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Martes, 16 de Diciembre de 2025

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Calle La Matanza (Foto Luis A. López Sosa) Calle La Matanza (Foto Luis A. López Sosa)

Lomo Blanco recuerda La Matanza

Una calle hace referencia al ataque de las tropas de Juan Rejón en 1478 a un pueblo aborigen

Cristina Domingo, 02 de Febrero de 2014 Tiempo de lectura:

Hoy retomamos nuestro paseo por el barrio de Lomo Blanco, donde vamos en busca de la calle La Matanza, cuyo origen lo encontramos en la intersección del Camino al Maipez con el Camino al Lomo Blanco, desde la cual parte con orientación Naciente-Poniente y, tras recorrer unos 900 metros, aproximadamente, finaliza en el cauce del Barranco de Las Goteras.
 
Tiene como lindante por el Norte el Camino a Hornos del Rey y por el Sur el Camino a la Sima.
 
Esta nominación aparece en documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1960, si bien, la misma data de mucho tiempo antes, figurando además en el libro del Sr. Hernández Benítez, titulado “Telde”, que se editó en el mes de mayo de 1958.
 
Al ser una zona eminentemente rústica, con edificaciones que se pueden considerar de ámbito rural, los callejos o serventías que acceden a las diferentes propiedades siguen sin contar con una nominación propia.
 
Esta nominación se encuentra formando parte del callejero del distrito 3º, sección 10ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Sinopsis de la nominación
La Matanza es una toponimia que hace referencia a los hechos acaecidos en el pueblo aborigen denominado “La Ollería”, en las inmediaciones del Lomo Blanco, poblado pequeño de pacíficos artesanos que fue atacado a finales del año 1478, por las tropas de Juan Rejón que desembarcaron en la Playa de Jinámar.
 
En este ataque, por parte de los castellanos se cometió la barbarie de matar a ancianos, mujeres y niños que habitaban el poblado, carente totalmente de defensa. Toda una gesta que honró a Castilla y la gloria de Dios.
 
Fue una de las tantas correrías y pillaje de ganado que a modo de castigo practicaban las tropas de Juan Rejón contra la población aborigen, tanto los asentamientos costeros como pequeños poblados del interior.
 
Varios meses antes se produjo la batalla del Guiniguada, en la que las tropas aborígenes acaudilladas por Doramas, Adargota y Maninidra, del cantón de Telde, fueron severamente derrotadas por los castellanos. La causa al parecer fue la descoordinación con las tropas que desde el Norte tendrían que luchar al mando Bentaguayre, Tazarte y Autindana, las cuales no aparecieron en el momento previsto. Esta derrota minó bastante la moral de los aborígenes que empezaron a sentir desconfianza en la victoria sobre los invasores.
 
Tras estos hechos, al parecer se produce un tiempo de calma en el que los castellanos refuerzan sus fortificaciones junto al Guiniguada y desforestan los alrededores para evitar imprevistos o sorpresas.
 
Durante el mes de Julio de 1478, los aborígenes al mando de Maninidra, atacan de nuevo el Real de Las Palmas y los castellanos en posición más ventajosa hicieron uso de su armamento: ballestas, arcabuces y falconetes, diezmando gran parte de las tropas aborígenes sin problema alguno, el resto lo hicieron varias cargas de caballería. Los aborígenes comprendieron que los castellanos eran inaccesibles para ellos en su propio terreno.
 
Toponimia del lugar
Lomo Blanco, como su nombre indica es una toponimia que describe la conformación del lugar, un lomo cuyo suelo es rico en cal, predominando esta tonalidad en el paisaje, la cual a su vez hace contraste con alguno mantos de lava volcánica o lapilis, procedentes de los conos volcánicos existentes en las inmediaciones.
 
