El profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Juan José Díaz Benítez, protagoniza el seminario ‘Canarias y la Segunda Guerra Mundial: Secretos, operaciones y estrategia en medio del Atlántico’, organizado por la Casa-Museo León y Castillo de Telde el día 28 de octubre. En el marco del ciclo ‘Espías en el Atlántico’, el investigador desvela el papel que desempeñaron las Islas como punto estratégico entre las potencias del Eje y los Aliados.
¿Qué le llevó a investigar el papel de Canarias durante la Segunda Guerra Mundial?
Fue el tema de mi tesis doctoral, que formó parte de una serie de investigaciones dirigidas por el profesor Francisco Quintana Navarro sobre la historia del archipiélago durante las grandes coyunturas bélicas de la primera mitad del siglo XX. En ese marco, Javier Márquez Quevedo estudió la crisis de 1898 y Javier Ponce Marrero analizó la Primera Guerra Mundial. La elaboración de mi tesis comenzó más tarde que la tesis sobre 1898 y la Gran Guerra, aunque en 2006 contribuyó a cerrar la serie con la segunda gran contienda mundial del siglo XX.
¿Por qué considera que el archipiélago fue un enclave tan importante en el contexto del conflicto mundial?
La importancia estratégica de Canarias fue relativa. Para Gran Bretaña era una alternativa a Gibraltar, en caso de que España entrara en la guerra. Entre 1940 y 1943 se estudió su ocupación, aunque nunca se llevó a cabo para evitar la beligerancia española. El Tercer Reich utilizó los puertos de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife para apoyar su guerra naval, aunque ese apoyo no fue imprescindible. También durante el verano y otoño de 1940 la Marina de Guerra alemana contempló usar una de las islas, Gran Canaria o Tenerife, como base aérea y naval para proteger la ruta que conduciría al imperio colonial que el Tercer Reich aspiraba a construir en África, pero que no llegó a materializarse. A finales de 1943 Estados Unidos comenzó a considerar a Canarias como posible alternativa para sus bases aéreas y navales en el noroeste de África. España, por su parte, intentó contrarrestar el riesgo de una ocupación británica del archipiélago, aunque con medios insuficientes.
¿Qué tipo de actividades de espionaje o contraespionaje se desarrollaron en las islas durante aquellos años?
En líneas generales, los servicios de inteligencia británicos y norteamericanos recogían información para preparar una posible ocupación y vigilar las actividades del Eje. Los alemanes se centraron en apoyar su guerra naval, a veces con la colaboración de las autoridades españolas. Los servicios españoles, en cambio, estaban más preocupados por la presencia de agentes británicos y estadounidenses que por la de los alemanes, aunque con el tiempo se produjo un distanciamiento hacia estos últimos.
¿Cómo afectó la presencia de agentes extranjeros y operaciones secretas a la vida cotidiana de los canarios?
En un principio las operaciones fueron discretas, pero pronto circularon rumores, algunos infundados, como el supuesto abastecimiento de submarinos alemanes en Fuerteventura. En realidad, solo seis submarinos fueron reabastecidos en el Puerto de La Luz entre marzo y julio de 1941. También hubo intentos de sabotaje, como el ocurrido en 1940 contra el buque alemán Corrientes. La desconfianza aliada hacia España llevó a un estricto control marítimo y a limitar las importaciones de petróleo para evitar que llegaran al Eje.
¿Qué papel desempeñaron los puertos canarios y las infraestructuras marítimas en la logística de la guerra?
Desde el inicio de la guerra, la navegación aliada evitó los puertos canarios, mientras que los buques alemanes e italianos se refugiaron en ellos. Los puertos de Las Palmas y Santa Cruz se convirtieron en puertos de refugio y, en algunos casos, de apoyo logístico para la marina alemana. El Servicio de Etapas alemán (Etappendienst o Etappenorganisation) preparó cinco buques de abastecimiento para apoyar a los cruceros auxiliares, así como otros para reabastecer a los submarinos, de los que seis llegaron a entrar en el Puerto de Las Palmas, aunque no fue un apoyo imprescindible para la guerra naval alemana.
¿Qué nos revelan las operaciones Pilgrim y Warden sobre los planes de las potencias aliadas en relación con Canarias?
Pilgrim fue uno de los nombres que recibió la operación británica para tomar el Puerto de la Luz, como alternativa a Gibraltar. La planificación de esta operación se planteó por primera vez a mediados de 1940 y no se canceló definitivamente hasta el otoño de 1943, por lo que, a lo largo de más de tres años recibió sucesivos nombres en clave: Chutney, Puma, Pilgrim y Tonic. Su importancia llegó a tal extremo que en 1941 los jefes de Estado Mayor británicos ordenaron la formación de una expedición con más de 25.000 efectivos para llevarla a cabo, además de retener unas 100.000 toneladas de buques mercantes para transportarlos. Fue la mayor fuerza anfibia que tuvo Gran Bretaña hasta ese momento y se entrenó específicamente para esta misión. Warden tenía como objetivo sabotear los buques del Eje refugiados en los puertos canarios, pero tampoco llegó a realizarse.
¿Existen aún secretos o documentos inéditos que puedan cambiar la interpretación del papel de Canarias en la guerra?
A la hora de estudiar la importancia estratégica de Canarias para las grandes potencias durante la Segunda Guerra Mundial tenemos la suerte de contar con gran parte de la documentación generada en aquella época y que, desde hace muchos años, es accesible en The National Archives (Reino Unido), el Bundesarchiv-Militärarchiv (Alemania) y los National Archives and Record Administration (Estados Unidos). No parece que la documentación desaparecida o no desclasificada pueda deparar grandes sorpresas en este sentido, aunque sí es cierto que todavía queda documentación de los servicios secretos aliados pendiente de ser desclasificada y que, a medida que es accesible, permite complementar el conocimiento de esta cuestión. En España, el acceso sigue limitado porque no existe una normativa de desclasificación automática. También existen importantes lagunas en los archivos públicos españoles, que, en más de una ocasión, son paliadas por archivos privados, aunque, en un principio, el hallazgo de nuevos documentos no parece que apunte hacia una modificación profunda de la interpretación actual sobre la importancia estratégica del archipiélago, sino más bien a completarla o hacerla más precisa.
¿Qué le gustaría que el público se llevara de su conferencia dentro del ciclo Espías en el Atlántico?
Una visión de conjunto sobre el valor estratégico de Canarias, construida a partir de una serie de investigaciones rigurosas que han ayudado a derribar mitos, errores y manipulaciones. También, despertar el interés, o al menos curiosidad, por un tema y un periodo fundamental para comprender la historia de la segunda mitad del siglo XX.





















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