Statistiche web
El tiempo - Tutiempo.net
695 692 764

Lunes, 06 de Octubre de 2025

Actualizada Lunes, 06 de Octubre de 2025 a las 15:24:59 horas

Primera Plana

Verano del 94

Columna de Rafael Álvarez Gil

RAFAEL ÁLVAREZ GIL 1 Miércoles, 13 de Agosto de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Miércoles, 13 de Agosto de 2025 a las 06:41:53 horas

Los hay que están inmersos en sus vacaciones y otros tantos que aún no las han cogido. Los primeros, todavía, no experimentan la desgana de la vuelta, pero la presienten; a fin de cuentas, nadie está predispuesto a retornar la rutina de los despertadores y el pago de las facturas mensuales. Es mejor la desidia de las tardes largas del verano en las que la imaginación se dispara y el silencio engendra lo mejor de nosotros. Mas las vueltas son complicadas. También para los (supuestamente) más afortunados. Recuerdo aún aquel telediario de TVE noventero en el que informaba que Romário no regresaba a los entrenamientos de[Img #1017475]l Fútbol Club Barcelona. Y en esas, mientras el locutor entonces daba la noticia, imagino que con corbata, todavía imperaba la formalidad, se le veía al delantero en Brasil jugando con el balón en la playa acompañado de su legión de amigos, la habitual que acompaña por mero interés a los ricos. Para mayor enfado, claro está, del entrenador Johan Cruyff.

 

Aquello fue el verano de 1994. Estuvo solo dos temporadas en el Barcelona y, por tanto, el verano que empató una competición con la otra era ese: 1994. En La Moncloa agonizaba su estancia Felipe González, acosado por los casos de corrupción y el terrorismo de Estado de los GAL. José María Aznar era un líder de la oposición sin carisma; nadie lo tiene hasta que no detenta el poder. Y la canción del verano era un temazo de Georgie Dan: ‘La barbacoa’. Un mito.

 

Así que aquel día caluroso, como ahora, el que suscribe miraba el televisor preguntándose por qué Romário no quería regresar. Aunque, bien mirado, uno tampoco quería empezar el colegio en septiembre. Con los años, vas aclarando las cosas. Mas Romário ya no juega en el Barcelona y uno no va al aula.

 

Así que el primero de septiembre, si en la oficina le sueltan cualquier paparruchada o le hacen una charranada, acuérdense de Romário: mientras el técnico holandés no entendía su anarquía para disfrutar del tiempo al margen del resto de la plantilla, el goleador disfrutaba de la vida. La verdad es que la desenvoltura que desplegaba en el campo hipnotizó a toda una generación. Luego le daba un toque mágico para provocar una vaselina a la que el guardameta de turno no podía hacer nada, y sumaba otro gol a su contador. Aunque recuerdo el que le metió a Cruyff aquel verano. Eso sí, solo un año más duró en Barcelona. Luego el brasileño cogió las maletas.

(1)
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.222

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.