
Este mes de noviembre, hace ahora 50 años, España, nuestra Patria, vivía uno de los momentos más convulsos y determinantes de su historia reciente que, macaron un antes y un después. Estos fueron, el abandono del territorio del Sahara y la muerte del Jefe del Estado, General Francisco Franco Bahamonde.
El abandono precipitado, solo se dio unos escasos 3 meses, del Sahara, territorio colonial desde 1.884, (Conferencia de Berlín) y refrendado en 1.900, (Tratado de París), que le dio la Soberanía a España y, esta lo acepta, pasando a formar parte de su territorio como, África Occidental Española y, es a partir de 1.958, la “Provincia nº 53 de la Nación Española," hasta que en 1.975, según el “Acuerdo de Madrid,” del 14 de Noviembre de 1.975, se deja a su suerte.
Con extensión de 280.000 Km2., y una población, censada en 1.970 de, 66.925 personas que, en algunos casos, fundida y emparentada con la población española. Con idioma castellano y dialecto árabe Hassanía, profesaban la religión Islámica y Católica.
Defendida por “Tropas Regulares y la VII Bandera de la Legión,” soporta las escaramuzas y provocaciones de sus vecinos marroquíes que culminan con la llamada “marcha verde” entre los días 6 y 9 de Noviembre de 1.975.
Por esas fechas, este que estas líneas escribe, se encontraba en la zona como subcontrata de la Empresa Ramón Beamonte Del Rio, en labores de mantenimiento de la Cinta Trasportadora de Fosfatos, desde Boucraa al silo de Playa de Aaiún y de la impermeabilización de determinados edificios y viviendas de propiedad gubernamental. Pude comprobar, “in-situ,” el importante comercio que se desarrollaba entre las Islas y la Provincia Saharauis. Recuerdo que, por la Empresa Alcorde, con sus barcos de cabotaje, todas las semanas, se recogía del Mercado Central, aún no existía el Merca, todas las frutas y verduras que no se habían vendido, amén de repuestos de maquinaría, herramientas y hasta comida para el ganado, trasportándolos hasta, el Portón de Playa de Aaiún y así un largo etc..
Los comercios, bares/restaurantes, joyerías, cine, etc., que existían por esas fechas, no tenían nada que envidiar a los de las Islas. El Parador Nacional era de lo mejor en su categoría. Bancos y otras entidades, florecían en sus negocios. Por la tarde/noche, cuando a los miembros de las tropas acuarteladas se le daba la “macha de frente”, el bullicio en calles, plazas y bares, eran digno de ver y vivir, pero los “Acuerdos de Madrid,” secretos, dieron al traste con todo.
Por conversaciones, particulares, que mantuve con mandos intermedios de las tropas que defendían el territorio, me informaron que, la llamada “Marcha Verde,” estaba encabezada por un gran contingente de mujeres y niños que presidían a las tropas marroquíes agazapadas atrás. La consigna que tenían era cruzar la línea fronteriza.
Las tropas españolas, recibieron la orden de retrasar sus puestos hacía el interior de la Provincia, unos cinco Kms., según me dijeron hubo deserciones entre la tropa, en evitación de un supuesto conflicto con innumerables víctimas civiles, por invasión de las fronteras establecidas. Tres días duro aquella algarabía con canticos, bailes y provocaciones, dejando tras la retirada, un malestar visible y palpable en las fuerzas españolas.
Tras la firma del Acuerdo de Madrid, el 26 de Febrero de 1.976, España se retira y traspasa a Marruecos y a Mauritania, su soberanía y responsabilidad sobre el territorio, comprometiéndose, las partes, a cumplir la Disposición de la O.N.U. de que, había que aceptar la voluntad y opinión de sus habitantes, sobre su descolonización y futuro. Hasta hoy, todo han sido palabras y buenas intenciones. El pueblo fue obligado a aceptar lo acordado en Madrid o a emigrar, como así ha sido, a los “Campos de Refugiados de Tinduf, en Argelia, y un muro les impide vivir en su tierra.
