
Cientos de personas, entre vecinos, usuarios de las playas, colectivos sociales y representantes políticos, participaron este sábado en una cadena humana reivindicativa celebrada en la arena y el paseo marítimo de Salinetas, convocada por la Plataforma por un Litoral Limpio, para exigir la retirada de las jaulas marinas situadas frente a la costa de Telde.
Protesta en la arena
La acción se desarrolló durante unos 30 minutos directamente sobre la misma playa, donde los asistentes se organizaron en varias filas, vestidos de negro como símbolo de protesta, y delante de cruces negras ancladas en la arena. Durante la movilización se corearon consignas como “Esto apesta, el pueblo protesta”, “Jaulas marinas, no” y “Arriba, abajo, las jaulas pa’l carajo”, acompañadas de pitos y bocinas.
Presencia institucional
Entre los asistentes se encontraba el alcalde de Telde, junto a varios concejales de la Corporación municipal, que siguieron la protesta en un ambiente reivindicativo pero pacífico. La movilización se desarrolló en una jornada soleada, con numerosos usuarios disfrutando de un día de playa casi veraniego, lo que reforzó el contraste entre el uso lúdico del litoral y la denuncia ambiental.
La presidenta del colectivo ecologista Turcón, Consuelo Jorge, denunció la negligencia de las instituciones públicas ante la contaminación marina que ha provocado el cierre de numerosas playas de la isla en los últimos meses. La portavoz ecologista señaló directamente al Gobierno de Canarias como responsable último de una situación que, a su juicio, se arrastra desde hace más de tres décadas sin una respuesta eficaz.
Jorge vinculó los episodios recurrentes de degradación ambiental y restricciones al baño con la presencia de jaulas marinas frente a la costa de Telde, asegurando que sus impactos acumulados han sido tolerados por la Administración autonómica pese a las advertencias de colectivos vecinales y ecologistas. “No es un problema nuevo ni puntual; es la consecuencia de años de permisividad”, sostuvo.
Desde Turcón reclaman asunción de responsabilidades, una revisión profunda del modelo de acuicultura implantado en la zona y medidas urgentes para proteger el medio marino y garantizar el uso público de las playas. El colectivo insiste en que la falta de control y planificación ha derivado en un daño ambiental y social que ya no puede seguir ignorándose.
Apoyo ecologista
La protesta contó con el respaldo de Greenpeace, que instaló una mesa informativa y recogió firmas contra la acuicultura industrial. La organización recordó que las jaulas se encuentran a unos 350 metros de la playa de Melenara, en una ubicación prohibida por el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura de Canarias (PROAC).
Un conflicto abierto
La crisis ambiental se inició a mediados de octubre, con la aparición de manchas aceitosas, peces muertos y malos olores en Salinetas y Melenara, lo que derivó en el cierre de varias playas a partir del 5 de diciembre en distintos municipios del este y sur de Gran Canaria. La mortandad afectó a unas 2.500 toneladas de lubinas, cerca del 40% de la producción de una de las explotaciones de Aquanaria.
Posturas enfrentadas
Mientras la empresa atribuye el episodio a un vertido industrial procedente de emisarios, parte de la comunidad científica apunta a un colapso interno del sistema, relacionado con acumulación de materia orgánica, descenso de oxígeno y estrés de los peces. Colectivos ciudadanos denuncian la falta de coordinación institucional y de información clara sobre el origen del problema.







































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