Amigos-as, les digo que aún recuerdo con gusto lo que nuestro Papa Francisco nos decía que es importante salir del peligro de una fe cansada invitándonos a preguntarnos: ¿Quién es hoy para nosotros Jesucristo? ¿Qué lugar ocupa él en nuestra vida y en la acción de la Iglesia? ¿Cómo podemos testimoniar esta esperanza en la vida cotidiana y cómo anunciamos la fe con quienes nos encontramos?
Hace poco nuestro Papa León XIV con motivo de la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo nos decía: “Queridos hermanos y hermanas: Hoy celebramos a 2 hermanos en la fe, Pedro y Pablo, a quienes reconocemos como pilares de la Iglesia y veneramos como patronos de la diócesis y de la ciudad de Roma.
En particular, viendo sus testimonios, quisiera subrayar 2 aspectos: La comunión eclesial y la vitalidad de la fe.
Tanto Pedro como Pablo, por tanto, dan su vida por la causa del Evangelio. Los dos apóstoles la alcanzan como una meta a la que llegan después de un largo camino, en el cual cada uno ha abrazado la fe y ha vivido el apostolado de manera diversa. Simón era un pescador de Galilea, Saulo en cambio un riguroso intelectual perteneciente al partido de los fariseos; el primero lo deja todo inmediatamente para seguir al Señor; el segundo persigue a los cristianos hasta que es transformado por Cristo Resucitado; Pedro predica sobre todo a los judíos y Pablo es impulsado a llevar la Buena Noticia a los gentiles…
Amigos lectores-as, les deseo un feliz fin de semana vivido con fe en la fraternidad aprendiendo a caminar junto con los demás.
Francisco Martel es sacerdote.
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