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Calle de La Giralda (Foto Luis A. López Sosa) Calle de La Giralda (Foto Luis A. López Sosa)

La Giralda asienta sus raíces en Lomo Cementerio (Telde)

Una calle recuerda al monumento nacional sevillano

cojeda Jueves, 09 de Enero de 2014 Tiempo de lectura:

Hoy paseamos por el barrio de Lomo del Cementerio y, mientras andamos por la carretera general al Sur, hoy GC-100 y antigua GC-812, nominada como calle José López Suárez, bajamos por la calle Gran Capitán y tras pasar la calle Simancas, encontramos transversalmente la calle La Giralda.
 
Los dos extremos de este vial, que tiene una longitud de aproximadamente unos 250 metros, terminan en sendos lugares sin salida o fondos de saco, con un trazado de Sur a Norte, asomados a los cauces de los barrancos de Las Medianías y La Rocha, respectivamente.
 
Por su lado del Poniente tiene paralelas la calle Simancas y por el Naciente linda con la calle Victoria.
 
Esta nominación aparece por primera vez en el Censo Municipal de Habitantes y Edificios, referido al 31 de diciembre de 1975, desconociéndose la fecha exacta de su aprobación. No obstante, desde entonces pasa a formar parte del Callejero correspondiente al Distrito IV, Sección III del mencionado Censo Municipal.
 
Los diferentes estilos arquitectónicos de las edificaciones que nos encontramos en esta vía, nos hablan claramente del período evolutivo de la misma que va aparejado en todo momento al crecimiento del barrio en algo más de medio siglo.
 
Sinopsis de la nominación
La Giralda es el nombre que recibe el campanario de la Catedral de Santa María de la Sede de la ciudad de Sevilla, en Andalucía (España). Los dos tercios inferiores de la torre corresponden al alminar de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade, mientras que el tercio superior es una construcción sobrepuesta en época cristiana para albergar las campanas. En su cúspide se halla una bola llamada tinaja sobre la cual se alza el Giraldillo, estatua que hace las funciones de veleta y que fue la escultura en bronce más grande del Renacimiento europeo y que por extensión vino a dar nombre a toda la torre, pues históricamente se comenzó a denominar Giralda (literalmente "que gira") a la veleta.
 
La Giralda, con sus 98,5 m de altura (104,1 m incluido el Giraldillo), fue durante siglos la torre más alta de España, así como una de las construcciones más famosas de toda Andalucía (por comparación; la Torre de Pisa mide 55,8 m y el Big Ben 96,3 m). El 29 de diciembre de 1928 fue declarada Patrimonio Nacional y en 1987 integró la lista del Patrimonio de la Humanidad.
 
Durante el periodo de dominación almohade, la ciudad de Sevilla se convirtió en la capital de la Península Ibérica, lo que trajo a la ciudad una actualización de sus infraestructuras procediéndose a la construcción de algunas grandes edificaciones. En este ámbito se comenzó el levantamiento de una nueva mezquita mayor en el solar que actualmente ocupa la catedral, de la que dependía el alminar.
 
La construcción de esta nueva mezquita mayor, que reemplazaba a la existente en la Plaza del Salvador, se inició el año 1172 y en 1182 se pronunció la primera jutba o sermón en la mezquita. Tenía orientación de norte a sur y su puerta principal correspondía a la actual “Puerta del perdón” que da entrada al “Patio de los Naranjos”, que formaba parte del recinto de la misma. El alzado exterior de la mezquita tenía influencias de la Mezquita de Córdoba, mientras que la estructura de su planta procedía del modelo de las mezquitas marroquíes de Marrakech y de Tinmal.
 
