
Vox es heredero del nacionalcatolicismo, del franquismo sociológico, que tan chirriante resulta hoy que hasta Santiago Abascal se mete con la Iglesia católica amén de lo ocurrido en Jumilla (Murcia) y la libertad religiosa. Sí, el alto clero participó de la Transición, y los curas obreros; recordemos que en la dictadura hubo una cárcel en Zamora destinada a los sacerdotes que rechazaban el régimen. Fue importante la contribución del cardenal Tarancón. El mismo al que los ultras de entonces (el llamado búnker) clamaban en el estribillo que lo llevase al paredón para fusilarlo. Vicente Enrique y Tarancón (1907-1994) no quería que hubiese en España un partido democratacristiano, nombrado así y apegado a la Iglesia católica; que la introducción de la democracia no estaba para estas cosas.
Así pues, Vox se olvida del Concilio Vaticano II y del cardenal Tarancón. Abascal está anclado al nacionalcatolicismo que tanto influyó en las aulas de la posguerra y en el primer franquismo, principalmente. La modernización vaticana no es aprobaba por la ultraderecha. Esto, lógicamente, ahuyenta a los votantes moderados y de centroderecha que abrazarán con su papeleta a Alberto Núñez Feijóo. La duda estriba en qué hará Vox para forzar al gallego a pactar con ellos llegado el momento procesal oportuno; y eso que el PP (por ahora) dice que no quiere alianzas con Vox en La Moncloa, en cambio en ayuntamientos importantes y comunidades autónomas sí las ha tenido.
Tarancón quiso distanciar a la Iglesia católica del partidismo precisamente porque sabía de la repercusión del respaldo que Francisco Franco tuvo antes de la propia jerarquía eclesiástica. El alzamiento nacional contó con el beneplácito de Roma. Y en la Transición tocaba pasar página para todo. Tuvo visión el cardenal y se comportó a la altura de las circunstancias.
El ‘trumpismo’ de Vox no termina de dar sorpresas, una tras otra. El problema está en que el PP no rompe del todo con la ultraderecha. Hasta hace poco, Feijóo jugó a la ambigüedad. Luego dijo que en La Moncloa, nada de nada con Vox. Pero lo que suceda en 2027 o antes, en realidad nadie lo sabe. Si Vox cosecha en torno a 50 escaños, la influencia sobre los populares será demasiada. Y a saber cómo reacciona el PP que, por otro lado, tratará de endosar la responsabilidad al PSOE para favorecer la investidura de Feijóo. Todo eso si gana el PP y de forma categórica con respecto a los socialistas. Por ahora, Vox asusta. La extrema derecha cabalga a sus anchas con su discurso.
Alfonso Cabrera Davila | Martes, 26 de Agosto de 2025 a las 17:44:10 horas
NO MAS FACHAS Y NO MAS DICTADURAS FUERA
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