El proyecto europeo Atlas ha reunido en PLOCAN a sus socios internacionales para planificar el uso de cables submarinos de fibra óptica como sensores acústicos capaces de “escuchar” el Atlántico. Canarias será el laboratorio principal para validar esta tecnología, clave para detectar cetáceos, monitorizar ruido submarino y mejorar la alerta sísmica. La iniciativa, financiada por el programa Interreg y el FEDER, busca ampliar la observación del océano mediante infraestructuras ya existentes y sistemas avanzados de análisis de datos.
La sede terrestre de la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), ubicada en Taliarte, ha sido escenario del inicio del Kick-off Meeting del proyecto europeo ATLAS (Atlantic Tracking with Lightwave Acoustic Sensing). El encuentro, celebrado durante dos jornadas, ha reunido a socios de España, Irlanda, Portugal, Francia y Noruega con el propósito de definir la hoja de ruta de esta ambiciosa iniciativa de observación ambiental basada en cables submarinos de telecomunicaciones ya instalados en el Atlántico.
Durante la reunión, los miembros del consorcio abordaron los aspectos técnicos y científicos que guiarán la puesta en marcha de ATLAS. El proyecto pretende transformar las actuales líneas de fibra óptica del fondo marino en una red de sensores acústicos distribuidos, capaces de detectar grandes cetáceos, cartografiar el ruido submarino y mejorar los sistemas de alerta frente a terremotos y otros riesgos geológicos. Esta tecnología permitirá reforzar la protección de la biodiversidad y aumentar la seguridad marítima a escala atlántica.
El tecnólogo de PLOCAN y coordinador técnico del proyecto, Eric Delory, destacó el carácter innovador de ATLAS, basado en aprovechar infraestructuras de telecomunicaciones ya operativas: “No añadiremos nuevos cables al océano; interrogamos desde tierra los cables existentes y la información que recibimos se relaciona con actividad sísmica, presencia de cetáceos o ruido submarino”.
ATLAS se apoya en la tecnología DAS (Detección Acústica Distribuida), que permite transformar los cables ópticos en largas líneas sensoriales. Según Delory, esto facilitará ofrecer datos y servicios a organismos públicos, redes de observación y entidades interesadas en conocer el estado del océano en tiempo casi real

























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