Las obras de construcción del alminar de la mezquita se iniciaron en el año 1184 bajo la dirección del arquitecto Ahmad Ben Baso. Hasta el 1195 las obras tuvieron un carácter intermitente, recibiendo ese año el impulso definitivo con motivo de la victoria árabe sobre las fuerzas castellanas en la batalla de Alarcos, celebrada el día 19 de julio del año 1195 siendo el califa Abu Yaqub Yusuf. El alminar tenía una altura de 82 m, siendo el edificio más alto de Europa en su tiempo. Según cuenta el cronista Ibn Sahib al-Salá, las obras se concluyeron el 10 de marzo de 1198, con la colocación de cuatro bolas de bronce dorado en el remate superior de la torre.
A raíz de un terremoto ocurrido en 1365 se perdió la antigua esfera original de cobre que coronaba la torre. Esta fue sustituida por un sencillo alminar. Posteriormente, en el siglo XVI, se añadió el cuerpo de campanas, corriendo la construcción a cargo del arquitecto Hernán Ruiz, que además fue encargado por el cabildo catedralicio para que el nuevo cuerpo tuviera un remate en forma de estatua que representa la Fe. La estatua fue instalada en 1568. La palabra giralda proviene de girar y significa "veleta de torre que tiene figura humana o de animal". Con el paso del tiempo, ese nombre pasó a denominar a la torre en su conjunto,
comenzándose a conocer a la figura que la corona como el Giraldillo.
 
En 1993 el papa Juan Pablo II dirigió el Ángelus desde el primer balcón de la Giralda, dando a la plaza Virgen de los Reyes, en el marco su segunda visita a Sevilla.
 
La torre, debido a su compleja historia, está constituida por varios cuerpos aunque perfectamente imbricados, mostrando un ejemplo perfecto de la riqueza del crisol de culturas existente en la ciudad. Para la construcción del cuerpo musulmán, tal y como se puede apreciar en su base, se emplearon los restos de algunos edificios y sillerías de la Hispalis romana, pudiéndose encontrar en ellos varios epígrafes en latín.
 
En el remate superior es de estilo renacentista llevado a cabo por Hernán Ruiz II, entre 1566 y 1568
La parte del primitivo alminar mide casi 51 m de altura y el total de la torre, con el remate superior cristiano, 98,5 m, y 104,1 m de altura con el Giraldillo.
 
La figura del Giraldillo tiene más de cuatro metros de altura, siete contando el pedestal, y pesa 1.015 kg. El lábaro que señala la dirección del viento pesa 180 kg, y la palma, de dos metros, 91 kg. La torre de la Giralda tiene 35 rampas lo suficientemente anchas como para permitir que el encargado de convocar a la población a la oración pudiera subir por ellas montado a caballo y un tramo final de 17 escalones para acceder al nivel de campanas que es la zona visitable de la misma. Una copia de la escultura del Giraldillo se conserva a la entrada de la puerta de San Cristóbal o del príncipe, en la Catedral.
 
Toponimia del lugar
 
Respecto al lugar del emplazamiento hemos de reseñar que el Lomo del Cementerio, es una toponimia que define la ubicación en un lomo y el uso al que inicialmente fue destinado el sitio.
 
No hemos podido encontrar documentación que nos hable de los inicios del establecimiento del Cementerio de San Gregorio, pero si hemos llegado a varias deducciones:
 
1º.- Que una vez construida la Ermita de San Gregorio por Alonso Rodríguez de Palencia y ubicada la población de esclavos negros y aborígenes libertos que trabajaban el cultivo y la industrialización de la caña de azúcar, en lo que se pasó a llamar el barrio de Los Llanos de Jaraquemada –inicios del siglo XVI- se hace necesario disponer de un sitio donde efectuar los enterramientos, lugar que siempre se ubicaba en las afueras de los núcleos poblados al objeto de llevar a cabo las reservas sanitarias pertinentes.
 
2º.- Se elige como tal el lomo existente en el margen Sur del cauce del Barranco de La Rocha, por ser la zona exterior de los terrenos rochados y que todavía no estaban dedicados a las labores agrícolas, además de su proximidad inmediata a la zona poblada.
 
3º.- La Iglesia fundamentándose en la dogmática religiosa hace suyo el recinto declarándolo Campo Santo, donde exclusivamente los fieles bautizados recibirían sepultura hasta el día del Juicio Final –este hecho se repite con frecuencia en ésta y sucesivas épocas- hoy en día la mayor parte de los Cementerios son propiedad de la Iglesia Católica. De ahí recibe su nombre el recinto santo y el propio barrio, por su pertenencia a la Parroquia de San Gregorio el primero y por la ubicación en las inmediaciones el segundo.
 
4º.- Más tarde se rochan y se ponen en cultivo los terrenos de las inmediaciones, quedando el cementerio inmerso en su interior. Estos terrenos van pasando de propietario en propietario, hasta que a finales del siglo XIX lo son de Don José López Suárez, vecino de la ciudad, quien dona a la parroquia la propiedad del suelo ocupado por el cementerio y sus aledaños –solar de la plaza, la iglesia, el local social, la guardería y otros- De ahí que exista un vial a nombre de este benefactor en el sector y que en ocasiones se pronuncie su nombre al hacer referencia al barrio.
 
