
En Telde ya no hace falta ni el CIS, ni Sigma Dos, ni encuestas telefónicas que nadie contesta: basta con poner una oreja en la Plaza de San Gregorio y dejar que las palomas —que saben más de convenios que muchos periodistas— cacareen la verdad. Y según el iluminado autor del panfleto de marras, resulta que aquí la ciudadanía distingue a la perfección entre la “prensa libre” y la “prensa subvencionada”. ¡Vaya hallazgo sociológico! Premio Nobel de la obviedad, por favor.
El articulista se planta en la plaza como un Rousseau de cafetería y decide que los medios “untados” son gallinas gordas de Cubillo y que los demás son gallos flacos que cantan a deshoras. Qué metáfora más brillante… aunque huele más a corral de frustración que a análisis serio. Porque lo que calla este paladín de la independencia es que, en su caso, el “gallo flaco” no canta por valentía: canta porque nadie le compra el pienso. Y claro, cuando no hay pienso, hay que cacarear más fuerte para que al menos alguien mire al corral.
La caricatura que dibuja este profeta de San Gregorio tiene un detalle curioso: en su mundo los medios “subvencionados” son autómatas vendidos al alcalde y los otros, los suyos, héroes de la libertad informativa. Qué casualidad que siempre, siempre, en este gallinero maniqueo, el gallo que canta con la voz más rota es él mismo. La modestia, como el rigor, brilla por su ausencia.
Habla de “guachinches informativos” como si el suyo fuera la tasca de la verdad absoluta, pero lo cierto es que su menú es siempre el mismo: sopa recalentada contra el Ayuntamiento, fritura grasienta contra el alcalde y de postre, café amargo contra cualquiera que no le pase el micro. El pueblo, según él, lo aplaude en cada barra de bar. En realidad, el pueblo lo soporta como soporta al pesado del dominó: porque no queda otra.
Y así, entre gallinas gordas, gallos flacos y palomas oráculos, el articulista se proclama juez de la credibilidad en Telde, sin caer en que la suya no la mide ni un CIS ni un vecino: la mide su propio ego, que siempre puntúa con matrícula de honor.
En definitiva, el “gallinero del Cubillo” no está en los medios. Está en su cabeza. Y el único cacareo que se oye de verdad, con eco y sin pienso, es el suyo.
Pedro Regalado.



























Vecino de Telde | Miércoles, 20 de Agosto de 2025 a las 22:14:32 horas
Se nota muchísimo que radio tortura está comprada por el alcalde tiene mucho que ocultar, y el gallo , que para mí es una gallina con el culo roto .
Miedo me da todo lo que se va a descubrir.
Gracias Teldeactualidad por ser tan claro.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder