Nos hemos ido a pasear a la Urbanización de Clavellinas, que no es otra que la zona alta que se encuentra en el extremo Sur de la Playa de Melenara, y allí, vamos en busca de la calle La Pinta, encontrando su inicio en la calle Cristóbal Colón, desde donde parte con orientación Poniente-Naciente y, tras recorrer unos 90 metros, aproximadamente, va a finalizar en su confluencia con la calle Palos de Moguer.
Por su lado del Norte linda con la calle Hermanos Pinzón, mientras que por el Sur lo hace con la calle Juan de la Cosa.
Es ésta una nominación que aparece por primera vez en los Censos de Población y Edificios referidos al 31 de diciembre de 1970, y la misma forma parte del Callejero que conforma el Distrito VI, Sección III del mismo.
En toda la Urbanización de Clavellinas, se guarda analogía entre las nominaciones existentes, ya que, casi todas se refieren al hecho histórico del descubrimiento de América, los Viajes Menores y los protagonistas históricos de la navegación, desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVIII.
Sinopsis de la nominación
La Pinta fue una de las dos carabelas que usó Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo en 1492. La otra carabela era La Niña. La tercera embarcación, la Santa María, en realidad era una nao o "carraca" y no una carabela. La Pinta había sido construida en los astilleros de Palos pocos años antes del primer viaje. Fue elegida por Martín Alonso Pinzón por sus cualidades náuticas, ya que él mismo la había alquilado anteriormente; la costeó el consejo de Palos.
Su nombre hizo pensar a algunos historiadores que pertenecía a la familia Pinto, pero en realidad fue alquilada a los armadores Gómez Rascón y Cristóbal Quintero, que fueron en ella a América como marinos, por lo que probablemente su verdadero nombre fuera "La Pinta". Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de trinquete y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el palo de popa, llamado mesana, portaba una vela latina.
La Pinta era la más velera de las tres naves colombinas (La Pinta, La Niña y la Santa María) y con frecuencia tenía que esperar a las otras dos durante el histórico viaje, debido también a las dotes del capitán Martín Alonso Pinzón. El 8 de octubre, en lucha por llegar los primeros a descubrir las nuevas tierras, alcanzó una velocidad de 15 millas por hora, una milla de la época equivale a 0,8 millas náuticas actuales, por lo que su velocidad sería de unas 12 millas por hora.
La Pinta, separada de la expedición por un temporal en el viaje de vuelta fue la primera en arribar a un puerto europeo. El 1 de marzo de 1493 alcanzó el puerto de Bayona , provincia de Pontevedra (Galicia).
Desde que fue declarada fiesta local oficial en 1974, se celebra anualmente la Fiesta de la Arribada en la villa de Bayona, recreando un mercado medieval y teatralizando la llegada de la embarcación con la noticia del descubrimiento.
Con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América se construyó en Isla Cristina una réplica que repetiría, junto con las réplicas de la Niña y la Santa María, el itinerario del viaje original, fue botada el 8 de agosto de 1989 en el puerto de Isla Cristina en un acto presidido por la infanta Cristina. Dicha réplica se conserva en el Muelle de las Carabelas, en Palos de la Frontera.
Otra réplica idéntica a esta se puede visitar en el muelle de Bayona, en el Museo de la carabela Pinta.
Toponimia del barrio
La toponimia Clavellinas, es aquella que da nombre a una amplia meseta que se encuentra al Sur de la Playa de Melenara, en la cual hasta finales de la década de 1950 se ubicaba una hermosa finca de los Herederos de Don Antonio Gómez Díaz, quienes después de entrar en declive el ciclo agrícola del tomate y la exportación del mismo a mercados europeos, destina gran parte del suelo al cultivo en invernaderos de clavellinas, derivándose de ahí el origen de la toponimia, del sector y de la propia finca.
Hasta entonces, las edificaciones que existían en el sector era una hilera de viviendas de veraneo que enmarcaba el litoral desde Melenara a Salinetas, las cuales eran generalmente de una planta y con cubierta plana. En el extremo Poniente de la finca existía una carretera de tierra que también conducía a la Playa de Salinetas y que más tarde es asfaltada como acceso a las instalaciones de la industria de la Compañía Industrial del Nitrógeno, S.A., conocida como CINSA o más familiarmente como “la fábrica”.
