El año 2025 pasará a la historia reciente de Gran Canaria como un periodo de trabajo intenso, de avances reales y, sobre todo, de compromiso firme con el sector primario. Un compromiso que no se proclama, sino que se ejerce cada día, sobre el terreno, con presencia constante, escucha activa y decisiones valientes. Un camino que ha tenido un liderazgo claro: el de Miguel Hidalgo.
Bajo su impulso y dirección, el sector primario ha ocupado el lugar estratégico que merece en la agenda pública. No desde los despachos, sino desde el contacto directo con personas agricultoras, ganaderas, pescadoras y productoras; desde el conocimiento del territorio y desde la convicción de que sin campo y sin mar no hay futuro para la isla.
Hablar del sector primario no es hablar únicamente de agricultura, ganadería o pesca. Es hablar de identidad, de territorio, de cohesión social y de soberanía alimentaria. En un contexto global marcado por la incertidumbre, la dependencia exterior y los efectos del cambio climático, reforzar nuestro sector primario se ha convertido en una prioridad política y social incuestionable.
Durante este año se ha trabajado con una hoja de ruta clara: apoyar de manera decidida a las personas del mundo rural, dignificar su trabajo y crear condiciones reales para que puedan vivir de él con estabilidad y futuro. Las ayudas, subvenciones y el acompañamiento técnico han sido herramientas al servicio de un objetivo mayor: fortalecer las explotaciones, mejorar su competitividad y garantizar su continuidad.
Especial relevancia ha tenido el impulso a la formación, al relevo generacional y a la incorporación de jóvenes. Miguel Hidalgo ha defendido con firmeza que sin juventud no hay sector primario y sin oportunidades no hay relevo. Apostar por la capacitación, la innovación y el acceso a la actividad agraria y pesquera es asegurar que la tierra y el mar sigan teniendo manos que los cuiden.
La defensa del sector primario también ha trascendido el ámbito insular. En Canarias, en Madrid y en Europa, la voz del sector ha estado presente para reclamar políticas justas y adaptadas a la realidad de un territorio fragmentado y ultraperiférico. Defender al sector primario ha significado exigir respeto, coherencia y compromiso institucional.
2025 ha sido, además, un año para seguir poniendo en valor el producto local, nuestras tradiciones y nuestros saberes, no como un ejercicio de nostalgia, sino como una apuesta consciente por un modelo económico más justo, sostenible y arraigado al territorio. Consumir producto local es proteger el paisaje, sostener empleo y reforzar nuestra identidad colectiva.
Nada de esto sería posible sin el esfuerzo diario de quienes mantienen vivo el campo y el mar de Gran Canaria. Ellos y ellas son el verdadero motor del sector primario, y su trabajo ha encontrado en este tiempo un respaldo político claro y coherente.
Gracias por confiar, por resistir y por seguir creyendo en una Gran Canaria con un sector primario fuerte, digno y con futuro. 2025 ha sido un año de hechos y de liderazgo. 2026 debe serlo aún más. Seguimos, con más compromiso, más visión y más sector primario.































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