Alejandro Ortega, Rolly: "Hemos confirmado las buenas sensaciones del primer partido”

El portero del UB Ciutel Ciudad de Telde analiza el arranque de temporada, explica las dificultades de jugar fuera de casa y destaca el papel de Kevin Armas en la consolidación del proyecto.

¿Qué valoración hace del inicio liguero del UB Ciutel Ciudad de Telde?
Muy buena. Está claro que tenemos que seguir mejorando, porque aunque muchos nos conocemos de años anteriores, hay jugadores y un entrenador nuevos. Poco a poco nos estamos compactando y encontrando el equilibrio.

¿Cómo valora la victoria del pasado sábado frente al Arona?
Pese a que viajamos con varias bajas por trabajo y disponibilidad, fue un gran partido. Jugar fuera de casa siempre es complicado, y en Tenerife más todavía. Entre el traslado, los horarios y el cansancio, cuesta adaptarse, pero el equipo respondió muy bien. Dos victorias en dos partidos es un inicio excelente.

¿Qué es lo más difícil de jugar en Tenerife?
Sobre todo el viaje. Muchos salimos directos del trabajo para ir al aeropuerto, con la tensión de llegar a tiempo. Cuando llegas, apenas tienes tiempo de calentar y ellos, al estar en casa, lo preparan con más calma. Además, cambia todo: el clima, las instalaciones, los árbitros… No tienes a tu afición y eso también se nota.

Lleva mucho años jugando. ¿Qué le hizo unirse al proyecto del Ciutel esta temporada?
Llevo en esto desde los seis años, y el balonmano me encanta. Venía de una temporada complicada en una categoría superior, y cuando Kevin me propuso unirme al proyecto, no lo dudé. Lo conozco de siempre, hay confianza, y sabía que era un proyecto serio y ambicioso.

¿Por qué eligió ser portero?
Empecé en Jinámar, y nuestro entrenador nos hacía probar todas las posiciones. Un día me puso en la portería y vio que, aunque era bajito, llegaba bien a los palos y me movía rápido. Desde entonces no he querido cambiar. Debes tener algo diferente para ser portero, porque no todo el mundo aguanta los balonazos, pero a mí me enganchó desde el primer partido.

¿Qué le ilusionó de este proyecto?
Principalmente, el grupo. Somos más que compañeros, somos una familia. Con Nairobi he crecido desde pequeño, somos vecinos, y con Josema llevo más de diez temporadas. Nos conocemos tanto que sabemos cuándo alguien está nervioso y cómo ayudarlo. Discutimos como hermanos, pero todo se queda en la pista. Además, el proyecto es ambicioso y eso motiva.

¿Hasta dónde cree que puede llegar el Ciutel?
La competición te pone en tu sitio, pero tenemos equipo para pelear arriba. Entrenamos dos días a la semana, y si pudiéramos tener alguno más, sería ideal. Aun así, la gente está comprometida y trabajamos bien. Mi idea es ir partido a partido, pero siempre pienso en grande: luchar por estar en una fase de ascenso y dar una buena imagen.

Ha jugado muchas temporadas en esta categoría. ¿Cómo ha evolucionado el balonmano canario?
Mucho. Antes había ligas separadas por islas y luego una fase final. Ahora se compite todo el año entre islas, sin parones, y eso eleva el nivel. Antes terminabas la liga y podías estar un mes sin competir; ahora no, y eso se nota. Además, el balonmano se ha vuelto mucho más físico. Hoy todo es correr: atacas, defiendes, sales al contraataque… Si no corres, no compites.

¿Qué significa volver a jugar en Telde?
Muchísimo. Hemos estado dos años jugando en Las Palmas, y aunque agradecemos la ayuda, jugar en casa es especial. Nuestros partidos son ahora en Jinámar, y yo soy de allí. Ver a mi familia y a los conocidos en la grada es una sensación que echábamos de menos.

Ha jugado también en Primera Nacional. ¿Qué diferencias nota con la liga territorial?
El salto es grande. En Primera los jugadores están a otro nivel físico y muchos cobran por jugar, es una competición casi semiprofesional. En territoriales también hay buenos jugadores, pero en Primera notas la diferencia en intensidad, velocidad y en el tipo de preparación. Incluso los viajes son otro mundo: allí tienes que ir a Galicia, Madrid o Barcelona, no solo a Tenerife o Fuerteventura.

¿Cree que Telde necesita más apoyo para el balonmano?
Sí, sin duda. Más que equipos, hace falta apoyo institucional. El ayuntamiento debería implicarse más, igual que lo hace con el fútbol. Ahora tenemos la suerte de contar con el pabellón del Calero y estamos muy agradecidos, pero siempre se puede mejorar. El balonmano no es un deporte menor; es igual de importante para quienes lo practicamos.

Ha compartido vestuario con Kevin Armas como jugador y ahora su entrenador. ¿Cómo ha sido ese cambio de rol?
Al principio cuesta, porque pasas de tenerlo como compañero a verlo como el que manda. Pero todos hemos entendido que ahora él está en un escalón por encima. Lo que diga Kevin va a misa. Si dice que hay que tirarse de cabeza, hay que hacerlo sin pensarlo. Él es quien ha hecho posible este proyecto, habló con todos, se movió y consiguió que saliera adelante. Y te aseguro que no hay entrenador en la categoría que prepare los partidos como él.

¿Cómo definiría la relación actual con él y con el grupo?
De máximo respeto. Kevin está muy metido, vive esto con una pasión enorme, y el grupo lo respalda al cien por cien. Sabemos que gracias a su esfuerzo estamos compitiendo como lo estamos haciendo. La unión que hay en el vestuario se nota en la pista.

¿Qué mensaje le mandaría a la afición?
Que sigan viniendo y apoyando. Este equipo se deja la piel y se nota mucho cuando la grada aprieta. Telde siempre ha tenido afición de balonmano y ojalá podamos devolverles todo ese apoyo con victorias.