
Telde vuelve a ser trending topic en los cafés donde se cuece el rumor político. El periodista Francisco Javier Chavanel, en su programa El Espejo Canario, soltó la bomba el pasado martes: que hubo quien puso sobre la mesa 80.000 euros para financiar la moción de censura que se intentó fraguar para defenestrar al alcalde Juan Antonio Peña con la participación de grupos de la oposición y del propio Gobierno.
Lo dijo sin titubeos, con la naturalidad de quien ya ha olido ese tipo de perfume en más de una antesala institucional, en un momento político protagonizado en Telde por el episodio de crisis interna que atraviesa Más por Telde por el grave enfrentamiento entre Juan Pablo Rodríguez y Juan Francisco Artiles, los dos ediles de Más por Telde, la formación que preside Guadalupe Santana. ¿Casualidad o coincidencia?
Desde entonces, nadie ha desmentido nada con la contundencia que se espera cuando uno no tiene nada que ocultar. Y eso, en política, suele oler peor que el dinero guardado en maletín. Porque si el rumor fuera falso, bastaría un comunicado. Pero cuando el silencio se vuelve protocolo, la duda se instala como huésped fijo en el despacho.
Telde no necesita más leyendas de sobres ni conspiraciones de pasillo. Lo que necesita es gestión, ética y una oposición que sepa sumar, no mercadear. Pero aquí, cada vez que se menciona la palabra moción, se abre una subasta encubierta: los que ponen los votos, los que ponen la silla y, según parece, los que ponen el dinero.
El supuesto pago de los 80.000 euros, que algunos ya rebautizan como “la tarifa del cambio”, suena a guion repetido: una mezcla de House of Cards con sainete costumbrista canario. No faltan los intermediarios con cara de póker, los emisarios que se creen estrategas y los indignados de boquilla que se santiguan en público mientras hacen cuentas en privado.
No podemos asegurar que hubo dinero, pero sí que hay demasiado silencio, y en política el silencio siempre cotiza al alza cuando hay algo que huele a cerrado. Telde ya ha pasado por demasiadas traiciones y reconciliaciones exprés como para seguir fingiendo sorpresa. Lo que debería escandalizar no es que alguien haya hablado de 80.000 euros, sino que nadie se haya ruborizado al escucharlo.
Mientras tanto, los vecinos siguen esperando que se hable de baches, limpieza, empleo o vivienda. Pero claro, esos temas no mueven 80.000 euros en metálico ni promesas de cargos. Esos temas solo mueven trabajo, y de eso escasea más que la decencia en algunos pasillos municipales.
Si el rumor es mentira, que lo desmientan. Si es verdad, que lo expliquen. Y si es “a medias”, que al menos tengan la decencia de reconocer que la política teldense se parece demasiado a un mercadillo donde el voto y la vergüenza cotizan al peso.
Pedro Regalado.
























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