Aquel 26 de Febrero de 1.976, cuando la VII Bandera de La Legión, recibió la “orden de Arriar Bandera,” el mando responsable del acuartelamiento, no fue capaz de hacerlo y, según me dijeron, cortó el mástil con la Bandera de España al viento, pero no la arrió y, así, unida al mástil, se la entregó al último Gobernador General, el Teniente General D. Federico Gómez De Salazar.
Aquella precipitada retirada que, según se dijo, fue auspiciada por la Casa Real española, tras un pacto secreto con el por entonces Secretario de Estado Americano Henry Kissinger, a fin de que la reconociera, trajo para la población, en especial para la mayoritaria canaria, graves problemas, económicos, culturales y sentimentales.
Los canarios residentes, tenían sus medios de vida arraigados en la zona, había intercambio comercial de todo tipo entre las Islas y el territorio abandonado. Muchos tenían casas que las vivían o las tenían en alquiler, numerosos taxis, camiones de transportes, etc., lo que ocasionó no pocos problemas logísticos, en las Islas, al recibir, dar cobijo y trabajo a, todos aquellos que, fueron obligados a dejar sus medios de vida, en un corto espacio de tiempo.
Otro problema, no menos importante, fue el trasladar los cuerpos de los fallecidos que descansaban en los cementerios de la zona.
De cualquier forma, atrás quedaron y se renunció, independientemente de los lasos culturales y sentimentales, a la gran riqueza natural del territorio, puede que ahí estuviese el interés de unos por anexionárselo y de otros por entregarlo.
No era, ni es, un secreto, las seis minas a cielo abierto de fosfato que se entregaron, junto a la infraestructura de la cinta trasportadora que, desde Bucraa , trasportaba hasta el silo de Playa de Aaiún, unos 110 kms., el mineral y, desde aquí, hasta los barcos mineraleros, a través de otra cinta sobre el mar, más de 1 km., no había puerto.
La pesca de superficie y de aguas profundas del caladero sahariano, desde siempre, dio trabajo y riqueza a la flota isleña, andaluza y gallega, entre otros. En mi estancia en el territorio, puede comprobar que, en Playa de Aaiún, el pescado se podía coger con las manos, en determinados momentos.
Minas hierro aún por explotar. Oro, mezclado con el fosfato, según cálculos 48 grs/Tm., igual que Uranio, también en el fosfato. A los que se unían, en estudios más recientes, Diamantes, Niobio, Tantalio, Tierras Raras, etc., amén de los 120 kms. de costa, para la instalación de fuentes de “energías renovables,” viento casi garantizado y horas de sol seguro.
A finales de los años 60 del pasado Siglo, el INI, saco a concurso internacional, el estudio y localización de Hidrocarburos en toda la Provincia. Para ello, se dividió, la zona en cuadriculas, en total seis. Con el testimonio verbal de un Ingeniero Ayudante de Obras Públicas, que trabajo para la empresa francesa ELF Aquitaine, creo que, en la tercera o cuarta cuadricula, no lo recuerdo exacto, la empresa francesa, en varias prospecciones encontró, primero agua que, salía ligeramente caliente, luego gas y, a partir de unos 1.000 mts., petróleo.
Por aquel entonces, no se consideró necesario o no se pudo, iniciar su explotación comercial. Los pozos, se señalizaron convenientemente, tapándose el orificio de su boca, con un dado de hormigón en masa, quedando al arrullo de los vientos del desierto, disimulados bajo la arena.
Y, así, el territorio/provincia, paso de unas manos a otras, por dejadez política, por posibles intereses económicos, espurios e inconfesables, no lo sé. Pero lo cierto es que, sus verdaderos dueños, el Pueblo Saharaui, lo tiene muy complicado para que, a corto o medio plazo, pueda volver a sus orígenes.
Lo que fue y, podía ser hoy, un baluarte, un muro de contención, contra las nuevas rutas migratorias, un prometedor intercambio comercial y cultural, el tener las aguas de 12 millas marinas, compartidas con un país amigo que, podría disuadir de intentos y sobresaltos, sobre la propia soberanía de las Islas, de momento, no existe.
Antonio Santana Rivero es ciudadano de Telde. Fue pregonero de las fiestas de San Francisco 2025.









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