Defender la lucha canaria es un deber, no una opción

La Lucha Canaria ha soportado cinco años de nubarrones, incluida la tormenta llamada Emilia. Ahora que el cielo empieza a despejarse, no es tiempo de silencio ni de amnesia: es momento de señalar el daño, exigir responsabilidades y recuperar el rumbo con dignidad.

Los últimos cuarenta años han sido los mejores de nuestro deporte: crecimiento, estructura, expansión y dignidad. Episodios recientes aislados no pueden deslegitimar todo un recorrido. Lo preocupante no es la mirada de fuera, sino asumir desde dentro que no somos capaces de dirigir nuestra propia lucha, algo profundamente falso e irresponsable. Nadie de fuera nos lo impuso: nos lo hemos inoculado nosotros mismos durante estos últimos años.

Una agarrada necesaria (2016-2020)
Hace nueve años decidimos dar el paso y emprender la carrera por la presidencia de la Federación de Lucha Canaria. Junto a Juan Ramón Marcelino formamos un equipo excepcional y nos metimos en una garrada necesaria, de las que se luchan con el alma: recuperar el sentido, la estabilidad y la dignidad de una federación lastrada por la gestión anterior. Nos pusimos la ropa de brega, agarramos mano al pantalón y a la espalda, con nobleza en la mirada y compromiso sincero. Nadie se bajó del barco. Fuimos un equipo unido, homogéneo y leal a la palabra dada.

Durante nuestra gestión:
Se puso en marcha la Liga Regional del Gobierno de Canarias, tanto masculina como femenina con premios que devolvían ilusión a los luchadores/as.

Se aprobaron el trofeo y el anillo como símbolos de identidad y esfuerzo: el trofeo con la espiral de la historia viva de la Lucha Canaria y el anillo, grabado en símbolos Amazigh con el nombre de cada isla, representa el alma del terrero y el orgullo de pertenecer a esta tierra y su herencia de nuestros antepasados.

Se impulsó la igualdad y la presencia femenina mediante la MEL, pasando de unos pocos equipos a más de veinte.

Se constituyó el Comité de Clarificación de los Luchadores, incorporando un sistema novedoso que permitió avanzar hacia una mayor equidad entre los luchadores y un equilibrio más justo.

Se profesionalizaron revisiones médicas por la salud de los luchadores/as concertando por la federación los centros médicos especializados. 

Se controló el peso de forma rigurosa y sin tapujos.

Se recuperó la autoridad del Delegado Federativo y se aprobó el Colegio de Árbitros en la Asamblea de 2019.
Se celebró el primer Campeonato del Mundo de Lucha Canaria celebrado en centro Insular de los Deportes de Gran Canaria.

Nació el Tagoror, que llegó a reunir a más de cuatrocientos exluchadores, tanto en Tenerife como en Gran Canaria.

Se firmó un protocolo internacional con Corea, reforzando la proyección del deporte y otorgando oficialidad a los encuentros internacionales con dicho país, mediante unas pautas previamente establecidas para evitar improvisaciones y errores.

Se recuperó y digitalizó el Archivo Histórico y se entregó una federación profesionalizada, con economía saneada y traspaso transparente.

El 21 de mayo de 2018, la Lucha Canaria fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por el Parlamento de Canarias.

No llevamos la Lucha Canaria tan lejos como la Plaza de Callao (Madrid) es verdad, pero sí la elevamos a la categoría de haberla llevado a la isla colombina, La Gomera por sus fiestas lustrales.

Pero lo más importante fue devolverle la dignidad y el respeto a nuestras tradiciones, a nuestra Lucha Canaria.
Aun así, no han faltado quienes sigan difundiendo falsedades sobre nuestra gestión, inventando deudas y enchufismo. Una manipulación burda cuyo único objetivo es desacreditar un trabajo honesto y documentado, y ocultar la mala imagen que ellos mismos han generado en los últimos años. “Una mentira mil veces dicha se convierte en una gran verdad"  Joseph Goebbels.

Mirando atrás, no queda nostalgia, sino conciencia: trabajamos con honestidad, valentía y respeto por la Lucha Canaria y quienes la construyeron. Hoy, defenderla significa proteger su historia, símbolos y valores. Esa responsabilidad no prescribe ni se delega.

(Feliz navidad y próspero año nuevo 2026)

José Trujillo Artiles, Barranquera IV, exluchador.