
«No soy ni la sombra de lo que era», lamenta Idaira Trujillo, vecina de Telde, en declaraciones recogidas por La Provincia. Desde hace 15 años convive con la hidradenitis supurativa, una enfermedad crónica de la piel que provoca dolorosos abscesos y cicatrices permanentes, y que condiciona de forma radical la vida de quienes la padecen.
La hidradenitis supurativa afecta aproximadamente al 1 % de la población española, con mayor incidencia en mujeres, y está considerada una de las enfermedades dermatológicas más agresivas, tanto en el plano físico como psicológico. En el caso de Idaira Trujillo, el diagnóstico llegó hace tres lustros y desde entonces su vida cambió por completo.
«Es una enfermedad que destroza por dentro y por fuera. Entre las heridas abiertas, el dolor constante y las limitaciones, terminas aislada», explica. Según destaca, el impacto psicológico es demoledor: «Existe un alto índice de suicidios entre quienes la padecen. Muchas personas lo ocultan por vergüenza, y terminan cayendo en depresión».
Idaira asegura que la enfermedad le ha arrebatado su vida cotidiana. Antes del diagnóstico trabajaba como peluquera, hacía deporte, colaboraba en eventos y participaba en labores de voluntariado. Ahora, con 44 años, confiesa que le resulta imposible mantener esa actividad: «Ya no puedo ir al supermercado ni vestirme con normalidad. Mucho menos disfrutar de un día en la playa».
A lo largo de estos años, ya ha pasado por cinco intervenciones quirúrgicas en la zona de las ingles y próximamente afrontará una más en las axilas. «Las áreas más afectadas son los pliegues: axilas, ingles, glúteos y debajo de los senos. Requieren cuidados constantes», detalla.
Como si no fuera suficiente, al cuadro se sumó la fibromialgia, otra enfermedad crónica que ha complicado aún más su día a día. Todo ello le ha generado un cuadro depresivo que está siendo tratado con apoyo médico y psicológico.
La vecina de Telde también critica la falta de coordinación sanitaria. Aunque fue diagnosticada por un dermatólogo privado, asegura que tuvo que empezar «de cero» en la Seguridad Social. Participó en un proyecto piloto en el hospital Doctor Negrín, pero los requisitos burocráticos le impidieron seguir. «No puede ser que los hospitales no se complementen entre sí. Nos dejan a los pacientes en un limbo», denuncia.
Idaira alza la voz para reclamar visibilidad y compromiso político. «No somos muchos, pero necesitamos investigación y tratamientos que nos den algo de calidad de vida», insiste. A día de hoy, depende de hasta 14 medicamentos diarios, además de inyecciones quincenales.
Pese a todo, mantiene la esperanza: «Solo quiero que la medicina me devuelva una parte de la vida que tenía antes».
Olga Maria Rivero Santana | Miércoles, 20 de Agosto de 2025 a las 11:13:51 horas
Las enfermedades en general requieren además de unas constantes investigaciones, más inversión y más coordinación entre todos los Hospitales y Centros Sanitarios, con más razón las llamadas "enfermedades raras", a las que se destinan muchos menos recursos.
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