La futura planta de generación de emergencia de Salinetas (Telde), uno de los proyectos estratégicos para reforzar la seguridad energética de Gran Canaria, estará operativa a comienzos de 2026, según confirmó este miércoles en declaraciones al programa El espejo canario el consejero de Transición Ecológica y Energía del Gobierno de Canarias, Mariano H. Zapata. La instalación, incluida en el plan urgente impulsado tras el cero energético de julio de 2023, ha sido reubicada íntegramente dentro del polígono industrial para responder a la contestación social que generó su primera ubicación.
Zapata destacó que el despliegue de estas infraestructuras «avanza con hechos reales» y que las nuevas plantas en Tenerife (Granadilla y Sampol) estarán en funcionamiento antes de que finalice el año, mientras que la de Salinetas lo hará a inicios del próximo ejercicio. “Vamos cumpliendo los plazos y la instalación de Telde será clave para reducir el riesgo de apagones en la isla”, afirmó.
El consejero explicó que la puesta en marcha de estas plantas aportará potencia adicional y deslocalización respecto a las centrales actuales, lo que «bajará el porcentaje de posibilidades de sufrir un cero energético», aunque matizó que «el riesgo cero no existe».
Un proyecto estratégico para Gran Canaria
La planta de Salinetas forma parte del plan de emergencia energética que el Ejecutivo regional está ejecutando en varias islas. En paralelo, se han aprobado instalaciones en Fuerteventura, mientras que en La Campana (Tenerife) también se prevé que los nuevos grupos entren en servicio antes de que termine el año.
Este conjunto de infraestructuras, insistió Zapata, permitirá responder con mayor eficacia ante picos de demanda o incidentes graves y, sobre todo, garantizar el suministro eléctrico en situaciones de riesgo extremo.
Nuevos retos: almacenamiento, renovables y planificación a 2030
El responsable autonómico alertó, además, de que el sistema canario está vertiendo ya más del 16% de la generación renovable por falta de capacidad de gestión y almacenamiento, con pérdidas que superan los 30 millones de euros. Reclamó al Estado «una remuneración clara para el uso de baterías y para esos vertidos», y criticó que el mercado siga rigiéndose por «horarios peninsulares» que no reflejan la realidad insular.
En cuanto a la planificación energética a largo plazo, Zapata explicó que Canarias necesitará 2.900 megavatios de potencia instalada de aquí a 2030, y que el Gobierno central ha reconocido más de 3.000 MW en la planificación estatal, con 3.600 millones de euros adicionales de financiación.
La planta de Salinetas será, en este contexto, una pieza esencial del nuevo modelo energético canario, que combina potencia de respaldo, impulso a las renovables y modernización del sistema para evitar apagones y avanzar hacia un sistema más seguro y sostenible.
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