En menos de una década, la finca de Clavellinas se deja de cultivar y sus propietarios recalifican el suelo urbanizándolo y a partir de ahí el ritmo de construcción de edificios ha sido casi constante, conformando casi todo un barrio con algo más de una veintena de viales y una densidad de población considerable, que ya no es simplemente de veraneo, si no que se afincan como residentes permanentes.
Las edificaciones que hoy nos encontramos en Clavellinas, son modernas y de varias plantas, así como, variada configuración. Existen edificaciones de tres, cuatro y hasta de cinco plantas, lo que en algunos lugares más próximos al litoral o a las playas, no deja de suponer toda una incongruencia y una lesión directa a cualquier estudio de sombras que prevé la legislación urbanística para proteger el Medio Ambiente y el uso y disfrute de los ciudadanos. Una vertiente más de la desgraciadamente famosa especulación del suelo, que en su afán económico, priva a la ciudadanía en general del uso y disfrute de las horas de sol natural, al proyectar las edificaciones, por su inmediatez, sombras en zonas de baño.
En cualquier caso, el sector es bonito, moderno y se conserva limpio, contando con todos los servicios necesarios para ser calificado como un lugar propio de una alta calidad de vida, en el que se apetece vivir y pasear bajo la expectativa de encontrarte, siempre que camines hacia el Naciente, con ese testigo fiel de nuestros tiempos… el Atlántico.
Paradójicamente, este Océano Atlántico es la vía de los viajes que se han dado en otros siglos, mediante la emigración de españoles, franceses, italianos o cualquier otra nacionalidad europea, que huyendo de las crisis económicas o de las represiones político-militares se instalaron allí, ya fuera en Chile, Ecuador, Argentina o cualquier otro país del Continente Americano, quedando integrados y formando parte esencial de su población actual los descendientes de aquellos, que como criollos mantienen orgullosamente una nacionalidad nacida del mestizaje, en muchos casos.
Lo denigrante, tal vez sea, que después de varios flujos migratorios desde Europa hacia otros continentes, como es especialmente el Americano, después de que otras tantas generaciones hicieran fortuna en aquellas tierras o simplemente supervivieran a las miserias europeas de entonces, ahora… cuando el flujo migratorio es en sentido contrario y por los mismos motivos que indujeron a los europeos a hacer la emigración histórica, seamos tan inhumanos y tan mala gente, que despreciemos, marginemos y maltratemos a aquellos que desde allí vienen, a pesar de considerarnos integrados en una sociedad rica, desarrollada y del Primer Mundo, en la cual la memoria histórica ha muerto, se ha perdido o conviene ignorar.
Efemérides
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 183 años, es decir el 13 de marzo de 1831, nace en la ciudad de Telde el que fuera famoso doctor Gregorio Chil y Naranjo, concretamente en el inmueble que existiera en la hoy calle Licenciado Calderín, nº 6, actualmente ocupado por las instalaciones del Centro Santa Rosalía, del Cabildo Insular. Su familia, de cierta posición social, estaba formada por Juan Chil Morales (maestro) y Rosalía Naranjo. El joven Gregorio toma contacto con los estudios en su propia casa y desde muy joven conoce textos griegos y romanos, teorías platónicas y aristotélicas, de la mano de su tío Gregorio Chil Morales beneficiado de la Parroquia de San Juan. A la edad de 17 años se traslada a París para estudiar la carrera de Medicina y Cirugía, a la vez que adquiría amplios conocimientos de antropología.
Diez años más tarde regresó a Gran Canaria, después de convalidar su título en Cádiz. Abrió su consulta médica en la calle de Los Balcones, en Las Palmas de Gran Canaria y a la par que atendía su consulta, iba profundizando en sus conocimientos antropológicos, cuyos resultados presentó en los congresos de de Lille en 1874, Nancy y Nantes en 1875 y en el Universal de parís en 1878. Un año más tarde publicaría su primer tomo de los “Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias”, contando para ello con la colaboración de Juan de Padilla y los hermanos Martínez de Escobar.
