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Domingo, 02 de Noviembre de 2025

Actualizada Domingo, 02 de Noviembre de 2025 a las 16:37:21 horas

Tradición y legado familiar | Orgullo agrícola de Telde

La Finca Jomera honra la memoria de José Medina con una cosecha de naranjas de campeonato

La familia Medina recoge en El Ejido una producción de 15.000 kilos que mantiene vivo el legado del patriarca y símbolo del campo teldense

TELDEACTUALIDAD/Telde Domingo, 02 de Noviembre de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Domingo, 02 de Noviembre de 2025 a las 08:04:49 horas
Pepe Medina, junto a sus hijos, Raúl y José, mantienen con firmeza el legado dejado por el patriarca José Medina /C7-Cober.Pepe Medina, junto a sus hijos, Raúl y José, mantienen con firmeza el legado dejado por el patriarca José Medina /C7-Cober.

En el corazón agrícola de El Ejido, donde el sol acaricia los naranjeros y el aire huele a tierra fértil, la Finca Jomera ha comenzado a recoger una cosecha muy especial. No solo por su extraordinaria calidad, sino porque es la primera sin la presencia de José Medina, su fundador y alma del proyecto, fallecido el pasado 1 de julio.

 

Quien haya pasado alguna vez por la ferretería del Punto Fielato, junto a la gasolinera, conoce bien las cajas repletas de naranjas que anuncian el fruto del trabajo de toda una vida. José Medina convirtió aquel rincón en una parada obligatoria para los amantes del producto local. Sus naranjas navelinas, dulces y jugosas, fueron premiadas en múltiples ocasiones en la Fiesta de la Naranja de Telde, símbolo de una excelencia que brota del esfuerzo, la humildad y el amor por el campo.

 

Su hijo, Pepe Medina, y sus nietos, Raúl y José, continúan hoy esa tradición con emoción y compromiso. “Los naranjeros vienen cargados, calculamos unos 15.000 kilos esta temporada, y la pena es que él no pudo verlo”, confiesa a Canarias7 su hijo entre los árboles. Pero en cada rama colmada y en cada fruto brillante, late el espíritu del patriarca.

 

La Finca Jomera es un enclave privilegiado: unos 300 naranjos cuidados con mimo, agua de pozo propia y un microclima protegido del viento que hace de este terreno una joya para la citricultura. Sus frutos, grandes, carnosos y dulces, son el reflejo de una labor artesanal que prescinde de intermediarios. “Del campo al mostrador”, dicen con orgullo, refiriéndose a la venta directa en su ferretería del Punto Fielato, donde los vecinos acuden a por las mejores naranjas, además de aguacates o plátanos.

 

La cosecha de 2025 llega cargada de simbolismo. Es un homenaje vivo al hombre que, como recordó el alcalde Juan Antonio Peña el día de su fallecimiento, “representaba el alma de nuestros campos agrícolas, la sabiduría de quien ama lo que hace y lo transmite con humildad y pasión”.

 

Raúl y José, tercera generación de la familia, trabajan ahora con la misma ilusión que su abuelo les inculcó. “Él siempre quiso que esto continuara, y su legado continúa”, repiten mientras apuntalan las ramas para evitar que se quiebren por el peso de los frutos. Ya se preparan, incluso, para seleccionar las mejores piezas y presentarlas en la próxima Feria de la Naranja de Telde, prevista para diciembre.

 

En cada cosecha, en cada zumo exprimido, en cada caja que sale de la finca, José Medina sigue presente. Su legado no se mide solo en kilos ni en premios, sino en el ejemplo de constancia, amor a la tierra y orgullo teldense que sembró para siempre.

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