El arte de criar lubinas gourmet sobre un estercolero

Dedicado a quienes desde las diferentes direcciones generales y consejerías del Gobierno de Canarias implicadas en las autorizaciones pertinentes, permitieron el disparate de las concesiones acuícolas sin tener en cuenta todos los informes negativos.

Permítanme la salvedad de plantear el artículo sin señalar a nada ni a nadie. La razón es obvia, todos conocemos donde están los problemas que han llevado a la muerte del litoral teldense.

Y digo muerte porque todos aquellos organismos filtradores marinos que necesitaban de la pureza de las aguas para alimentarse y sobrevivir, han desaparecido. Curiosamente esto sucedió desde que se permitió la instalación de las primera jaulas marinas.

Cada lector que saque sus propias conclusiones.

También es obvio que la calidad de las aguas ha dejado de ser la misma. No es casualidad las infecciones de oídos, de ojos, de piel, urinarias, digestivas que se han producido durante estos años, no digamos ya en el tiempo previo al cierre de las playas en que el nivel de infecciones fue alarmante.

Y hay registro de ello pues muchas de estas personas se han acercado a la plataforma de defensa del litoral y al colectivo ecologista Turcón para recoger sus datos y sus informes.

Nada sabemos de qué ha sucedido. Nada sabemos de las causas. Nada sabemos más allá de los informes objetivos que nos aportan científicos especialistas, informes que como no están mediatizados por los férreos controles de las empresas dedicadas a contaminar nuestro litoral ni por los que se dicen ser representantes públicos de la ciudadanía y no lo son -entiéndase por sus inacciones y sus declaraciones el Cabildo Insular y el Gobierno de Canarias, no son válidos, no son de fiar.

Al parecer ellos sí saben que ha sucedido pero la verdad nunca nos la contarán. A fecha de hoy ningún informe ni análisis riguroso se ha hecho llegar a la ciudadanía. ¡Cuatro meses después!

No nos la contarán porque, de hacerlo, la empresa tendría que irse ya y las dimisiones entre los consejeros y directores generales afectados por el sin control más absoluto a la hora de firmar concesiones tendrían que ser fulminantes, inmediatas.

Pero nada de esto va a suceder. No son hombres y mujeres de honor, no tienen dignidad alguna, basan su supervivencia política en la falsedad y en el control absoluto de la información. La verdad, lo que ellos llaman información sensible, debe ser ocultada.

Por eso no es de extrañar que cientos de personas hayan ocupado este sábado día 27 de diciembre las playas de nuevo.

Esta vez se trataba de hacer una cadena humana y tanta era la gente con camisetas negras sobre las arenas de la playa que pudieron realizarse cinco cadenas humanas, casi seis.

Las consignas eran muy sencillas, de una claridad meridiana y no exigían nada a la que no tuvieran derecho porque se les había arrebatado el mar de siempre, la pureza de sus aguas, su historia familiar, parte de sus recuerdos y su vida.

Aguas limpias era uno de ellos. Devuélvannos el mar. Jaulas marinas, no. Playas sin contaminar. 

Y así varias consignas en la misma línea que los mensajes que había en las múltiples pancartas depositadas sobre el arenal y sujetas a las balaustradas del paseo marítimo.

Las cruces clavadas en la arena, con un D.E.P. Salinetas o bien D.E.P. Playas formaron un provisional cementerio que recuerda lo que fueron estas playas durante el cierre. 

Y pensé entonces en el producto que se criaba en aquellas jaulas de engorde, un producto que la empresa definía como: lubina gourmet, es decir una exquisitez que permitía, utilizando un concepto totalmente inadecuado, venderla más cara a restaurantes refinados de todo el mundo cuya clientela desconocía la procedencia real de aquello que iba a degustar y saborear.

Y me pregunté porqué tanto emperramiento de la empresa en no dejar analizar los fondos marinos existentes bajo las jaulas, justo allí donde se depositan los excrementos de cientos de miles de lubinas si tenemos en cuenta todas las jaulas.