El suelo en gran parte por este sector del municipio, está formado por los materiales expulsados por los volcanes que forman el parque volcánico de Gallego, los cuales tienen una antigüedad aproximada a los finales del cuaternario, formando gran parte del relieve del entorno, como es el caso de toda la isla.
 
Otra toponimia cercana y relacionada con ésta es la de Hornos del Rey, que según reseñas del Dr. Hernández Benítez en su libro “Telde”, publicado en el año 1958, es una toponimia que viene de la existencia de un horno de cal, como los que hubieron en El Goro y también en El Calero, desgraciadamente desaparecido en su mayoría.
 
Fueron estos hornos controlados por el poder gubernativo en los inicios del siglo XVII y hasta llegado el final del siglo XIX, dado que de los mismos se obtenía el preciado material para construir los edificios. Se regentaban al parecer por concesiones anuales en subasta.
 
Dejaron de trabajarse a finales del siglo XIX, cuando se descubre y fabrica el cemento que junto a la arena forma el mortero para enlucir y junto a la piedra el aglomerado para las estructuras y los forjados.
 
Lamentablemente, se ha expoliado el medio ambiente mediante canteras de extracción de estos materiales muy considerados en la construcción hasta el punto, de que nadie ponga remedio a esta agresión medio ambiental, aún hoy en nuestros días.
 
Cuenta la leyenda que de una de las vetas de cal que allí existían, fueron construidas por un labrante las pilas bautismales de la Iglesia de la Concepción en Jinámar y las de San Antonio Abad y la Catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria.
 
Lo cierto es que estos hornos, ya no quedan testimonios, salvo el existente en El Goro, los demás no se han conservado y éste último está a punto de desaparecer, igualmente que desapareció la importancia de la cal entre los materiales de la construcción en los inicios del siglo XX.
 
Efemérides
Un día tal como hoy, hace ahora mismo 477 años, es decir el 2 de febrero de 1536, el adelantado Don Pedro de Mendoza funda por primera vez la ciudad de Buenos Aires, con el nombre de Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. De apenas una manzana de extensión, fue sitiada por el hambre y destruida por los pueblos originarios de la región en 1541. La expedición de Pedro de Mendoza estaba integrada por dos sacerdotes, en cuyo convento de la ciudad española de Sevilla se veneraba a la "Virgine di Bonaria" (La Virgen del Buen Aire), culto originario de la ciudad de Cagliari, Italia, quienes sugirieron honrar a la virgen con el nombre de la ciudad.
 
La actividad económica principal de las colonias españolas en América del Sur, estaba concentrada en la extracción de oro y plata, principalmente en la ciudad de Potosí, en el Virreinato del Alto Perú. El transporte de esos metales preciosos se hacia por barco y mula hasta la costa del pacífico de Panamá, luego por barco hasta el Callao y de ahí por mar hacia España. El recorrido de las mercaderías traídas de España era el inverso. Esto implicaba grandes costos de transporte y riesgos ante ataques de piratas. El rol que entonces ocupaban las ciudades de la actual región argentina era secundario y menor.
 
Buenos Aires fue fundada por segunda vez por Juan de Garay el 11 de junio de 1580 con el objetivo de construir un puerto que redujera los costos de transporte entre el Alto Perú y Europa. Junto a este rol de intermediario comercial, otra actividad que floreció en la Buenos Aires fue el contrabando, especialmente con el Brasil. En 1617 Buenos Aires se convierte en la sede de la Gobernación del Río de la Plata bajo dependencias del Virreinato del Alto Perú. Competiría desde entonces con Montevideo y Lima por sus condiciones de puertos. El 8 de mayo de 1776, el rey Carlos III designa al primer virrey del Río de la Plata: Don Pedro de Cevallos, y Buenos Aires pasó a ser la capital del Virreinato del Río de la Plata.
 
