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Domingo, 28 de Diciembre de 2025

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Tribuna Libre

El silencio volcánico: informar no es alarmar

Mafersa

MAFERSA Domingo, 28 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 28 de Diciembre de 2025 a las 11:20:34 horas

Durante décadas, en Canarias se ha hablado mucho de volcanes y muy poco de riesgo volcánico. No es una contradicción científica, sino política. Se investiga, se mide, se monitoriza… pero no se explica. Y cuando no se explica, se crea una ilusión peligrosa: la de que el problema no existe.

 

El volcán no es el enemigo. El silencio sí.

 

Canarias cuenta con científicos de primer nivel, redes de vigilancia modernas y una capacidad técnica más que suficiente para detectar señales precursoras. Tajogaite lo demostró con claridad: la erupción no sorprendió a la ciencia, pero sí a la sociedad. Ahí está la verdadera grieta: no entre placas tectónicas, sino entre el conocimiento experto y la ciudadanía.

 

El miedo institucional a pronunciar la palabra “riesgo” ha sido constante. Durante años se ha optado por un mensaje tranquilizador, casi infantil: todo está controlado. Ese discurso evita titulares incómodos, pero no prepara a nadie. Se teme que hablar de riesgo espante turistas, dañe la imagen exterior del Archipiélago o obligue a revisar decisiones urbanísticas del pasado. El resultado es siempre el mismo: se actúa tarde, cuando ya no hay margen de maniobra.

 

En este contexto, Tenerife sigue siendo el gran tabú. Hablar del Teide incomoda. No porque sea especialmente explosivo, sino porque su impacto potencial sería insular. Una erupción moderada afectaría a aeropuertos, carreteras, suministros básicos y a la vida cotidiana de más de un millón de personas. No es alarmismo, es planificación responsable. Negarlo no reduce el riesgo; solo lo hace más peligroso.

 

A este silencio se suma otro debate que apenas se ha abierto: el de los recursos estratégicos. En los últimos años, el interés internacional por las llamadas tierras raras ha crecido de forma exponencial. Donald Trump ha presionado para asegurar el suministro de minerales críticos, fundamentales para la transición energética, la defensa y la tecnología. En 2017 firmó una orden ejecutiva para garantizar ese abastecimiento y en 2020 insistió en reducir la dependencia del dominio chino, que concentra cerca de la mitad de las reservas mundiales.

 

No hay información específica sobre un interés directo en las tierras raras de Canarias, pero el contexto global es claro: estos minerales son estratégicos y su búsqueda genera tensiones económicas, ambientales y políticas. La extracción es compleja, costosa y altamente contaminante. Ignorar este debate, como se ignora el riesgo volcánico, no lo hace desaparecer.

 

El problema de fondo es el mismo: falta comunicación, sobra paternalismo. El conocimiento existe, pero no se comparte de forma honesta, clara y continua. Y una sociedad desinformada no es una sociedad protegida.

 

Hablar de riesgos no es sembrar miedo, es construir madurez colectiva. Preparar no es alarmar. Informar no es dañar la imagen: es respetar a la ciudadanía.

 

Porque cuando el volcán habla, ya es tarde.
Lo verdaderamente peligroso es callar antes.

 

Este artículo ha sido elaborado con ayuda de la IA. IA, oh.

 

Mafersa (Manuel Fernández Sarmiento) es un jubilado temeroso del Alzheimer y por eso lleva trece años cursando Diplomas Especiales en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

 

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