
La imagen vuelve a hablar por sí sola. Tras semanas de lluvias, los campos y barrancos de Telde recuperan su pulso natural y ofrecen estampas que reconcilian con el territorio. La Cuenca del Barranco Real, a su paso por el emblemático puente de los Siete Ojos, aparece estos días tapizada de un verde intenso que delata la abundancia de agua y la vitalidad de la tierra.
Las fotografías, firmadas por el colaborador Jesús Ruiz Mesa, captan un momento que no siempre se repite con esta fuerza: laderas, vegas y cauces cubiertos de vegetación, charcos persistentes y senderos marcados por el paso del agua, componiendo un escenario que invita a detenerse, observar y sentir.
Este renacer del paisaje es una prueba visible de que las medianías, los valles y las cumbres respiran tras las precipitaciones. El verde no solo embellece, también recuerda la importancia de estos espacios naturales como reguladores del ciclo del agua y como patrimonio ambiental del municipio.
El Barranco Real, eje histórico y natural de Telde, se convierte así en un símbolo de esperanza y de equilibrio. Una postal efímera que conecta pasado y presente, y que devuelve protagonismo a la naturaleza en uno de los enclaves más reconocibles del municipio.













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