Paseamos hoy por el barrio de Jinámar, concretamente por la zona conocida antiguamente como Lomo de La Francia, donde visitamos la hoy denominada calle La Francia, encontrando su inicio en la carretera GC-100, antigua GC-812 que iba desde Las Palmas de Gran Canaria al Puerto de Mogán, desde la cual se proyecto con alineación de Norte a Sur y, tras recorrer unos 240 metros, aproximadamente, finaliza en un lugar sin salida de la finca matriz, en la parte más alta del lomo.
Por el Norte linda con la calle El Roso y por el Sur lo hace con la calle General Bravo, de la Urbanización Cruz de la Gallina.
Esta nominación aparece como calle tal, en los documentos censales referidos al 31 de diciembre de 1965, ya que, antes era una toponimia del sector.
Desde entonces forma parte del Callejero correspondiente al Distrito 3º Sección 5ª del Censo Municipal de Habitantes y Edificios
Como su propia definición reseña, ésta es una urbanización eminentemente industrial, no existiendo en el interior de la misma edificación alguna destinada a vivienda, son todas naves destinadas a industrias o almacenes.
Sinopsis de la nominación
La Francia es una toponimia muy antigua, desconociéndose con exactitud su origen, ya que, se encuentra en documentos testamentarios, reseñada como Lomo de la Francia y también Cortijo de La Francia.
En cualquier caso, entre los documentos consultados, hemos podido constatar, al parecer en pleno siglo XVIII, la finca existente en el lugar era propiedad de un señor llamado Don Juan Francés, surgiendo ahí la toponimia-antroponimia de “Lomo de la Francia”, alusiva a la conformación del suelo como “lomo” y a una derivación popular del apellido.
Posteriormente, en la primera mitad del siglo XIX, aparece como propietario de esta finca Don José María Zuaznávar y Francia, quien fuera fiscal e historiador, teniendo notoria incidencia en la historia de nuestra Ciudad.
Nos inclinamos a dar mayor crédito a la versión de que la toponimia de “La Francia”, se consolidara en la costumbre de fijar la nominación de los lugares por el nombre o apellido del propietario de los terrenos ubicados en el mismo, cual es el caso que se puede dar claramente con el personaje reseñado en el párrafo anterior.
Toponimia del sector
Hasta finalizada la década de 1950, no existían edificaciones en el sector y, el Lomo de La Francia era un terreno no cultivable y cubierto de escoria volcánica (cascajo) ó lapilis y pequeños espacios de toscas.
En este Lomo de La Francia, existía hasta principio de la década de 1970, un único vial de acceso, hoy calle La Francia”, en cuyo margen del Norte se edifican una veintena de naves industriales, engrosando ese emporio de parcelaciones y urbanización industriales que surgen en nuestro municipio entre las décadas de 1960 y 1970.
Todas ellas realizadas a empujones y sin una perspectiva futurista, carentes de una infraestructura tanto de viales como de servicios urbanísticos en general, que las hiciera competitivas en el mercado laboral, razón por la cual las empresas ubicadas en las mismas “Lomo de La Francia”, “El Maipez”, “El Roso” o “Cruz de la Gallina”, han terminado por trasladarse a otras urbanizaciones con más expectativas, tales como: Las Rubiesas, El Goro, Salinetas o Arinaga.
Con una poca cultivada conciencia ecologista y medioambiental, se arrasó por todo el hermoso paisaje que había dejado durante más de siete siglos, las erupciones volcánicas que se narran en textos de los frailes mallorquines que visitaron la isla en los inicios del siglo XIV.
El mismo abandono y la misma dejación de responsabilidades que se vive en esta zona industrial, se vivieron en su momento por la elite del mundo cultural de finales del siglo XIX en España, lo que permitió los desmadres del gobierno de la nación, el establecimiento de la Dictadura del General Primo de Rivera y tras los desatinos de la República, la Guerra Civil Española.
Durante estos episodios murieron muchos inocentes, nacieron muchos rencores, se atrasó el nivel de vida del pueblo y se perdió el estatus europeo que habían consolidado otros países del viejo continente. Todo ocurrió por el abandono y la desidia de la mayoría, a pesar de que unos pocos alzaran la voz contra las injusticias cual fue el caso de Angel Guimerá en favor de Secundino Delgado, pero fueron silenciados por el olvido o la muda contesta, por la sinrazón de una guerra o por un disparo que acaba con la vida y la voz del interpelante.
