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Domingo, 14 de Diciembre de 2025

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Calle La Luna (Foto Luis A. López Sosa) Calle La Luna (Foto Luis A. López Sosa)

La Luna alumbra al barrio de Melenara

El satélite de la Tierra da nombre a una calle en la urbanización Lomo Zumbado

Cristina Jueves, 23 de Enero de 2014 Tiempo de lectura:

Nuestro paseo de hoy lo hacemos por el barrio de Melenara, donde vamos en busca de la calle La Luna, en la Urbanización Lomo Zumbado, encontrando su inicio en la Carretera General de Melenara (hoy calle Narciso Pérez Guzmán-Letrado), desde donde se proyecta con orientación Sur-Norte y, tras recorrer unos 200 metros, aproximadamente, va a finalizar a la calle Estrella Polar.
 
Al Poniente linda con la calle Estrella Polar y al Naciente lo hace con la vía de circunvalación costera.
 
Esta nominación fue aprobada por el Ayuntamiento Pleno en sesión celebrada el 24 de septiembre de 2004 y desde entonces pertenece al Callejero del Distrito 6º, Sección 3ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios.
 
Conforme a lo dispuesto en el vigente Reglamento para la nominación de calles, plazas y lugares de dominio publico aprobado el 12 de noviembre de 1993, en esta urbanización de reciente creación, hace tan sólo diez años, se procedió a la nominación de sus viales observando rigurosamente la analogía entre ellas y de ahí que todas estén relacionadas con la astrología.
 
Sinopsis de la nominación
La Luna es el único satélite natural de la Tierra y el quinto satélite más grande del Sistema Solar. Es el satélite natural más grande en el Sistema Solar en relación al tamaño de su planeta, un cuarto del diámetro de la Tierra y 1/81 de su masa, y es el segundo satélite más denso después de Ío.
 
Se encuentra en relación sincrónica con la Tierra, siempre mostrando la misma cara a la Tierra. El hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas.
 
A pesar de ser el objeto más brillante en el cielo después del Sol, su superficie es en realidad muy oscura, con una reflexión similar a la del carbón. Su prominencia en el cielo y su ciclo regular de fases han hecho de la Luna una importante influencia cultural desde la antigüedad tanto en el lenguaje, como en el calendario, el arte o la mitología. La influencia gravitatoria de la Luna produce las mareas y el aumento de la duración del día.
 
La distancia orbital de la Luna, cerca de treinta veces el diámetro de la Tierra, hace que tenga en el cielo el mismo tamaño que el Sol, permitiendo a la Luna cubrir exactamente al Sol en eclipses solares totales.
 
La Luna es el único cuerpo celeste en el que el hombre ha realizado un descenso tripulado. Aunque el programa Luna de la Unión Soviética fue el primero en alcanzar la Luna con una nave espacial no tripulada, el programa Apolo de Estados Unidos consiguió las únicas misiones tripuladas hasta la fecha, comenzando con la primera órbita lunar tripulada por el Apolo 8 en 1968, y seis alunizajes tripulados entre 1969 y 1972, siendo el primero el Apolo 11 en 1969. Estas misiones regresaron con más de 380 kg de roca lunar, que han permitido alcanzar una detallada comprensión geológica de los orígenes de la Luna (se cree que se formó hace 4,5 mil millones de años después de un gran impacto), la formación de su estructura interna y su posterior historia.
 
Desde la misión del Apolo 17 en 1972, ha sido visitada únicamente por sondas espaciales no tripuladas, en particular por los astromóviles soviéticos Lunojod. Desde 2004, Japón, China, India, Estados Unidos, y la Agencia Espacial Europea han enviado orbitadores. Estas naves espaciales han confirmado el descubrimiento de agua helada fijada al rególito lunar en cráteres que se encuentran en la zona de sombra permanente y están ubicados en los polos. Se han planeado futuras misiones tripuladas a la Luna, pero no se han puesto en marcha aún. La Luna se mantiene, bajo el tratado del espacio exterior, libre para la exploración de cualquier nación con fines pacíficos
 
La palabra luna, que designa al satélite de la Tierra, procede del latín. En esta lengua era originalmente el femenino de un adjetivo en -no- *leuk-s-no "luminoso" La palabra "luna" por lo tanto significa "luminosa", "la que ilumina". Este adjetivo latino deriva de una raíz *lūc-/lǔc- ("brillar", "ser luminoso"). Probablemente el epíteto *leuksno-/ *louksno- "la luminosa" era ya utilizado para designar a la luna en protoindoeuropeo. En indoeuropeo existió otro nombre masculino de la Luna, formado sobre la raíz *mēns- del que se conservan formas en varias lenguas como griego μηνός "luna" e incluso con el sentido primitivo en lenguas itálicas, como el umbrio (ablativo singular) "menzne" "Luna". En latín esta forma *mēns- ha evolucionado semánticamente para designar el "mes". De "luna" procede el término "lunes" que ya en latín designaba el "día de la luna" (dies lunae).
 
