Insultos y lanzamiento de semillas: un feligrés perturba la procesión de San Gregorio

La última parte de la procesión de San Gregorio Taumaturgo en Los Llanos, celebrada este lunes por la noche, se vio alterada por un incidente protagonizado por un conocido feligrés del barrio, un florista jubilado y vecino de la calle Ruiz, que reaccionó con visible enfado porque el trono del santo no se detuvo frente a su vivienda, donde había preparado un enramado especial. Pese a saber que la tradición solo contempla dos paradas:  una en la calle Juan Diego de la Fuente para la bendición de los campos y otra frente al colegio salesiano, en la calle Ruiz.

Según fuentes policiales consultadas por TELDEACTUALIDAD, los hechos ocurrieron en los metros finales del recorrido, cuando la comitiva regresaba a la plaza pública. El feligrés, que habitualmente se desplaza en silla de ruedas, se levantó, caminó unos pasos y comenzó a lanzar insultos muy graves contra un miembro de la comunidad parroquial. La situación se tensó cuando también increpó al párroco, Agustín Lasso Tadeo, después de que este tratara de pedirle calma.

Ante la insistencia del vecino y el aumento del tono de los gritos, un agente de la Policía Local se vio obligado a intervenir para evitar que la situación fuese a mayores El funcionario lo sentó nuevamente en la silla de ruedas y lo apartó unos metros del recorrido, restableciendo la normalidad para que la procesión pudiera continuar.

Fuentes de la parroquia muestran su profundo malestar con este feligrés, que no es la primera vez que protagoniza incidentes con miembros de la comunidad. Durante la procesión, aseguran, el vecino llegó incluso a lanzar semillas de trigo con cierta virulencia contra la imagen de San Gregorio, una talla histórica realizada por el escultor guíense José Luján Pérez, cuyo estado de conservación exige especial cuidado. Los impactos, señalan, podrían haber afectado la delicada policromía de la pieza.

El episodio dejó un sabor amargo en una procesión que suele discurrir con normalidad y devoción, y que anoche se vio marcada por un comportamiento que la comunidad parroquial considera “inaceptable, reiterado y peligroso para el patrimonio”.