Ahora, después de tanto tiempo, después de haberse vivido más de cuarenta años de silencios y llantos contenidos, después de haberse vivido una Transición Política azarosa, hemos conseguido dentro del Estado Democrático tener de nuevo el don de la palabra, un don que hay que saber emplear para construir y reivindicar los bienes colectivos, no para insultar y descalificar la voz que discrepa de nuestro criterio, como generalmente observamos en los estadios políticos actualmente.
Mucho nos queda por aprender de la forma de ser y proceder que se estila en algunos países como Suecia, Suiza, Noruega o… Dinamarca, donde la conciencia de la colectividad está por encima de cualquier otro tipo de interés.
Efemérides
Hoy mismo se cumplen 201 años, de aquel 5 de enero de 1813, día en el que las Cortes de Cádiz suprime el Tribunal de la Inquisición tanto en España como en América. Es tal vez, el primer intento de 'actualización' de nuestro país, tan atrasado con respecto al resto de Europa. Se legisla para eliminar los métodos y clases del Antiguo Régimen, que tan solo favorecía a las clases altas. Se procede a la abolición de privilegios de los gremios, se anula la Inquisición, se prohíben los tormentos. La Revolución francesa trae aires nuevos y diferentes que se intentan implantar en España. Todos los esfuerzos chocan con la oposición de señores con privilegios y la Iglesia católica española.
Parte del texto de la denominada Ley XIII, refería textualmente: “Queda desde este día absolutamente extinguida la autoridad del tribunal de la inquisición en todos los pueblos del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y por consiguiente se declara devuelta á los ordinarios eclesiásticos su primitiva facultad de velar sobre la pureza de la creencia, por los medios canónicos que únicamente puede conforme al espíritu de Jesús Cristo, guardando el orden y respetando el derecho de los ciudadanos”. Fue ésta, un palo dado a todos aquellos que gozaban de la facultad de excomulgar, atormentar e incluso juzgar y ejecutar a todos los ciudadanos que no siguieran el juego establecido por las altas clases sociales y la propia iglesia, generalmente apoyados en denuncias falsas o anónimas.
Cuando Napoleón y sus tropas abandonan España y José I regresa a Francia, se entrega la corona a Fernando VII. Tan pronto como aparece de nuevo la monarquía tradicional, el soberano reinstaura la Inquisición, deroga la Constitución, se persigue y encarcela a los liberales (muchos tienen que exiliarse a Inglaterra y Francia), se recuperan los privilegios abolidos, la Iglesia recupera propiedades e influencia, etc. lo que provoca la división (definitiva) entre absolutistas, partidarios del Antiguo Régimen y sus privilegios, y los liberales, que pretenden la modernización de la sociedad española. Se vuelven a perder todos aquellos derechos por los que se había luchado contra el ejército napoleónico, en aras de tener un país más modernizado, libre y actualizado, pero no podemos evitar ser latinos.
Sucedió que un día tal como hoy, hace ahora mismo 101 años, es decir el 5 de enero de 1913, falle en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, a los 75 años de edad, Salvador Cuyás y Prat, quien había nacido en Barcelona en el año 1838, pero que desde muy niño se vino a vivir a nuestra isla, siendo considerado canario de adopción. Desde muy joven se dedicó al comercio en la isla de Lanzarote, fijando luego su residencia en Las Palmas de Gran Canaria. A través de sus negocios y representaciones, como la compañía de vapores “La Veloce”, se convirtió en un gran propagandista del Puerto de La Luz de la capital grancanaria.
Era un hombre muy emprendedor, honesto y caritativo. Edificó notables edificios en nuestra capital, como el Circo Cuyás, aparte de dedicarse a la agricultura, convirtiéndose en un afamado exportador a otras islas y desarrollar el comercio con Cuba. En la isla de Gran Canaria se casó, creando una numerosa familia, en la que había muchos y buenos profesionales. Al parecer estando muy enfermo, dada la consideración y el respeto que se le dispensaba y poco antes de morir, fueron a visitarle varios médicos para comprobar su estado de saludo; al verlos dijo aquella popular frase: “Reunión de capitanes, barco a pique”. Y así ocurrió unos días después, dejando una gran consternación entre todos los que le conocieron.
Como infraestructura dedicada en exclusiva a las artes escénicas, el currículum del Cuyás se remonta al año 1999. No obstante este escenario es uno de los más veteranos de la capital grancanaria y cuenta con una historia de más de una centuria que se inicia a finales del siglo XIX con la construcción, por parte del empresario Salvador Cuyás, del antiguo Circo Cuyás, se inicia la andadura de este espacio que, antes de convertirse de manera definitiva en teatro, sirvió como escenario de variedades, gallera, circo y teatro. El Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria es uno de los recintos escénicos de referencia del archipiélago canario. Su completo equipamiento escénico, equiparable al de cualquier instalación europea de primer nivel, su gran capacidad, con un total de 943 butacas, y la calidad de sus propuestas hacen de él uno comparable a los mejores teatros nacionales.
