
El arte tiene la capacidad de guardar silencios, de decir lo que las palabras no alcanzan. Anoche, en el Teatro Municipal Juan Ramón Jiménez, la artista Isabel Guerra Segura abrió las puertas de ese espacio secreto donde el color y la emoción se funden: inauguró “Pinceladas desde el corazón”, su primera exposición individual, que podrá visitarse hasta el 31 de octubre.
Nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1960, Guerra se encontró con la pintura en su juventud, en los talleres de la Universidad Laboral, donde el óleo y la espátula le revelaron un lenguaje nuevo. Con apenas 17 años ya conquistaba el Primer Premio Nacional de Pintura de Universidades Laborales en Logroño, con una obra inspirada en la Ruta de los Volcanes. Desde entonces, la pintura ha sido su refugio, una tabla de salvación en los días grises, una forma de ordenar el mundo y encontrar sentido.
Su carrera profesional la llevó por los caminos de la orientación educativa, en un colegio de educación especial, pero nunca abandonó la pintura. Más bien al contrario: la convirtió en un espacio íntimo donde volcar recuerdos, emociones y paisajes del alma. Con formación en gran parte autodidacta, y con experiencias en talleres y en la Escuela Luján Pérez, ha tejido una obra que, ahora, por primera vez, se ofrece en solitario al público.
“Pinceladas desde el corazón” reúne trabajos figurativos cargados de memoria personal: lugares, objetos, instantes que respiran vida propia. Y junto a ellos, una pequeña colección de piezas abstractas que invitan a sentir más que a comprender, a dejarse llevar por la vibración del color y la energía del trazo.
Desde 2021, Isabel comparte además su pasión en un taller altruista de pintura para mujeres de la asociación Maresía en Bañaderos, convencida de que el arte también es una herramienta de empoderamiento y libertad.
Anoche, emocionada, agradeció al Ayuntamiento de Telde, a la Concejalía de Cultura y a la empresa municipal Gestel esta oportunidad: “Mostrar mi obra en solitario es como desnudarme ante la mirada del público. Son pinceladas desde lo más profundo de mí”.
En la sala, cada cuadro parecía susurrar lo que la artista confiesa: que el arte no solo se pinta con las manos, sino también con la memoria, con las cicatrices y con la esperanza.
Reportaje gráfico de la exposición Pinceladas desde el corazón en Telde
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