La Luna es excepcionalmente grande en comparación con su planeta la Tierra: un cuarto del diámetro del planeta y 1/81 de su masa. Es el satélite más grande del Sistema Solar en relación al tamaño de su planeta La superficie de la Luna es menos de una décima parte de la de la Tierra, lo que representa cerca de un cuarto del área continental de la Tierra. Sin embargo, la Tierra y la Luna siguen siendo consideradas un sistema planeta-satélite, en lugar de un sistema doble planetario, ya que su baricentro, está ubicado cerca de 1700 km (aproximadamente un cuarto del radio de la Tierra) bajo la superficie de la Tierra.
Varios mecanismos han sido propuestos para explicar la formación de la Luna hace 4.527 ± 0.010 mil millones de años. Esta edad es calculada en base a la datación del isótopo de las rocas lunares, entre 30 y 50 millones de años luego del origen del Sistema Solar.
 
La hipótesis general hoy en día es que el sistema Tierra-Luna se formó como resultado de un gran impacto: un cuerpo celeste del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, volando material en órbita alrededor de esta, que se fusionó para formar la Luna. Se cree que impactos gigantescos eran comunes en el Sistema Solar primitivo.
La importante cantidad de energía liberada en el gran impacto y la subsecuente fusión del material en la órbita de la Tierra pudo haber derretido la capa superficial de la Tierra, formando un océano de magma. La recién formada Luna pudo también haber tenido su propio océano de magma lunar; las estimaciones de su profundidad varían entre 500 km y el radio entero de la Luna.
 
Toponimia del lugar
Melenara, es una toponímia aborigen prehispánica, que nos habla de la existencia de un pequeño poblado de marinos en aquella sociedad isleña, que se encontraron los europeos en sus diferentes desembarcos en nuestras costas, como también los hubieron en la zona de Taliarte, según el testimonio abandonado y expoliado de los vestigios arqueológicos allí encontrados.
 
Melenara siempre fue una playa de pescadores, fue puerto de embarque y también lugar de veraneo.
 
Desde las primeras noticias que se tienen de Melenara, siempre ha habido unas referencias a la profesión de sus hombres, la pesca y la forma de vivir entorno a la misma. De sus aguas sacaron siempre el sustento de sus familias creando y desarrollando las vidas de sus componentes, y algunos incluso dejando sus vidas en el mar, como si de un justiprecio se tratara. Tenemos el testimonio de muchas familias con las que tenemos la suerte de compartir amistad (los Compalunes, los Guedes, los Aguiar, etc.)
 
También en sus aguas se vivieron heroicos episodios bélicos de resistencia a los piratas y bucaneros que intentaron el pillaje de nuestras costas durante gran parte del siglo XVII. Con anterioridad también, la Playa de Melenara fue escenario de sangrientas defensas de los aborígenes prehispánicos en diferentes intentos de desembarco de expediciones invasoras que pretendían la conquista de la isla, habida cuenta del remanso que ofrece su bahía.
 
Melenara fue puerto de embarque y desembarque de mercancías y de esclavos, cuando desde finales del siglo XV se impuso el comercio de la caña de azúcar y se hacía necesario enviar a los mercados europeos la producción o traer desde el continente africano, generalmente de Guinea Ecuatorial, la mano de obra de hombres de raza negra, en calidad de esclavos para trabajar en el cultivo y proceso industrial de las cañas mies. Le siguieron otros ciclos agrícolas como los de la vid y sus excelentes caldos, posteriormente el ciclo del plátano y también el del tomate, pero en las primeras décadas del siglo XX, un fuerte temporal destrozó el muelle y perdió el uso de embarcadero al no reunir las condiciones idóneas cediendo su hegemonía al Puerto de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria.
 
Fue también Melenara, lugar de veraneo de las familias pudientes y acomodadas de la Ciudad de Telde y de otras tantas que nos visitaban en la temporada veraniega. En los inicios del siglo XX, la evolución social que se vivía en Telde, propició que otras familias más humildes pudieran veranear o disfrutar de un día de playa en Melenara, en las casetas de madera que se elevaban sobre tubos de hormigón, bajo las cuales pasaba el agua en la pleamar de los rebozos.
 
