
Me dirijo a ustedes con el propósito de aclararles algunos términos. Hace cincuenta años que murió Franco, pero todavía siguen anclados en muchos de los paradigmas machistas y represores del régimen. A todos ustedes, nostálgicos de la dictadura les recuerdo que no fue hasta el año 1975 cuando la mujer pudo por primera vez sacar dinero del banco sin el permiso de su marido, pues la mujer en el franquismo era un ciudadano de segunda clase.
No podían disponer de su propio dinero y las casadas necesitaban un permiso del marido para viajar o hacer cuestiones tan básicas como sacarse el pasaporte. En la dictadura eran consideradas no solo ciudadanas de segunda clase sino legalmente “incapaces”. La sección femenina fue la encargada de fomentar el papel de la mujer en la casa y como servidora del marido. Si trabajaba fuera del hogar lo hacía en lo que le dejaban, pues no todos los trabajos eran permitidos para la mujer, el sueldo era siempre inferior. La mujer debía ser antes que nada “una buena esposa” y su función principal debía ser la maternidad. No existía el derecho al divorcio y mucho menos al aborto o usar preservativos.
Con la muerte del dictador, las mujeres tuvimos que conquistar o reconquistar nuestros derechos (pues ya en la República estos habían sido altamente reconocidos) y fueron las feministas quienes bregaron, año tras año, para conseguir el derecho al divorcio o al aborto. Cincuenta años después, aún debemos seguir luchando por nuestros derechos.
Les recuerdo esto porque sé que ustedes son unos nostálgicos de aquellos tiempos. Les encantaría que estuviésemos calladitas y que habláramos de flores. Pero caballeros les anuncio: los tiempos han cambiado. Ya hemos aprendido que los celos no son un síntoma de amor, ni que las tareas del hogar o los cuidados son cosas de mujeres sino una corresponsabilidad de ambos.
Somos muchas, cada vez más las que reconocemos las estrategias de dominación al vuelo, llevamos muchos años de experiencia en los procesos que utilizan para seguir oprimiéndonos como la presión estética: estás gorda, deberías adelgazar.
Sabemos distinguir claramente cuando nos habla con condescendencia o tratan de explicarnos algo que sobradamente sabemos mejor que ustedes (mansplaining) como una prueba más de su necesidad de imponerse.
A todos ellos, siento comunicarles que ya no tenemos miedo. Las mujeres saben lo que quieren y no van a callarse, por eso algunas son insultadas, agredidas o asesinadas. Ahora son ustedes los que tienen que aprender, saber que ya no estamos en esos tiempos, que no vamos a callarnos. Aunque nos vapuleen o nos maten.
Digo esto porque Canarias está a la cabeza de todo el estado español en denuncias de malos tratos. Según los datos del observatorio contra la violencia de género del Consejo General del Poder Judicial, Canarias es la comunidad con mayor incidencia en violencia machista en España, muy por encima del resto de regiones. El número de mujeres víctimas ha crecido de forma preocupante. En 2024 ha habido un aumento porcentual del 46,6%, la más alta de todo el Estado.
Con estos datos solo podemos afirmar que el machismo sigue anclado en nuestra sociedad canaria y, que todavía hay hombres, “señoros” que se niegan a considerar a la mujer como una igual y a sofocar con violencia las libertades.
Por todo esto y más, señoros, les escribo esta carta para que sepan que seguiremos defendiendo nuestros derechos pase lo que pase.
Nieves Rodriguez Rivera es profesora de Lengua y Literatura y escritora.






















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