Y me pregunté porqué tanto emperramiento de la empresa en no dejar volar dron alguno sobre las jaulas, negando así, sin control alguno, sin el control que deberían ejercer las consejerías y direcciones generales del Gobierno de Canarias habilitadas para ello, pero que no lo hacen, realidades demostrables con cámaras de que la muerte de peces ha sucedido siempre y sigue sucediendo.

Y me pregunté si habría un negocio mayor que aquel que siempre da beneficios, vaya bien o vaya mal. El que observaba frente a mis ojos, era uno de ellos. Cuando el producto culminaba el proceso de cría y engorde y por consiguiente llegaba al mercado en óptimas condiciones se transformaba en dinero, muchos millones de euros, pero cuando alguna circunstancia anómala, interrumpía el proceso y se perdía la producción esperada, existían defensas institucionales, informes a la carta para que los millones de euros siguieran llegando a los bolsillos de la empresa en forma de compensaciones, subvenciones o pagos de los seguros.

Respiré hondo para afrontar la última observación. ¿Alguien podía entender como se podía criar una lubina gourmet junto a una cloaca?

¿Alguien, en su sano juicio, podía llegar a pensar que en unas jaulas de peces situadas justo encima de las acumulaciones de excrementos que producen los mismos peces, encerrados a una distancia pequeña del fondo marino pues las jaulas estaban -unos trescientos metros de distancia-, prácticamente pegadas a la costa, los tejidos orgánicos de cada uno de los pescados ningún efecto registraban alimentándose sobre tal estercolero?

¿Alguien en su sano juicio piensa que se puede obtener una lubina gourmet, criándola justo al lado de la salida de un emisario submarino que desagua las aguas mal depuradas procedentes del tratamiento de residuos industriales?

Para esta última información me baso en las actas de inspección ambiental llevadas a cabo por la Dirección General de Transición Ecológica y Lucha Contra el Cambio Climático del Gobierno de Canarias, de las que informaron a la prensa -con esta plataforma y con la ciudadanía afectada jamás contactaron-, en artículo que publica G.Florido y J. Quesada bajo el título: “El emisario de Silva vierte sustancias no autorizadas de actividades industriales”

Y lo que era peor,
¿Alguien en su sano juicio tuvo la osadía, la desfachatez, la indignidad de firmar la concesión conociendo todo esto que he expuesto, sabiendo que nos encontramos ante un litoral contaminante y contaminado, y teniendo sobre la mesa, frente a sus ojos, informes negativos de varias instituciones, entre ellas la de la Autoridad del Puerto de Las Palmas donde se advertía de la inseguridad del tráfico marítimo para los petroleros cargados de hidrocarburos que atracan continuamente en el puerto de Salinetas? 

Pues sí, ahí está, firmada. ¡Qué vergüenza de la existencia de estos políticos sinvergüenzas! Son ellos los que consiguen la desafección de la gente hacia los políticos y la política en general, poniendo en duda el hecho de que la mayoría sean honestos tanto en la gestión como en el gobierno. Pero es esta chusma de impresentables a quienes hay que erradicar. Son los cínicos y prepotentes. Con ellos no va nada. Su soberbia no les permite ni acercarse a los espacios que han sido dañados o arruinados por su nefasta gestión. Desconocen que tan malo es robar como hipotecar la riqueza natural de la gente, sus espacios naturales, su litoral y sus playas.

En este caso, el daño ya está hecho, pero la erradicación de las jaulas ilegales, aquellas que están en zona Prohibida para la acuicultura y que el gobierno de Canarias se niega a exigir se cumpla su Resolución, con carácter de inmediatez absoluta, en el apartado referido al desmantelamiento y/o traslado de las jaulas afectadas por esta prohibición, sucederá de igual modo, más temprano que tarder pues esta plataforma por la defensas de nuestro litoral canario no va a desalentarse ni un solo día. Hará todo lo que sea necesario. Disponemos de estrategias y propuestas para rato y la ilusión y las ganas de los voluntarios son inagotables.

Esperamos de igual modo que el tiempo permita llevar a los responsables de este daño irreparable ante la justicia. Las canarias y los canarios no pueden ser daños colaterales de negocios infames que sólo buscan el interés a cambio de dañar el medio natural de todos para siempre.

José Manuel Espiño Meilán, amante de los caminos y de la vida. Lector, escritor y educador ambiental.

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