El segundo tomo de esta obra se edita al año siguiente y parte del tercero en el año 1891, cuyo texto fue condenado por el Obispo Urquinaona, quien prohibió la lectura de las obras por mantener las teorías darwinianas. Esta decisión episcopal motivó la revalorización de la obra de forma considerable, no solo en Gran Canaria, sino en París y Londres. En el año 1879 fundó el Museo Canario, al que se entregó por completo, donando la casa donde se ubica hoy en día el mismo, su biblioteca particular y la finca anexa, para garantizar, con sus rentas, el futuro del centro. Gregorio Chil fue director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Donó en Telde la casa donde nació, para que fuera destinada a Hospital de San Rosalía, en memoria de su madre. Falleció en Las Palmas de Gran Canaria el día 4 de julio de 1901.
También sucedió un día tal como hoy, hace ahora mismo 51 años, es decir el 13 de marzo de 1963, nace en la ciudad de Rosario (Argentina), Rodolfo Fito Páez, quien desde muy joven inicia una carrera meteórica en las artes como compositor, cantautor y pianista, cineasta y guionista. Fue integrante de la llamada “Trova rosarina” y uno de los más importantes exponentes del rock argentino. Su obra musical está compuesta por 17 álbumes de estudio entre los que se incluyen “La, la, la” (con Luis Alberto Spinetta) y “Enemigos íntimos” (con Joaquín Sabina), cuatro álbumes en vivo y el maxi single “Corazón clandestino” (de 1986). El artista logra su definitiva proyección internacional a principio de los años noventa, cuando publicó los álbumes “El amor después del amor” (1992) y “Circo beat” (1994), que se convirtieron en grandes éxitos comerciales, vendiendo entre ambos más de un millón de copias.
Ha incursionado en el ámbito cinematográfico como director y guionista de un mediometraje y dos películas. En su trayectoria artística de más de 30 años, ha logrado innumerables reconocimientos y cinco premios Grammy Latinos. Los dos primeros los conquista en el año 2000 como mejor cantante masculino de rock por su álbum “Abre” (1999) y «Al lado del camino» como mejor canción de rock. Entre 2007 y 2009 recibió tres Grammy consecutivos y en categorías diferentes: «mejor álbum de rock vocal», por “El mundo cabe en una canción”, mejor álbum de cantautor del año por Rodolfo y mejor álbum vocal pop masculino, por su disco “No sé si es Baires o Madrid”. También la Fundación Konex le otorgó en 1995 el Premio Konex de Platino como mejor compositor de rock de la década en Argentina. Luego, en 2005, obtuvo el Premio Konex - Diploma al Mérito como uno de los cinco mejores compositores de rock de la década.
A finales de 2011 Fito Páez grabó el álbum de estudio Canciones para aliens, siendo el primer trabajo donde no aparecieron canciones escritas por él. Se trata de versiones y traducciones de canciones famosas con la finalidad de ser enviadas al espacio, para ser escuchadas por alguien en algún recóndito lugar del universo. La producción y los arreglos estuvieron a cargo de Leo Sujatovich. De las 14 canciones, cinco son cantadas a dúo y entre los autores hispanos versionados destacan: Chico Buarque, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat y Charly García. Mención especial merece la versión del tema «Un beso y una flor»,
popularizada por Nino Bravo en 1972 y «Las dos caras del amor» una traducción libre de la canción «Somebody to love» del grupo Queen. En julio de 2011 escribió una nota de opinión donde refiriéndose al resultado de las elecciones en Buenos Aires, en las que el por entonces Jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, fue reelecto, comentó que «da asco la mitad de Buenos Aires». El hecho generó denuncias de discriminación, y una gran polémica entre críticos y quienes en general sin suscribir los dichos defendieron el derecho de expresión de Fito, así como una respuesta irónica del gobierno de la ciudad. Finalmente, el fiscal resolvió archivar la causa por considerar que eran opiniones en el marco del derecho a la libre expresión.
Mientras contemplamos este fulgurante amanecer, en el que parece que el propio cielo quiere explotar como si de un volcán se tratara, sentado en nuestro mirador particular, pensamos en las temáticas tratadas hoy.