Observando los diferentes temas tratados hoy, podríamos pararnos a analizar el cúmulo de incongruencias que alimentan algunos de ellos y las virtudes que conforman otros, ese es el proceder del ser humano desde sus propios complejos personales, los cuales les aleja de sus semejantes y se conforman en la única forma de que no perduren valores tales como la confianza y la prudencia, precisamente por ese alejamiento.
La sinrazón que pudo guiar en su momento la reinstauración de la inquisición por parte de Fernando VII, era precisamente la falta de confianza en su propio pueblo y necesitó ejercitar el dominio de la fuerza sobre el mismo, tanto en lo ético con los militares como en lo moral con la propia iglesia, todos arropados en el principio de autoridad.
En cambio, por suerte, no todas las acciones ni todos los seres humanos siguen esa senda de negatividad y piensan que es más fácil ejemplarizar las virtudes que enseñarlas, es el caso de la humildad, al reconocer el ser humano que su mente es incapaz de inventar nuevos valores, ni siquiera un nuevo color primario y, es que no se puede valorar de forma sobredimensionada la amistad, ya que, corres el riesgo de que todos acaben decepcionándote.
Si pensamos que contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones son nada más que razones, es decir, ni siquiera pueden llegar a ser vedad, entendemos el comportamiento despreocupado de aquel que con un exquisito humor trata de minimizar sus acciones altruista para con los demás. Suele ser la socarronería de quien entrega despreocupadamente su consideración a sus semejantes.
Estas actuaciones no se aprenden en ninguna universidad, sino en el seno de la familia, ya que, es la base de la sociedad y el lugar donde las personas aprender por primera vez los valores que les guíen durante toda su vida. Ello se consigue en la observación de la practica de valores comunes como la disciplina, el amor, la humildad, la honestidad y sobre todo la tenacidad para evitar la praxis de todo cuanto pueda ser negativo para tu semejante y luego para ti mismo.
Los buenos modales manifiestan valores profundos, como la comprensión, la mutua tolerancia e incluso esa pizca de paciencia y sentido del humor sin los cuales nada funciona, o sea, nuestra famosa socarronería que se alimenta generalmente del refranero como biblia del vivir popular, donde ha nacido toda consideración ética. No es necesario pedir el carnet a un individuo para saber si tiene valores éticos, sólo hay que observar su comportamiento.
Para que los seres humanos den un solo paso para dominar la naturaleza por medio del arte de la organización y la técnica, tendrán antes que avanzar tres pasos en su ética, ya que, los buenos modales manifiestan valores profundos, como la comprensión, la mutua tolerancia e incluso esa pizca de paciencia y sentido del humor sin los cuales nada funciona, los cuales actualmente no se hayan tan fácilmente en la sociedad, que erróneamente los considera arcaicos.
La separación entre el mundo técnico, científico y político de la lógica del ser humano, de sus valores o de su imaginación, propician sobremanera la desorientación del mundo actual que deambula por los pasillos del tiempo en una lucha constante de competitividad, de estrés, de inhumanidad y con una carencia total de valores, en muchos casos.
Este modelo de comportamiento tiene su origen en el actual sistema de educación, donde se ha eliminado de raíz todos los estudios de Humanidades y se han sustituido por aquellos del gremio de Ciencias, creando un individuo atípico, como si se tratara de un número dentro del contexto social, que se automargina en la jungla urbana de la gran ciudad, sin conocer valores que no sean los que le ofrece los medios de comunicación, su propio ordenador o cualquier otro medio informático mediante el cual se comunica con sus allegados, de forma totalmente impersonal.
Los cambios sociales y económicos de las sociedades industriales han provocado un alarmante retroceso de los valores éticos: honestidad, solidaridad, sentido del deber, reconocimiento del esfuerzo real y del trabajo bien hecho. Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con valores éticos. Los valores morales, habría que dejarlos aparcados en los anales de la historia de la propia iglesia, o en el interior de cada cual.
Dejamos aquí nuestra intervención, cargamos nuestra “gena” con aquellas cosas positivas que hayamos podido tratar en esta crónica, nos la ponemos a la espalda y nos dirigimos con rumbo Sureste, hacia el barrio de Lomo del Cementerio, para visitar la calle La Giralda, con el fin de saber algo más del lugar de su ubicación y conocer detalles de este monumento nacional, pero bueno, eso... será en la próxima ocasión, si Dios quiere, allí nos vemos. Mientras tanto…cuídense.
Sansofé.
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