rey Alfonso XII, quien termina por exilarla y la vergüenza que hizo pasar en más de una ocasión a la Casa Real por sus alocadas y viciosas aventurillas, de hotel en hotel o de embajada en embajada.
Hoy en día, los escándalos son de otra índole, hay quienes a pesar de vivir en la opulencia en la que han vivido, son capaces de no ser honestos ni honrados, tanto en el ámbito personal como en su representación oficial y se han metido en unos casos de corrupción sin necesidad alguna, debido al acomodo en el que vivían, tenían la obligación de ser cuando menos ejemplarizantes dentro del modelo a seguir por la sociedad española, salvando las distancias correspondientes, claro.
Mientras tanto, hay quien ni se entera del cacao y salta a las primeras páginas de la prensa por ciertas vicisitudes que se dieron en una casería de elefantes. Cuando ya los ríos de tinta habían corrido, aparece en los medios de comunicación con cara de circunstancia y tratando de dar firmeza a la máxima de que “La ley es igual para todos”, creo que no se lo creyó ni el mismo por mucho rey que sea o pretenda ser para los españoles.
Entre los españolitos de a pie corre el chiste de que en vez de “Abogado de Oficio, lo que tiene que tener cada ciudadano es un “Fiscal de Oficio”, así al igual que a la Infanta Cristina, puede que se nos considere “no imputados”, por no saber cualquier cosa de la que se nos pueda acusar, salvo que toda esta parafernalia sea el cuento para justificar acciones contradictorias en su totalidad cara a la ciudadanía, entre los que se pudieran buscar los culpables de la muerte del torero “Manolete”, incluso.
Menos mal, que amén de considerarme antimonárquico me tengo exclusivamente como canario de corazón, la consideración de la nacionalidad española es una imposición que no podemos evitar, pero que tampoco nos hace ni chicha ni mora. La aprovechamos para pasear más o menos libre, por Europa, sin gritar mucho la nacionalidad de español, para evitar así que me hagan señas sobre el folclore andaluz o los toros, dos iconos que aún les quedan pendiendo de un hilo a los de hispania.
Nos echamos la gena a la espalda, guardando en ella todo lo positivo que hayamos podido tratar en esta crónica e iniciamos una caminata hacia el Naciente, nos vamos al barrio de San Isidro, con el fin de visitar la calle Las Remudas, al objeto de saber algo más del lugar de ubicación de este vial y sobre esta toponimia, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras tanto.
Sansofé.
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