Hoy Melenara, ha sufrido todo un proceso renovador urbanístico y son muchas las edificaciones de apartamentos que sirven de segunda vivienda o de residencia habitual, para muchos teldenses que se permiten este lujo por la proximidad y comodidad de los transportes y la evolución de la vida laboral que así lo posibilita, llegándose a convertir aquella pequeña barriada de casetas de madera o de piedra y cal en una pujante urbe, dotada de todos los servicios sociales y comerciales propios para el cómodo buen vivir.
 
Recientemente ha desaparecido un icono de esta playa, el llamado edificio de “La Tortuga”, que durante casi medio siglo ocupó una zona de dominio público, hasta que finalmente las sentencias judiciales de expropiación y demolición surtieron efecto, después de más de una década de recursos y oposiciones al derribo de aquel mamotreto.
 
“Lomo de Zumbado”, es una toponimia-antroponimia que define de un lado la ubicación de la zona en un promontorio o lomo y el apellido Zumbado, de los propietarios de la finca de tomateros que allí existiera hasta bien entrada la década de 1970, que ahora está ocupada por esta hermosa urbanización “Costa Jardín”, de bonitas y prácticas edificaciones tipo duplex, que ofrecen un variado colorido en sus fachadas, las cuales además se ilustran con piedra y cantería, dándoles un toque señorial. Es una zona propia para residir con gran calidad de vida.
 
Efemérides
Sucedió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 177 años, es decir el 23 de enero de 1836, se inician las obras de reconstrucción del edificio de la Audiencia Territorial, siendo por aquel entonces presidente de la misma, el capitán general de Canarias Don Luis Fernández de Córdoba y Arce. El edificio que existía databa del año 1640, pero el paso del tiempo hizo de las suyas y acabó en estado ruinoso. La propuesta de construcción de aquel fue aceptada en los meses de agosto y septiembre de 1582, formalizándose la operación ante los escribanos públicos Alonso de Balboa y Alonso Hernández de Saavedra.
 
A instancia de los jueces y regentes de la Audiencia, el día 29 de julio de 1595, se autorizó por real cédula la inversión de 2.500 doblas en la adquisición de las casas del licenciado Aceytuno y las de Francisco de Soria, para construir en su conjunto, un palacio que tuviera la dignidad requerida para el regente, evitándose que tuviera que recorrer la ciudad a pie para el ejercicio de su alto cargo. Pronto se comenzaron las obras, pero la invasión del temible pirata holandés Johan Van der Doez, paralizó la vida de la isla, pero pasado un tiempo y con motivo de nuevas aportaciones económicas, las obras se concluirían en 1640.
 
Los orígenes, tal vez se remonten al 7 de diciembre de 1562, fecha de la real Orden del rey Carlos I, mediante la cual crea la Real Audiencia, la cual se instaló inicialmente en la parte norte del edificio del Cabildo o Casas Consistoriales de la Plaza de Santa Ana, destinado a Palacio Regental y cuyas obras se ejecutaban por aquel entonces a buen ritmo. La Real Audiencia de Canarias tenía competencias judiciales en asuntos civiles y criminales, pero no tenía competencias de gobierno. Se constituyó como tribunal de apelación y no conocía asuntos en primera instancia, al igual que la Real Audiencia de los Grados de Sevilla, constituida un año antes, y que sirvió como modelo para crear ésta. Funcionó como dicho tribunal hasta 1834, que con la entrada del Liberalismo las reales audiencias fueron suprimidas, y sus competencias fueron absorbidas por la recién creada Audiencia Territorial de Las Palmas de Gran Canaria
 
También un día tal como hoy, hace ahora mismo 121 años, es decir el 23 de enero de1893, fallece en Madrid José Zorrilla y Moral. Fue el escritor y poeta más admirado de finales del siglo XIX. Había nacido en Valladolid, el día 21 de febrero de 1817 y su padre era magistrado de la corte del rey Fernando VII. Estudió con los jesuitas en el seminario de Nobles de Madrid. Allí inició su tarea literaria escribiendo sus primeros textos con influencia de la literatura de Chateubriand y Víctor Hugo. Zorrilla comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Toledo pero abandonó la carrera de leyes para dedicarse al periodismo y a la literatura, creando un periódico que terminó siendo censurado por el gobierno de la época.
 
Dio inicio su trayectoria literaria profesional en el entierro del también escritor Mariano José de Larra, cuando leyó una elegía que había compuesto en su honor titulada "A la memoria del joven literato Mariano José de Larra". Destacó en el terreno poético, dramático y como escritor de leyendas en verso, siempre partícipe del romanticismo. Fue una de las principales figuras literarias españolas de este estilo. A pesar de ser un escritor de reconocimiento público, Zorilla vivió en condiciones bastante precarias durante toda su vida, residiendo, además de en España, durante varios años en París y en México. Su alocada vida, falta de orden en todos los aspectos, le llevaron siempre por mal camino.
 
