
A pocos pasos de las Oficinas Municipales del Ayuntamiento de Telde, en El Cubillo, se encuentra un rincón que sorprende a quienes lo descubren: La Suerte Grande, una finca ecológica que ha logrado convertir un terreno en desuso en un auténtico vergel de aguacates, mangas, naranjas, batatas, limones y hortalizas.
Propiedad de la familia Falcón y Peña, este proyecto nacido en plena pandemia ha logrado consolidarse en pocos años como referente de sostenibilidad y kilómetro cero, uniendo producción agrícola, turismo rural y eventos.
De la tierra al mostrador en dos minutos
Uno de los grandes atractivos de La Suerte Grande es su modelo de venta directa: sus productos se comercializan sin intermediarios en el minimercado de la estación de servicio Cepsa San Juan de El Cubillo, además de abastecer al restaurante de la propia gasolinera y a comercios especializados en ecológico.
“En dos minutos el producto está en la estación, fresco y con toda su calidad”, explican los encargados de la finca.
El cliente que acude a repostar o hacer la compra encuentra cajas de aguacates y mangos ecológicos recién recogidos, con el sabor y la garantía de la producción local.
Agricultura con innovación y raíces
En sus 33.000 metros cuadrados, la finca ha incorporado un sistema de riego centralizado y automatizado que aprovecha agua de alta calidad procedente de un pozo modernizado, garantizando la eficiencia hídrica. Además, cuenta con colmenas para la polinización natural y zonas de cultivos en constante expansión, como el invernadero de lechugas.
El esfuerzo de un equipo compuesto por tres agricultores, un jardinero y dos comerciales permite alcanzar una producción anual de unas 16 toneladas de productos ecológicos, que no solo abastecen el mercado local, sino que proyectan a Telde como referente de agricultura responsable y sostenible.
Mucho más que una finca
La Suerte Grande también ofrece un espacio para el descanso y la desconexión. El complejo cuenta con siete viviendas vacacionales, antiguas edificaciones agrícolas rehabilitadas con todas las comodidades, piscina incluida, donde los visitantes pueden disfrutar de un entorno natural sin salir del casco urbano.
Los jardines, senderos y rincones aromáticos convierten la finca en un oasis para el turismo rural y en un punto de encuentro para eventos y celebraciones, combinando tradición y modernidad.
Un modelo a seguir
“Es increíble el cambio que ha dado la finca desde sus inicios”, comenta Rivero, destacando la transformación del terreno y el respaldo social que ha recibido el proyecto. El nombre no es casual: La Suerte Grande resume la ilusión y el empeño de sus promotores en demostrar que otra forma de producir, consumir y vivir es posible.
Hoy, con sus aguacates y mangos en los estantes del minimercado de El Cubillo, la finca da un paso más en su consolidación como ejemplo de sostenibilidad y orgullo para Telde.
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