Hambruna en Gaza

Hace tiempo que Israel está perpetrando un genocidio contra el pueblo palestino. La franja de Gaza hace mucho que es ya el infierno en la tierra. Gaza viene a ser en su extensión territorial como La Gomera. Y padece un doble genocidio, encima: el de las bombas y el del hambre. Aunque, a todas estas, el dichoso genocidio guarda cierta congruencia diabólica: ¿cómo vas a permitir la alimentación y que pasen las ayudas médicas por la frontera con Egipto si los estás asesinando? No se engorda a nadie para luego matarlo. Entiéndase el enorme cinismo al que apelo con razón de Benjamín Netanyahu; ¿cómo es capaz de dormir todas las noches sin más? Es asombroso qué lejos llega la maldad; mas sigo pensando que la maldad también tiene un recorrido limitado, antes o después no puede proseguir.

Francia se suma al reconocimiento del Estado de Palestina. Es un gran paso. Cada vez son más países. A estas alturas, Israel está aglutinando tanto rechazo internacional y de los pueblos que van a ser repudiados como la Alemania nazi. Sería paradójico como los israelíes que padecieron el holocausto, ahora tuvieran la reprobación general con motivo del genocidio imparable que están perpetrando.

Están generando un odio a inculcar por varias generaciones. Algún día, por tarde que llegue, Occidente no podrá vivir tranquilo políticamente en la medida que las repercusiones del genocidio de Israel contra Palestina albergarán en la conciencia colectiva. Estará presente en los manuales y libros de Historia, lo conocerán las siguientes generaciones y las hoy vivas lo recordarán con horror y con impotencia.

Esa impotencia ya existe. Las sociedades europeas desatan su indignación ante Netanyahu, amparado por la Administración Trump. Es ilógico (es un decir) cómo Donald Trump se preocupa de la guerra entre Ucrania y Rusia y después obvia el consabido genocidio. Está claro que el magnate va a lo que va: a proteger a Israel, sin remilgos, sin autocrítica. Pero este es su segundo mandato, no habrá más por prohibición en Estados Unidos a estar más de dos etapas; y entonces llegará otro mandatario, republicano o demócrata, que a saber si asume esta retahíla a favor de Israel de forma acrítica. Vamos, que es imposible que Occidente siga su desarrollo a medio plazo sin conllevar (malamente) la matanza sistemática contra el pueblo palestino. Un genocidio que, siempre, es frío e implacable. Sin piedad.