
Las fiestas en honor al Sagrado Corazón de Jesús de La Garita continúan con gran participación y un ambiente de alegría vecinal. El pasado viernes, 12 de septiembre, la plaza del barrio acogió un acto de reconocimiento cívico ciudadano en el que varios vecinos fueron distinguidos por su ejemplo de convivencia y compromiso comunitario.
Los homenajeados en esta edición fueron Carmencita Vargas Peña, Josefa García Socorro, Andrés Ruano Suárez, Zaida Robaina Padrón, Rosario Ruano Suárez y Olga Pérez de la Rosa, quienes recibieron una placa en agradecimiento a su entrega al barrio.
El acto incluyó además un momento emotivo con la entrega In Memoriam de una placa con poema a la familia de Óscar Gil Medina, gesto que fue recibido entre aplausos y recuerdos compartidos por los asistentes.
La velada, llena de vivencias y anécdotas, estuvo acompañada por la actuación de La Parranda La Sal, que puso el broche musical a una jornada marcada por la emoción y la identidad vecinal.
Viera Jimenez | Domingo, 14 de Septiembre de 2025 a las 23:56:59 horas
Es curioso ver los homenajes que se hacen a personas, que no dudo en absoluto merecidos, y olvidar la historia de La Garita. La primera casa que tuvo está playa fue la de Domingo Viera, salinero oficial de las salinas.
Dominguito el salinero, como se le conocía, dejó un legado que el tiempo ha olvidado. Sus salinas, parten de donde ahora están los apartamentos Las Salinas y calles traseras, era una extensión bastante grande donde se tumbaba la sal por los años 50 y 60. Ahora toda Construida. este hombre, para que el agua salada llegará a las salinas, construyó en la roca un aljibe y con un molino y poleas subía el agua salada hasta los surcos de las salinas. La Garita era una playa donde el chiringuito que había era el de Fefita la cantinera a la orilla de la playa. La avenida no tenía casas. Había un barranco, la actual autovía-circunvalación, que desembocaba en la playa. Ahora todo construido. Sacaban picón y dejaron dos socavones. Este negocio lo tenía D. Cesáreo González. Lucia la pescadora, tiraba sus redes y sacabamos el chinchorro. El que ayudaba se llevaba pescado gratis. Luego estaba Chanito el guapo, gran personaje, con todo el mundo se llevaba bien, era el único que se sumergía en el bufadero y podía contarlo. Un legado que se ha sepultado. En el barranco de la mareta había cuevas, donde se guardaban la cabras y animales. Se hacían trueques de pescado, sal, queso tierno, bostas secas para hacer fuego en la cocina...
No se puede olvidar está historia.
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