La Casa Condal se convierte en templo del romance canario

La Casa Condal de Telde se abrió anoche como un cofre antiguo y lleno de luz. Allí, bajo la penumbra cálida de su patio, la Noche de Romances volvió a desplegarse como un tejido de voces, silencios y recuerdos compartidos. No fue solo un acto cultural: fue una ceremonia íntima donde el folclore dejó de ser archivo para convertirse en respiración.

Un escenario que habló en verso
Los intérpretes fueron llegando uno a uno, portando romances que parecían venir desde lejos, como si viajaran desde la misma tierra que guardan las huellas de pastores, mareantes y viejas narradoras. Los versos se alzaron entre los muros históricos de la Casa Condal como pájaros nocturnos, llenando el espacio con esa cadencia única de la tradición oral canaria.

Música que revive lo ancestral
Acompañados por integrantes de la Escuela Municipal de Folclore, la Escuela de Música, Danza y Teatro, músicos de la Banda Municipal y representantes de varios colectivos folclóricos, los romances no solo fueron recitados: fueron acariciados con guitarras, timples, flautas y voces que parecían recordar lo que nunca debe olvidarse.

Una velada tejida en comunidad
La noche avanzó entre melodías y relatos que hablaban de amores antiguos, hazañas de campo, mareas que traen y llevan vidas, y memorias que aún hoy laten en los patios familiares. El público, atento, vibró con cada historia, como si todos compartieran un mismo pulso.

Compromiso con la identidad
La Concejalía de Cultura, la empresa municipal Gestel y el Ayuntamiento de Telde respaldaron una edición que confirma que la tradición no es un pasado a conservar, sino un presente que se renueva cada vez que alguien decide contarlo. Y anoche, en la Casa Condal, Telde decidió contarse a sí misma.