Efemérides
Hoy precisamente se cumplen 690 años, de aquel 9 de enero de 1324, día en el que en Venecia fallece Marco Polo. Fue un mercader y viajero veneciano, célebre por sus viajes a Oriente de Asia narrados en El libro del millón, relato que dio a conocer en la Europa Medieval las tierras de Asia central y China. Marco nació y aprendió a comerciar mientras su padre y su tío, Niccolò y Maffeo, viajaban por Asia y, al parecer, conocieron a Kublai Kan. En 1269 ambos regresaron a Venecia y vieron por primera vez a Marco. Los tres se embarcaron en un épico viaje a Asia, en el que visitaron Armenia, Persia y Afganistán hasta llegar a China, recorriendo toda la Ruta de la Seda. En el viaje de regreso atravesaron el estrecho de Ormuz, desde donde llegaron a Venecia en 1295 tras un viaje de 24 años en el que habían recorrido más de 24 000 km. y del que volvían cargados de riquezas.
 
A su regreso a Italia, Venecia estaba en guerra con su rival Génova y en el transcurso del conflicto Marco fue capturado en 1298 y encarcelado por los genoveses. Durante su período en la cárcel relató sus fabulosos viajes a su compañero de celda, el escritor Rustichello de Pisa, quien más tarde lo relato en el libro conocido en principio como “Il milione”. Liberado en 1299, Marco Polo se convirtió en un rico mercader y miembro del Gran Consejo de la República de Venecia. Murió en 1324 y fue enterrado en la iglesia de San Lorenzo de su ciudad. Los célebres viajes de este pionero veneciano inspiraron, entre otros, a Cristóbal Colón. Cronistas posteriores a Marco Polo rastrearon sus orígenes hasta la “isla de Curzola” en el Mar Adriático (actualmente Curzola, en Croacia) donde incluso se sigue conservando una vieja casa en la que se dice que nació.
 
Sin embargo, la historiografía moderna tiene serias dudas de este origen, pues el apellido Polo (de origen veneciano) aparece mencionado varias veces en ciudades del norte de Italia. No obstante, hay quienes afirman que su verdadero nombre y apellido eran Marc Pol, apellido que, efectivamente, tuvo su primera aparición en Dalmacia. Esta última afirmación es dada con base en los registros aparecidos en el anuario veneciano Chronicon Iustiniani (1358). El escudo familiar de los Pol contiene tres pájaros de agua, aves que recibían el nombre de "pol" en Dalmacia del Sur, mientras que en Venecia se les llamaban "pola", palabra de la cual se cree se derivaron los apellidos "Polo" y "Pollo" en Italia. Había nacido en Venecia, el día 15 de septiembre de 1254.
 
Sucedió que hace hoy mismo 102 años, es decir el 9 de enero de 1912, la revista peninsular “Vida Marítima”, se ocupa extensa y expresamente del Real Club Náutico de Gran Canaria y entre otras cosas reseña: “El edificio del Real Club Náutico fue construido sobre el mar, a cincuenta metros del muelle. Sus cimientos están formados por doscientas columnas de hormigón armado, unidas entre sí por viguetas y el piso del mismo material de construcción. La obra se realizó en ocho meses, siendo el autor de los planos y director de la obra el capitán de ingenieros Adolfo Suárez Martín. El solar que ocupa mide 40 metros de largo y 30 metros de ancho, y la altura del edificio es de 15 metros desde sus cimientos hasta la cúpula. El Club se inauguró oficialmente en el año 1909, con una regata a Tenerife”.
 
El 9 de marzo de 1908 se creó el Real Club Náutico de Gran Canaria en uno de los salones del Gabinete Literario. Un simple reglamento compuesto por 31 artículos sentó las bases de una sociedad dedicada al deporte, la cultura y las relaciones sociales que aún perviven como uno de los referentes de la vida grancanaria. Cincuenta pesetas fue la cuota inicial que debieron abonar los 176 socios fundadores cuyos nombres aparecen reseñados en las últimas páginas del Reglamento del Real Club Náutico de Gran Canaria y del que la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) guarda una copia en el portal de Internet Memoria Digital de Canarias.
 
