
El centro médico estético 360 Clinics, con sede en La Mareta (Telde), ha cerrado sus puertas tras la entrada del grupo en preconcurso de acreedores, una decisión que ha dejado a cientos de clientes con tratamientos interrumpidos o sin iniciar. La empresa, que contaba con siete franquicias en Canarias, ha comunicado a sus usuarios que “no es posible continuar, reanudar ni reprogramar” los servicios hasta que avance el proceso judicial.
En un correo remitido a los afectados, la compañía asegura que su intención es establecer un “plan de reorganización” para atender “de forma progresiva y segura” los servicios ya pagados y pendientes de ejecución. Sin embargo, la incertidumbre se ha disparado entre los clientes, que se han agrupado en plataformas y grupos de mensajería para coordinar acciones legales.
En Gran Canaria, 360 Clinics disponía de tres locales: La Mareta (Telde), Los Alisios y Siete Palmas. Solo en la Isla, los perjudicados han creado un grupo de WhatsApp con más de 260 usuarios, según publica La Provincia-DLP, mientras que en Tenerife, donde la cadena contaba con otros cuatro centros (La Laguna, Añaza, Meridiano y Tres de Mayo), extrabajadoras estiman que hay alrededor de 400 clientes afectados.
La empresa justificó el cierre temporal de todas sus clínicas en España por el “contexto crítico del sector médico-estético”, alegando que la recuperación tras la crisis sanitaria del Covid-19 “no ha sido plena” y que la “reducción drástica del crédito al consumo” ha limitado la capacidad de los clientes para acceder a sus tratamientos.
Testimonios de afectados
Entre los usuarios que reclaman soluciones se encuentra Carolina, que había financiado una promoción de 1.000 euros para su hija con parálisis cerebral. “Tuvimos que hacer un trabajo previo con la psicóloga para que pudiera hacerse el láser. Ahora está sin terminar las sesiones y nadie responde”, explica.
Otro afectado, Carlos, asegura haber perdido la mitad del dinero invertido en un bono de depilación corporal contratado en el centro de Los Alisios, que cerró sin previo aviso. “Primero me cambiaron la cita a Siete Palmas y después también cerraron. No pienso volver a ninguna franquicia”, lamenta.
Por su parte, Isabel, que contrató junto a su familia un tratamiento de más de 2.000 euros, relata que antes del cierre ya notaron “cambios de citas sin explicación y excusas sobre averías en las máquinas”. Ella misma ha impulsado la plataforma de afectados para canalizar denuncias y exigir la devolución del dinero. “Ahora responden mensajes automáticos, como si fuera un robot”, critica.
La situación ha generado un aluvión de quejas formales y consultas ante las oficinas de consumo, mientras los clientes esperan una respuesta judicial que les permita recuperar lo invertido o retomar sus tratamientos.

























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