La alarma de la Casa de la Agricultura mantiene en vilo a vecinos del entorno

Indignación, insomnio y enfado generalizado. Así amaneció este domingo la parte alta del barrio de La Pardilla (Telde), donde una alarma instalada en la Casa de la Agricultura —edificio de titularidad municipal donde el Cabildo tiene instalada la Agencia de Extensión Agraria— permaneció sonando sin interrupción durante toda la noche, impidiendo el descanso de decenas de familias.

“Llevamos toda la noche sin dormir con el sonido incesante de la alarma. Es una tortura”, denunció una vecina a TELDEACTUALIDAD, visiblemente molesta por la falta de actuación de la Policía Local, que acudió al lugar pero no consiguió detener el pitido.

Según relatan los residentes, los agentes aseguraron “no poder localizar a nadie del Ayuntamiento” para acceder al inmueble y desconectar el sistema. La situación ha provocado un profundo malestar entre los vecinos, que denuncian la pasividad de las autoridades y el incumplimiento de la ordenanza municipal de ruidos y contaminación acústica, vigente precisamente para proteger el descanso vecinal.

“Si fuera un particular, ya habría consecuencias”
La indignación crece porque, tal como recuerdan los afectados, si este episodio hubiera ocurrido en una vivienda o comunidad privada, se habrían adoptado medidas inmediatas.

“Si esto ocurre en un edificio particular, ya habrían llamado a los bomberos o habrían forzado la entrada. Pero como es del Ayuntamiento, que se fastidien todos los vecinos”, lamentan.

Algunos residentes incluso solicitaron a los agentes que contactaran con el Consorcio de Emergencias para que forzaran el acceso al edificio y desconectaran la alarma, pero no obtuvieron respuesta. “La policía tiene autoridad para actuar en este tipo de casos, no pueden decir que no pueden hacer nada”, critican.

Una noche sin descanso y un domingo en vilo
El sonido persistente, que comenzó el sábado por la tarde, se mantuvo activo durante toda la madrugada y, según denunciaban los vecinos a primera hora de este domingo, seguía sin ser resuelto.

“La ordenanza del ruido se la pasan por alto. No hay derecho a que tengamos que soportar esto durante tantas horas sin que nadie actúe”, denunciaban los residentes, que no descartan elevar sus quejas a instancias superiores si no se asumen responsabilidades.