 
También un día tal como hoy, hace ahora mismo 82 años, es decir el 2 de febrero de 1932, se comunica por el Gobierno la orden de que todos los sacerdotes jesuitas, debían abandonar la Isla de Gran Canaria, en cumplimiento del artículo 26 de la Constitución, que establecía la disolución de aquellas órdenes religiosas que, por sus estatutos, admitieran votos especial de obediencia a autoridad distinta a la legislativa del Estado. Solamente se reconocían válidos los tres votos canónicos. El decreto de expulsión de los jesuitas se había firmado el día 23 de enero de 1932 y esta era la tercera expulsión del territorio nacional de los religiosos de dicha orden. El edificio destinado a colegio situado en la calle Juan E. Doreste, quedó vacío, por lo que se dedicó a Instituto. Había sido construido en el año 1922, con planos del Arquitecto Fernando Navarro.
 
 
En el territorio peninsular, eran las once de la noche (por lo tanto, con alevosía y nocturnidad) del día 23 de Enero de 1932 cuando el presidente de la II República "española" -Manuel Azaña- mandaba a Fernando de los Ríos, a la sazón ministro de Justicia, la orden por la cual se procedía drásticamente a la "disolución en territorio español de la Compañía de Jesús". Entre las razones que se barajaban para decretar la disolución de los jesuitas se esgrimía el cuarto voto de la Compañía de Jesús (a saber: "el voto de obediencia al Romano Pontífice"). Lo cual -sostenían los lustrosos y orondos demagogos- era intolerable e inadmisible en la flamante "República democrática de trabajadores de toda clase". Por el cuarto voto jesuita -alegaban los enemigos de la Iglesia- la Compañía de Jesús se convertía en un grupo fuera de la ley, puesto que obedecían a un poder extranjero (el Papado).
 
No era la primera vez que ocurría la expulsión de la Compañía de Jesús, organización eclesial que, como pocas, han atraído siempre las iras del enemigo de Cristo. En los sueños de Manolito Azaña "España había dejado de ser católica", pero -contra sus más íntimos deseos- Azaña sabía -como todos sus compañeros de logia- que la Compañía de Jesús ejercía todavía una influencia sobre la educación y la sociedad española, una influencia que no podían tolerar los sectarios ricachones republicanos, erigidos en tribunos de la plebe. La Compañía de Jesús obedecía al Papa, a un "poder extranjero", según los masones que dominaban la vida pública española (políticos y no pocos periodistas). Los republicanos se nos muestran muy celosos de la lealtad a España. Pareciese que les importaba mucho la lealtad a España; tanto les importaba que no podían consentir que una institución -fundada por un español, por cierto- como la Compañía de Jesús residiera en España a sabiendas de la obligación que -por voto religioso- cada hijo de San Ignacio tiene contraída con el Vicario de Cristo.
 
Esta claro que con el paso del tiempo, las cosas y los hechos, pierden el verdadero valor e importancia que en su momento tuvieron, tal vez porque los relegamos a un segundo o tercer término de nuestra conciencia y, en el peor de los casos, incluso llegamos a olvidarlos, pero en este último caso, no dejó de ser un retroceso histórico de aquellos ilustrados de la república, quienes obraron como mismo lo hicieron demencialmente otras joyas, dos y cuatro siglos antes.
 
Cometieron las mismas barbaries que entonces, partiendo desde el mismo punto de ignorancia que sus antecesores y haciendo el mismo uso y abuso del poder que ostentaban, luego cuando las cosas no funcionaron, adoptaron el victimismo histórico del cual siguen haciendo gala cada vez que pueden, culpando a la otra parte de sus propios desatinos y es que tal vez no exista un lado bueno o malo, sino el menos bueno o el menos malo, siempre que se trate de allanar los derechos ajenos y encima creer tener la razón para ello.
 
