Los sicarios "se equivocaron de objetivo" en el asesinato de El Conejero en Telde

La investigación por el asesinato de Jonathan Josué Delgado, conocido como el Conejero, ha dado un giro radical tras el análisis de los teléfonos móviles de los cuatro presuntos sicarios colombianos implicados en la ejecución. Según informa Canarias7, el volcado de sus terminales permitió a la Policía Nacional concluir que los autores “se equivocaron de objetivo” y que la víctima no era la persona a la que inicialmente debían matar.

Los investigadores sospechan incluso que los objetivos no eran uno, sino varios, pertenecientes a un clan presuntamente dedicado al narcotráfico, enfrentado al círculo de José Jesús Calderín, alias José el Negro, y de su hijo Kilian José, íntimos del Conejero y condenados a 12 años de prisión por un intento de homicidio en Jinámar.

“La habían cagado”: los propios sicarios reconocieron el error

El inspector encargado del caso detalla en su informe, citado por Canarias7, que el error queda reflejado en audios y mensajes de los propios ejecutores, donde expresan que “la habían cagado” y que, por ese motivo, no recibirían el pago pactado.

Solo uno de ellos, Brayan Andrés F.R., llegó a recibir 1.700 euros, que transfirió al presunto autor material de los disparos, Antony C.M.. Además, Brayan percibió 1.497,39 euros enviados vía Western Union por Manuel Alejandro R.C., señalado por la Policía como la persona que habría gestionado billetes de avión, entregas de dinero y parte de la logística del crimen, aunque no pudo ser detenido por no encontrarse en España.

El volcado del móvil de Brayan fue determinante: contenía conversaciones, audios, capturas y búsquedas previas que revelaban planificaciones, pagos, rutas y el fracaso del encargo.

Conversaciones clave: “Tanto tiempo para venir a cagarla”

Entre los mensajes recuperados, los investigadores destacan uno del 30 de junio, cuatro días después del asesinato. Brayan le reprocha a Manuel:
—«Tanto tiempo para venir a cagarla»
—«Fue una cagada, muy suave, muy recagada»

Manuel, por su parte, reconocía el mal resultado:
—«Mal, remal»

El 2 de julio, Manuel envió a Brayan un enlace a una noticia de Canarias7 que adelantaba la detención de los primeros presuntos sicarios. «Métase, métase y revísela, y ya necesito que cambie de celular, parcerito», le ordenó después de hablar por teléfono. Semanas más tarde, la Policía certificó que Brayan cambió de móvil, tal y como se le indicó.

Los audios analizados también recogen expresiones que, según la UDEV, evidencian su frustración por haber ejecutado mal el encargo. En uno de ellos se escucha:
—«Los gonorreas hijueputas me dejaron con una parida de…»

Todo el conjunto de mensajes reforzó la tesis policial: el asesinato se cometió contra una persona distinta a la prevista y el operativo se rompió tras el error.

Un encargo mal ejecutado y un pago que nunca llegó

La Policía señala a Manuel Alejandro R.C. como quien ofreció a Brayan participar en la “vuelta” —argot para referirse a un crimen por encargo— por solo 600 euros, cantidad que finalmente no pudo entregarle porque los mandantes se negaron a pagar por un trabajo mal hecho.

En otro audio clave, Brayan insiste: —«Vaya cagada, mano, si hubiera salido bien, estaría bien la cosa, pero tampoco salió bien». Manuel responde pidiéndole “fe” y asegurando que también él pensaba que “esta vuelta iba a salir bien, pero no”.

El gran interrogante: ¿quién ordenó la muerte?

Según Canarias7, la Policía Nacional y el Juzgado de Instrucción nº 2 de Telde trabajan ahora para identificar quién o quiénes encargaron realmente el asesinato, dirigido presuntamente a miembros de organizaciones criminales rivales en la isla.

Los cuatro detenidos están investigados por asesinato, pertenencia a grupo criminal, falsificación, usurpación y tenencia ilícita de armas.

Mientras tanto, la figura de Manuel Alejandro —considerado pieza clave en la planificación— sigue fuera del alcance policial, tras confirmarse que no se encuentra en territorio español.