
La plaza de San Juan se vistió anoche de fiesta, convirtiéndose en un cruce de caminos donde la música fue puente y la danza, lenguaje común. El calor de septiembre, la piedra iluminada de las casas históricas y un cielo despejado sirvieron de telón de fondo para el XIV Festival Internacional de Folclore Salitre del Faycán, que volvió a colocar a Telde como capital cultural por una noche.
Desde los primeros acordes, el aire se llenó de ritmos que viajaban más allá del Atlántico. Chile mostró la fuerza de su baile popular, Venezuela trajo la alegría de su folclore caribeño y Canarias respondió con el eco de su identidad, representada por la Asociación Folclórica Cendro y el anfitrión, Salitre del Faycán. Cada actuación era un guiño a las raíces propias y un regalo compartido al público.
El ambiente fue de hermanamiento. En cada intercambio de obsequios, en cada palabra de agradecimiento y en cada aplauso resonaba la idea de que el folclore, más que música y danza, es memoria, orgullo y diálogo entre pueblos.
La noche concluyó con un baile conjunto al compás del “Son de la Isla”, uniendo voces y pasos de todos los grupos en un mosaico humano que hizo vibrar la plaza. Entre guitarras, bandolas y quenas, el público despidió la velada con la certeza de haber vivido algo más que un espectáculo: una celebración de la diversidad y del valor de mantener vivas las tradiciones.



























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