La primera dificultad a la que se enfrentó el club recién constituido fue dónde ubicar el edificio. La primera sede estuvo "en una habitación baja en el número 28 de la calle Travieso alquilada por 25 pesetas mensuales". Aquel emplazamiento temporal dio paso al inmueble que se construyó delante de Depósitos Comerciales de Gran Canaria y cuya edificación llegó a ser denunciada, según afirman los expertos. El edificio llamó la atención en su época por ser "uno de los más suntuosos de Europa", según esgrimieron los historiador del momento. Sin embargo, el tiempo hizo estragos en el edificio, que poco a poco fue consumiéndose. En 1960 "se derrumbó una parte del muelle [...] y según informe técnico era posible que el edificio corriese la misma suerte". En 1962, tras una lucha por lograr los permisos para construir un edificio nuevo que duró varias decenas de años, el club se trasladó al inmueble actual, donde comenzó su segunda etapa.
 
Contemplando este hermoso amanecer junto al mar, no puedo evitar pensar en todos aquellos que aseveran, detractores todos ellos…por supuesto, que en nuestras islas estamos encerrados, como en una jaula, apartados del resto de otros países, rodeados de mar por todas partes.
 
La obstinación de estos individuos, cuya filosofía de la vida se fundamenta en el victimismo que les produce sus propios complejos de inferioridad, no les deja ver un poco más allá de la propia realidad y por ello, no son capaces de comprender que gracias al mar recibimos la influencia de una gran diversidad de culturas, de las cuales tenemos la oportunidad de aprender cosas que nos ayuden a crecer interiormente y consolidar una forma peculiar de ser, como siempre ha sido así.
 
La grandeza de países y ciudades importantes, se debe casi siempre a la cercanía al mar y al uso de éste como vía de expansión o recepción cultural o comercial, enriqueciéndose sobre manera respecto a otros que no cuentan con esta circunstancia.
 
La proximidad de La Giralda a la Torre del Oro y todo el entramado de la Casa de Contratación de Sevilla, fue durante varios siglos, gracias a la conexión del Guadalquivir con el mar, el emporio económico más importante del país, procurando un desarrollo social y económico de tal magnitud que supuso más de un 40% de la riqueza de la Castilla de entonces.
 
Fue también a través del mar, donde Marco Polo encuentra las rutas que le llevaría a Asia y por la cual se supo en Europa de la riqueza y cultura de aquellos países que visitó, hasta entonces totalmente desconocidos y sin relación alguna con el Antiguo Continente, ni en lo económico ni en lo social.
 
Puede ser que algunas personas reprochen o apostillen que fue a través del Océano Atlántico, por donde llegaran los primeros europeos a nuestro Archipiélago Canario, acabando así como aquel largo periodo de paz, tranquilidad y sosiego que se había vivido durante muchos siglos con anterioridad, debido al desconocimiento de la existencia de este paraíso.
 
Posteriormente y gracias al mar, hemos recibido un sinfín de personas de diferentes lugares del planeta que nos han traído un crisol de culturas, las cuales han modelado la forma de ser y estar de los mestizos que formamos la población actual de las Islas Canarias, de la cual muchos nos sentimos orgullosos y, no para recochineo de los detractores precisamente, quienes de paso, nos pueden importar algo menos que nada.
 
El mar o la mar, siempre estará ahí, como testigo fiel del paso del tiempo, es el referente para cualquier isleño, un referente que libera el espíritu al contemplarlo, porque forma parte de nuestro paisaje y de nosotros mismos. Desde niño siempre me dijeron que al mar no hay que temerle, solo ha de respetársele en todo su contexto, él impone unas condiciones por su forma de ser y nosotros hemos de conocerlas y cumplirlas, hemos de aprender a movernos en su entorno: nadar, pescar o navegar, para no ser víctima de nuestra propia ignorancia. Es la relación idílica de un isleño con la mar.
 
Dejamos aquí nuestra intervención de hoy, para dirigirnos con rumbo Noroeste, al barrio de Casas Nuevas, donde visitaremos la Calle La Gomera, para conocer alguno otro dato sobre el lugar de su ubicación y sobre las características de esta isla de nuestro Archipiélago, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Cuídense mientras.
 
Sansofé.
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