
Tras relatar en estos capítulos aquella etapa negra de nuestra Lucha Canaria, parecía que entrábamos en un tiempo nuevo, con esperanzas renovadas. Sin embargo, la realidad demuestra que seguimos tropezando con las mismas piedras, sin haber aprendido de los errores del pasado.
Y si a todo esto le añadimos que, en la última Asamblea celebrada en Vecindario el pasado día 11 de octubre, estuvo presente la Directora General de Deportes Autóctonos —y no precisamente como invitada—, sino, como bien recoge el comunicado oficial de la Federación de Lucha Canaria, cerrando el acto, se refuerza aún más la gravedad de lo ocurrido.
Su intervención no solo le dio credibilidad al acto, además del hecho de que hemos acabado con la historia de una tradición, sino que también supuso una falta de respeto a la independencia y dignidad de nuestra Asamblea, tal como recogen los Estatutos y Reglamentos de la Lucha Canaria.
Ante tanta historia vivida desde los primeros tiempos de la separación de la Federación de Lucha (F.E.L.), allá por los inicios de los años 80, además si le añadimos lo ocurrido en los últimos tiempos me pregunto:
¿Por qué debemos ahora perder nuestra autonomía como institución?
¿Por qué tenemos que depender del político de turno para tomar decisiones que competen directamente a nuestras Asambleas?
¿Es que no hemos aprendido de nuestros errores del pasado?
Nuestras decisiones deben seguir siendo soberanas, tal como lo establecen nuestros propios Estatutos y Reglamentos, fruto del esfuerzo y la voluntad de quienes, desde hace más de cuarenta años, hemos mantenido viva la esencia de la Lucha Canaria.
Pienso mucho —tal vez por eso tengo el pelo blanco—, y me resulta realmente extraño que, en todo este tiempo pasado, nunca hubiera una intervención política directa en nuestras Asambleas sino todo lo contrario jamás un Director General de Deportes se entrometió en nuestra Asambleas.
Sin embargo, ahora, con la llegada de una nueva Dirección General de Deportes Autóctonos, no puedo evitar preguntarme —y de ahí el pelo blanco—:
¿Se ha creado esta dirección para intervenirnos?
¿Y si antes no existía, para qué se ha creado ahora que ya somos mayores?
¿Quizás estos intentos de introducirse en las entrañas de la Lucha Canaria sean solo para justificar el puesto para el cual fue diseñado?
Porque, si así fuera, eso se llama politización, y nada más alejado del espíritu libre, popular y autónomo de nuestra Lucha.
La prueba de ello ya la he manifestado en mis escritos anteriores, como son los casos de Juan Enrique y Plácido Mejías, y ahora, el más reciente, el de Francisco Ribero (Franrive). Parece que no hemos aprendido nada: volvemos a la tutela y supervisión del político de turno.
Hay un caso más que considero necesario reseñar. Se trata, una vez más, de la intervención desde la Dirección General de Deportes, como ya ocurriera en la Federación de Lucha de Gran Canaria al inicio de mi legislatura (2004-2008). En aquella ocasión, tras haber sido denunciada la junta anterior (2000-2004) por diversas irregularidades, se permitió que una persona condenada por la justicia gobernara nuestra Federación durante cuatro años (2008-2012), sin cumplir la sanción que se le había impuesto. Aquel episodio, conocido como el caso de los talones cobrados sin justificar, llegó incluso hasta el Tribunal Supremo, que finalmente ratificó la sentencia.
Por lo dicho, déjennos caminar solos, porque nuestra historia reciente sin la intervención de nadie y aplicando nuestros propios Estatutos así nos avala.
Y eso, digámoslo claramente, se llama ¡no a la politización de la Lucha Canaria¡.
La historia se repite cuando quienes erraron se creen los únicos sabios de algo que nunca entendieron ni entienden, y ahora vienen desde un despacho a dirigirnos.
Estas palabras son de mi hermano Manuel Trujillo Artiles, Barranquera I: "La historia es maestra...El tiempo, juez implacable".
Cierro este capítulo con las palabras dicha a principio de nuestra historia como fueron las de Borito:
“A la vista de ello, llegamos, por deducción lógica, a la senda de la dignidad.
Cuando los pueblos luchan por ser dueños exclusivos de su propio destino… la dignidad no se vende.”
(Borito, Diario de Las Palmas, 25 de octubre de 1979)
A todo esto estoy expuesto a correr el riesgo que pueda ser perjudicado en asunto que atañe a un familiar
José Trujillo Artiles, exluchador teldense conocido como Barranquera IV.
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