De un lado recordamos la extraña sensación que vivimos cuando recorrimos la Comunidad Autónoma Andaluza, al visitar en la provincia de Huelva, en el municipio de Palos de la Frontera, frente a las réplicas de las dos carabelas y la nao que conformaron la expedición de Cristóbal Colón en su viaje al Nuevo Mundo. No pudimos evitar la admiración hacia aquellos marinos que con unas naves de condiciones muy escuetas, se hicieron a la mar atravesando el Atlántico, haciendo frente a todo tipo de fenómenos climatológicos y al propio mar. Más que exploradores o conquistadores, eran unos verdaderos aventureros, en los que la valentía predominaba sobre cualquier otra consideración.
La grandeza e importancia de las realizaciones que en vida hiciera nuestro paisano Gregorio Chil y Naranjo, no solo en los trabajos de investigación antropológica sobre los primeros pobladores de las islas, sino también sobre muchas de las enfermedades que acaecían entonces, propias de la climatología de nuestra tierra, donando el inmueble donde se ubicaría el Hospital de Santa Rosalía en Telde. La relevancia social de sus acciones respecto al Museo Canario, con su rico patrimonio histórico-artístico-antropológico, cuya sede también donó para perpetuar su trabajo y la continuidad del mismo en futuras generaciones.
Y por ultimo, también recordamos allá por la década de 1980, ver en Telde la actuación de un Fito Páez, aún desconocido para muchos de este lado del Atlántico, con aquella “Trova rosarina”. Un Fito Páez con una melena a lo afro totalmente desconocido para la gran mayoría, pero que al poco pudimos identificar cuando unos meses más tarde sale al mercado aquel hermoso trabajo titulado “Corazón clandestino”, que arrastró tras de de sí la figura del argentino hasta todos los países de habla hispana.
Son todos ellos momentos importantes en la vida que de alguna forma marcan la pauta o la senda por la que luego guiamos nuestros pasos en el futuro, en muchas ocasiones sin darnos cuenta de la influencia o relevancia de aquellas, las cuales propician en nuestro presente un estado de cosas y circunstancias que consideramos normales, de andar por casa, tal vez por desconocer la importancia que las mismas tuvieron en su momento y los escollos que hubieron de salvar entonces.
Las nefastas consideraciones que inicialmente se tuvieron hacia Cristóbal Colón y los marinos que le acompañaron, llegando en ocasiones a rayar la burla, claro está dentro de la ignorancia de la gran mayoría y las propias personalidades de la corte y realeza.
La consideración que el Sr. Obispo Urquinaona, tiene contra la obra del Dr. Gregorio Chil y Naranjo, llegando incluso a la excomunión del patricio teldense o a prohibir la lectura de sus textos a todo cristiano, de cuya aberración llegamos a la conclusión de que muy pocos le hicieron caso alguno o por el contrario había muy pocos fieles católicos. Ni que decir tiene la consideración que al respecto hubiese tenido el propio Chil y Naranjo y/o la importancia que a la misma llegara a dar. El tiempo fue su propio juez y una vez más la razón inquisitorial de la iglesia tropieza contra el concepto de lo humano como expresión creativa de El.
Fue en aquellos años de la década de 1980, en los que un nutrido número de artistas destacan elevando su voz en protesta por la privación de los derechos humanos, contra las guerras y contra cualquier tipo de injusticia que en el mundo se cometiera y, el mensaje que lanzaron gente como Fito Páez, Sabina, Silvio Rodríguez y otros tantos, se convirtió en la razón y la forma de pensar de varias generaciones. Se decían cosas concretas en defensa de los derechos de los oprimidos y por ello, eran perseguidos por los sistemas gubernativos dictatoriales que aún pervivían, era una lucha constante atrincherados en el día a día, en las Universidades, en los puestos de trabajo, en la vida misma.
Dando por finalizada nuestra visita de hoy, emprendemos la caminata llevando la gena llena de sentimientos de esperanza, dirigimos nuestros pasos ahora, hacia el Noroeste como si navegáramos tierra adentro y contra la brisa, en dirección al barrio de San Antonio, donde visitaremos la calle La Portada, con el fin de saber algo más del lugar y de esa peculiar toponimia, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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