
La situación de Laura, una mujer transexual que lleva tres meses viviendo en el interior de su coche en Telde, volvió a generar preocupación este pasado de semana después de que se la viera bañándose en bikini en una zona ajardinada próxima a la entrada del Lidl de San Juan, a la vista de numerosos viandantes.
La Policía Local intervino y la instó a abandonar el lugar, escenario donde días atrás también había protagonizado protestas frente al Ayuntamiento tras ser desalojada de la plaza de San Juan, donde su vehículo ocupaba la parada de taxis.
Laura llegó a Canarias huyendo de agresiones transfóbicas, insultos y amenazas sufridas en su municipio de origen, en Jaén. Afirma vivir “como puede” dentro del coche junto a sus dos perros, tras una agresión que —según su testimonio— le ocasionó una fractura en la vértebra L1. Con una pensión de 600 euros, asegura no poder acceder a una vivienda digna. Ha acudido a los Servicios Sociales de Telde, pero al no estar empadronada, ha sido derivada a otras administraciones, quedando atrapada en un limbo que ella describe como “una lucha diaria por sobrevivir”.
Su caso ha reabierto el debate sobre la falta de recursos para personas trans en situación de extrema vulnerabilidad y la necesidad de una respuesta institucional más sólida y coordinada. Colectivos LGTBI denuncian que “la transfobia también se expresa en el abandono administrativo” y piden soluciones urgentes para evitar que situaciones como la de Laura deriven en episodios públicos que, además de la exposición personal y el riesgo sanitario, generan alarma social.











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