Como poeta épico es destacable el título "Granada" (1852), mientras que entre sus leyendas sobresalen "Cantos Del Trovador" (1941), "La Leyenda De Al-Hamar" (1847) y "La Leyenda Del Cid" (1882). Sus obras teatrales le han proporcionado fama internacional, principalmente "El Zapatero y El Rey" (1840), "El Puñal Del Godo" (1842) y sobre todo, "Don Juan Tenorio" (1844). En 1848 fue nombrado Académico de la Lengua Española. Cuando falleció contaba la edad de 75 años y sería injusto achacar su muerte a ninguna enfermedad concreta, estaba enfermo de su propia desordenada vida.
 
Son muchas las veces que nos hemos visto contemplando la luna, de forma extasiada, sin proponernos en ningún momento querer entender nada de lo que realmente sentimos durante dicha contemplación. Es algo que va sujeto al ser humano cuando siente y padece el suave beso de amor que le da la vida.
 
¿Quién no se ha quedado ensimismado mirando a la luna una noche? ¿Quién no ha soñado con una idílica situación en esa contemplación y ha sentido la sensación agradable de la felicidad? ¿Quién no ha dejado fluir sus sentimientos en la fantasía de una aventura pletórica de deseos?
 
Hay quien asegura que no has de prometerle a nadie la luna… solo basta que te sientes a su lado un rato debajo de ella. La luna es testigo de las noches frías en la soledad del enamorado, es la que despierta el anhelo y la necesidad de contar con la persona amada para decirla que estás vivo y que la amas.
 
Dicen que gran parte del romanticismo que siempre a girado entorno a la luna y la sensación enigmática del ser humano observándola, se perdieron cuando el astronauta norteamericano Neil Alden Armstrong, pronunció aquellas frases de: “Houston, aquí la Base Tranquilidad. El águila ha aterrizado” y “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. El anhelo de lo inalcanzable desapareció aquel 21 de julio de 1969, a las 2:56 horas.
 
Otros, con muy poco compromiso, afirman que: “Alguien ha dicho que la luna está tan pálida porque hace exclusivamente vida de noche”, mientras que los optimistas refieren: “Quién fuera la luna, porque tú eres un sol, así en las noches de eclipse podría sentir tu calor.”
 
Aunque al respecto, sin abandonar el romanticismo hacia la luna, con el cual hemos nacido, nos criamos y vivimos, no dejo de sentir predilección por aquella frase que afirma: “La verdad es como la luna: aunque algunos se empeñen en poseerla para sí, ésta siempre estará por encima de ellos y a la vista de todos.”
 
Pero, prefiero terminar recordando la letra de la gran María Dolores Pradera, en el tema musical “Sapo cancionero” y el idilio que éste mantiene con la luna. “Sapo de la noche sapo cancionero = que vives soñando junto a la laguna = tenor de los charcos grotesco trovero = que estás embrujado de amor por la luna. = Yo se de tu vida sin gloria ninguna = se de la tragedia de tu alma inquieta = se de tu locura de amor por la luna = que es locura eterna de todo poeta = Sapo cancionero canta tu canción = que la vida es triste = si no la vivimos con una ilusión. = Tu te sabes feo y contrahecho = por eso de día tu fealdad ocultas = y de noche cantas tu melodía = y suenan tus cantos como letanía. = Replican tus voces en franca porfía = tus coplas son vanas = como son tan bellas = no sabes acaso que la luna es fría = porque dio su sangre para las estrellas.
 
Tenía un amigo que además de tocar la guitarra como los ángeles, cuando cantaba esta canción, se le llenaban los ojos de lágrimas del profundo sentimiento que le inspiraba, e incluso una vez estuvimos analizando el contenido de la letra y el mensaje que daba por encima de la consideración llana de las palabras. ¿No sé si te acuerdas de aquella noche, de luna llena, en Melenara, con el resto de la pandilla? Un entrañable saludo a mi amigo Paco Falcón, allí donde ahora esté.
 
Decidimos seguir nuestra andadura e iniciamos una caminata por la orilla del mar, mientras… nos sentimos observados por la hermosa escultura de Neptuno (obra del amigo Luis Arencibia Betancor), en total abandono por aquellos que están obligados a preservarla como bien patrimonial de la ciudad y, que parece vigilar nuestros pasos encaminados hacía el Poniente, nos vamos hacia el barrio de Caserones Bajos, donde visitaremos la calle La Majada, para conocer algo más de esta zona y de esta toponimia, pero bueno… eso será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
 
Sansofé.
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