Es muy fácil que aquello que en su momento tuvo una gran importancia, hoy al no representar un gran problema dentro de la sociedad actual, cae en desdoro el mérito que le caracterizó en su momento, aunque haya sido un paso importante para llegar a la situación actual, dentro de la cual cometemos esa vil torpeza. Pero hay algunas que a pesar de ello, después de 82 años, no dejan de suponer una barbarie por parte del atajo de ignorantes que tomaron resoluciones como la expulsión de los jesuitas del país y es que en este país, en épocas nos abrazamos a la fe y en otras pateamos la Biblia, según se le ocurra a la joya de turno en el gobierno, somos latinos y no hay más que aclarar.
 
La tímida empresa a cargo de Pedro de Mendoza en la primera fundación de la ciudad de Buenos Aires y la importancia dada por el Gobierno Español a aquellas ciudades poca o ninguna, de ahí que fuera destruida por las tribus aborígenes. No obstante, la fundación llevada a cabo por Juan de Garay, 39 años después, se ve potenciada por la importancia de proteger los envíos de oro y mercancías varias desde el continente americano a España, motivo por el que se le presta una mayor dedicación y tiene éxito la empresa.
 
Desde entonces, Buenos Aires ha crecido de una forma incontrolada y abismal, en relación con otras muchas ciudades del planeta. La Ciudad se extiende sobre un terreno llano de 19,4 km de norte a sur y 17,9 km de este a oeste. En su superficie de 202 km2 viven aproximadamente tres millones de habitantes. Sin embargo, junto con el área metropolitana, la población de Buenos Aires asciende a más de 10 millones de habitantes, lo que la convierte en uno de los diez centros urbanos más poblados del mundo.
 
Es una gran urbe en la que te ves agobiado por la cantidad de gente y el tráfico tan denso, las prisas y la impersonalidad de la gente, con un crisol de razas y culturas que la hacen especialmente atractiva, producto de la emigración que durante varios siglos se ha producido desde Europa hacia Argentina.
 
Me vi en medio de la Avenida 9 de Julio y casi no llego a cruzar la calle, con tres cambios de semáforos y una riada de gente que te atropellaba si te despistabas, tenías que soltearlas y buscar de vez en cuando una isleta para tomar aire. Estaba claro que mi espíritu isleño y los límites que mi ambiente habitual me fijaban, se vieron aprisionados en medio de aquella muchedumbre y opté por “las de villa Diego” y nos fuimos al barrio de Caminito, donde la cosa es más llevadera. Hay a quien le pueda gustar aquello, pero al que suscribe, viste y calza…no, sin que ello suponga desechar la admiración a toda aquella evolución que la ciudad había experimentado durante su historia.
 
La cosa ha cambiado mucho desde la fundación de Juan de Garay, Los Sabandeños la ensalzan en su tema “Si te viera Garay”: Te pueblan tantos ecos y tantos sones = Que cuesta imaginarse tu voz primera... = Una cadencia “tana” con acordeones = Y la raíz hispana de la habanera. = Quien te fundó, sabía que en la mixtura = Acaso encontrarías por elegida, = Ese crisol de razas y la ternura = Que nutriría luego, tu propia vida. = ¡Ay!... Si te viera Garay = Si te ve... = Lo bonita que estás, = De orgulloso nomás, = Él te funda otra vez.
 
Quién inventó tu puerto...= ¡Qué bien lo hizo!... = Con sus ojos abiertos, = mirando al mundo = Fueron las aguas tuyas como el bautizo, = Para aquellos que anclaban en tu terruño. = En las crecidas rosas de tu progreso = Hay un poco de sangre de mis abuelos =Que llegaron soñando con el regreso = Y eligieron morirse bajo tu suelo.
 
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, guardamos en nuestra gena todo lo positivo que podemos extraer de lo tratado, nos la echamos a la espalda y emprendemos una nueva caminata con rumbo hacia el Sur, nos vamos a la Urbanización Lomo de Guinea, donde visitaremos la calle La Mazurca, con el fin de saber algo más de esta nominación y sobre el lugar donde se ubica el vial, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
 
Sansofé.
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