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Martes, 02 de Diciembre de 2025

Actualizada Martes, 02 de Diciembre de 2025 a las 10:28:27 horas

Opinión

Del papel mojado a la resistencia

Reflexión de José Trujillo, exluchador

JOSÉ TRUJILLO ARTILES Martes, 02 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Martes, 02 de Diciembre de 2025 a las 07:08:17 horas

Del papel mojado a la resistencia: la historia olvidada de nuestro patrimonio

Cinco años entre juzgados y decretos deportivos impuestos por el político de turno se esfumaron sin que nadie moviera un solo dedo por el Archivo Histórico de la Lucha Canaria, aprobado en Asamblea junto al Museo de la Lucha Canaria. Aquello que la Asamblea aprobó en su momento —durante la presidencia de Gonzalo Hernández— quedó, en buena parte, reducido a papel mojado, al menos en lo que respecta al Archivo Histórico. Porque, de no haber sido por el Ayuntamiento de Ingenio y el propio Cabildo de Gran Canaria, hoy ni siquiera existiría, pese a que esa responsabilidad correspondía y corresponde claramente al Gobierno de Canarias.

 

Era un acuerdo concebido para proteger nuestra memoria, garantizar su conservación y dotar unas instalaciones que, por pura lógica, debían servir para custodiar documentos históricos a buen recaudo. Pero lo cierto es que, a día de hoy, el Gobierno de Canarias, a través de sus direcciones tanto culturales como deportivas, ha brillado por su ausencia. El proyecto terminó siendo ignorado por quienes tenían la obligación estatutaria y moral de hacerlo.

 

En esa misma legislatura, con Gonzalo al frente, también se aprobó el Jurado de Garantías, una herramienta clave para velar por la limpieza, la coherencia y la transparencia de la Lucha Canaria. Sin embargo, tras la gestión de la Gestora ilegal (según resolución judicial), jamás llegó a ponerse en marcha. Corrió la misma suerte que las Asambleas, que estatutariamente deben celebrarse al menos una vez al año: el olvido absoluto que también sufrió el Archivo y el Museo, arrastrados por la desidia del político de turno y de los gestores deportivos durante estos cinco años negros de nuestra historia, de nuestro deporte vernáculo y más querido por nuestra gente.

 

El mayor responsable de esta parálisis ha sido, sin lugar a dudas, el propio Gobierno de Canarias. Tanto la Dirección General de Deportes, como la recién creada Dirección de Deportes Autóctonos, destinada a defender los intereses de la Lucha Canaria en el ámbito deportivo, así como la Dirección de Patrimonio, encargada del Museo y del Archivo, permanecieron inmóviles durante todo ese tiempo —en el caso del Archivo Histórico, durante muchos más años. Una indiferencia pasmosa ante la urgencia de poner orden en el caos estatutario de la Lucha Canaria y, sobre todo, ante su obligación de conservar nuestra historia a través del Museo y del Archivo Histórico.


En un principio, el Archivo debía ubicarse en el populoso barrio del Carrizal, en la Casa del Obispo, en Ingenio. Todo estaba hablado y aprobado. Sin embargo, se optó finalmente por trasladarlo a la Casa de Postas del mismo municipio, una decisión que no solo prolongó innecesariamente su abandono, sino que terminó debilitando aún más nuestra memoria histórica. 

 

Mientras tanto, el Museo seguía resistiendo —como buenamente podía— en el municipio de El Sauzal, gracias al apoyo y la aportación del Ayuntamiento, que lo ha mantenido en pie durante todo este tiempo, de la misma manera que el Ayuntamiento de Ingenio ha hecho con el Archivo Histórico de la Lucha Canaria así como el propio Cabildo de Gran Canaria pese a ser de obligado cumplimiento del Gobierno de Canarias.

 

Durante esos años, además, la gestión se volcó más en promocionar la Lucha Canaria en el exterior que en atender las necesidades reales que tenía —y sigue teniendo— nuestro deporte en su propia tierra. Como ya he señalado en distintos artículos publicados, incluido el famoso caso de “La Lucha en la Plaza de Callao en el centro de Madrid”, se apostó por una visibilidad nacional forzada, intentando colocar la Lucha Canaria fuera de su rango natural, cuando todos sabemos que es un deporte exclusivamente regional, profundamente enraizado en Canarias.

 

Mientras tanto, los asuntos verdaderamente fundamentales quedaban relegados al olvido, como el Archivo Histórico y el Museo de la Lucha Canaria, o la propia divulgación en la isla de La Gomera, única isla que se resiste a practicar nuestras costumbres luchística heredadas de nuestros antepasados.


 
Con aquellas “perras, cristiano que se gastaron en Madrid”, se podría haber adquirido algún que otro material para el Archivo Histórico y para el propio Museo, que tanta falta les hace. A día de hoy, ni siquiera cuentan con un mueble digno donde guardar el material histórico donado desinteresadamente por tantos aficionados. Y allí sigue todo, conservado casi de milagro gracias a los alumnos del PFE y a su directora, que hacen lo que pueden —y más— para que nuestra memoria no se pierda entre el polvo y el abandono.

 

Para colmo, gran parte de la documentación original fue desviada en su día al Archivo Insular de Tenerife por orden de la Dirección de Patrimonio, siguiendo instrucciones de la propia Dirección de Cultura, hace ya más de cinco años. Aun hoy, nadie sabe nada sobre la digitalización de los documentos que las distintas federaciones insulares entregaron puntualmente, dejando un vacío de información que debería estar al servicio de investigadores, luchadores y del público en general.

 

El caso es que, al tratarse de un archivo de ámbito regional, la salvaguarda de sus intereses debería corresponder directamente al Gobierno de Canarias, tal como sucede con el Museo de la Lucha Canaria en El Sauzal, Tenerife. 

 

Sin embargo, la gestión de ese museo recae en el Ayuntamiento de la localidad, y la situación es casi la misma: falta de control y de apoyo efectivo por parte de la administración regional. Y no olvidemos que la Lucha Canaria está declarada Bien de Interés Cultural (BIC), una razón de peso que debería obligar aún más a las instituciones regionales competentes a proteger y conservar su patrimonio.

 

A pesar de todo, la verdadera fuerza de nuestra Lucha Canaria sigue viva: gracias a la entrega desinteresada de aficionados que guardaban documentos particulares, y al trabajo paciente de los alumnos del PFE, subvencionados por el Cabildo de Gran Canaria, se ha podido comenzar a organizar y digitalizar parte del material en el Archivo de Ingenio. Por parte del Gobierno de Canarias, nada: cero apoyos, cero iniciativas, cero implicaciones.


Hoy, gracias a la visión y el impulso del actual Consejero del Cabildo de Gran Canaria, don Juan Díaz, Concejero de Empleo, el proyecto empieza a tomar forma y la memoria de la Lucha Canaria encuentra por fin un espacio digno. 

 

Después de años de negligencia, promesas incumplidas y pasividad institucional regional, el Archivo Histórico demuestra que, incluso frente a la inercia de las autoridades, la historia de un pueblo puede abrirse camino cuando hay quien está dispuesto a luchar por ella ¿y el Gobierno de Canarias qué?

 

Cabe señalar que, al frente de ese Archivo Histórico estuvo el entonces vicepresidente de la Gestora y posteriormente vicepresidente de la Junta de Gobierno de la Federación de Lucha Canaria, lamentablemente, tras su salida del ente federativo, se ha prodigado en las redes sociales insultando y criticando a quienes no comparten su parecer o a quienes no le ríen la gracia.


José Trujillo Artiles, Barranquera IV, fue luchador.
 

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