
La vida de David Jiménez bien podría ser el guion de una serie televisiva. Este joven nacido y criado en Telde persiguió desde niño un sueño muy claro: ser bombero. Lo que comenzó como una vocación en sus veranos en Melenara y sus días en el barrio de San Gregorio —cuando sentía la necesidad de ayudar en catástrofes naturales como incendios forestales—, terminó convirtiéndose en una historia de perseverancia, sacrificio y éxito a miles de kilómetros de su tierra.
David intentó en varias ocasiones acceder al cuerpo de bomberos en España. Se presentó en Madrid, el País Vasco e incluso al cuerpo del aeropuerto de Gran Canaria, sin lograr superar el proceso. “Tenía 20 años entonces. Estudié en la universidad y luego decidí venir a Australia”, recuerda en declaraciones a Canarias7. Al principio tampoco pudo presentarse allí por no tener la ciudadanía australiana, pero su tenacidad no flaqueó.
“Hace tres años conseguí la ciudadanía y supe que había llegado el momento. Me presenté a varias convocatorias, aprobé en el aeropuerto y en el Northern Territory, y finalmente acepté el puesto actual. Me trasladé a Darwin, donde me formé durante seis meses, y el pasado julio me gradué. Me destinaron a Alice Springs, una ciudad de 26.000 habitantes con un único parque de bomberos. Estoy encantado. Cuando recuerdo el día de mi graduación aún me emociono”, relata con orgullo.
Convertirse en el primer bombero canario en Australia es un logro que David valora profundamente. Su compromiso con el medio ambiente no es nuevo: hace años protagonizó un proyecto solidario en defensa del bosque de Tarkine, recorriendo 1.000 kilómetros alrededor de Tasmania para concienciar sobre la necesidad de proteger los ecosistemas forestales. “Los bosques son la sangre vital del planeta”, asegura.
Hoy, su pasión se ha materializado en un trabajo que le llena de satisfacción. “Vivo en una caravana, en un pequeño terreno. Trabajo dos días y dos noches seguidas y luego descanso cuatro. Aprovecho ese tiempo para hacer deporte y disfrutar de la naturaleza”, explica. Alice Springs, ubicada en pleno desierto australiano, es la tercera ciudad más grande del Territorio del Norte y el lugar donde David ha hecho realidad el sueño que perseguía desde niño.
A su ceremonia de graduación acudieron su padre y su hermana, testigos del final feliz de una historia de esfuerzo y constancia. “Fue un momento inolvidable. Han sido muchos años persiguiendo un sueño, y este por fin llegó. Nunca imaginé que lo lograría en Australia, pero estoy muy feliz. Mi historia incluso ha sido publicada en medios australianos, sorprendidos por mi origen”, confiesa el bombero teldense que, con perseverancia, se abrió camino al otro lado del mundo.


























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