
En Playa del Hombre, la noche no cae: se instala por decreto. Las farolas descansan más que los operarios de la empresa Elecnor, y el vecindario ya puede presumir de tener el primer reserva natural de oscuridad urbana de Gran Canaria. Más de diez calles apagadas y un silencio administrativo que brilla —nunca mejor dicho— por su ausencia.
La amulada y pragmática Concejalía de Alumbrado Público parece haber adoptado la filosofía zen del “no hacer”: no atender, no responder y no reparar. Y, mientras tanto, se sigue facturando por mantener apagadas las bombillas. Un modelo energético innovador, sin duda: menos luz, menos consumo, más beneficio.
Los vecinos, pobres mortales que pagan sus impuestos y tropiezan con las aceras a oscuras, ya no saben si llamar al electricista o al exorcista. “Esto ya es insostenible”, dicen. Pero tranquilos, que seguro algún concejal saldrá pronto a decir que el apagón es efecto lumínico del desarrollo sostenible.
Y es que en Telde la gestión de la luz tiene su propio misterio: cuando algo brilla, suele ser un coche oficial; cuando se apaga, es un barrio entero. Playa del Hombre lo sufre una noche sí y otra también, y ya empieza a parecer un decorado perfecto para una película de miedo con guion de Elecnor y dirección de la amulada y pragmática Concejalía de Alumbrado.
Quizá haya que agradecerles la innovación: han logrado lo que ningún otro municipio canario, convertir la oscuridad en política pública. Porque aquí no hay alumbrado, pero sí iluminados que creen que todo va bien y además presumen de ello sin caérseles la cara de vergüenza.





































Luchino Cés Conde | Lunes, 27 de Octubre de 2025 a las 08:51:23 horas
También hay que tener en cuenta que están sobresaturados de trabajo. No hay más que ver que están colocando las luces de Navidad y claro no hay tiempo para lo demás. La fiesta es fiesta y hay que estar preparados, es increíble.
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