
Consiéntame, estimado lector, que reproduzca literalmente palabras del señor Clavijo Batlle -presidente del Gobierno de Canarias- para intitular este artículo. Y me permito tal licencia porque el señor Clavijo, al fin, como fiel nacionalista, pone en práctica un dicho popular canario: “Si quieres lapas negras, mójate el culo”.
Sin pasiones o lenguaje improcedente por su parte, pero preciso, usa dos voces: una, “indecente” (‘grosería, ofensa’); otra, “desprecio” (‘tener en poco, indiferencia’). Y con ambas coincido. (A la par echo de menos la reacción de apoyo -sin disparatarse, eso sí; algo así como al golpito- de fuerzas parlamentarias canarias ajenas al Gobierno, las que presumen de defender nuestros intereses.)
Fue el día 16 cuando algunos medios de información adelantaron la noticia: era casi segura la no asistencia del Partido Popular a la reunión convocada por el Gobierno español (Conferencia Sectorial de Infancia y Juventud) para veinticuatro horas después. En el orden del día figuraba como tema de urgencia la distribución de casi tres mil menores migrantes (acogidos en Canarias, Ceuta y Melilla) a lo largo y ancho de distintas comunidades autónomas.
Y así fue. Las instituciones ppeperas de Galicia, Madrid, Aragón, Murcia y Andalucía no se presentaron a la convocatoria pues, objetaron, “El Gobierno pretende imponer un reparto forzoso e ilegal que vulnera el principio de igualdad territorial”. Sí estuvieron representadas Canarias (parte más interesada, cinco mil menores en sus instalaciones), Navarra, Castilla – La Mancha, Asturias, Cataluña, Euskadi y Ceuta (esta, gobernada por el PP, también sufre en sus propias carnes: se encuentra al 300% de su capacidad). Pero como no hubo cuórum (quorum), el encuentro se pospuso. Y ahí fue cuando se le reviraron los bigotes al señor Clavijo... y dijo lo que dijo.
De todo lo cual, y sin necesidad de complejos planteamientos filosóficos, conjeturas o divagaciones, puede deducirse que el PP de Canarias (presidido por el señor Domínguez González) debía tener directo conocimiento y seguridad de la decisión tomada por el alto estado mayor. Así pues, doy por sentado que el señor Domínguez, también vicepresidente del Gobierno de Canarias, había informado con antelación al señor presidente de la misma institución y físicamente presente en la fracasada convocatoria.
(Comunidad autónoma la nuestra, por cierto, estimada como “leche cacharro” por el señor Feijóo y todo su equipo peninsular. Para ellos lo importante era desoír la convocatoria del Gobierno nacional y darle plantón. Y si nuestra tierra resultaba directísimamente perjudicada y ridiculizada, pues eso, que diría alguien sin sentido de la malsonancia o grosería apuntada por la RAE: ”A Canarias que le den por saco”. O, como se define en Gáldar cualquier desprecio, a los canarios “nos mandaron a freír bogas”.)
Visto lo visto, podría uno atreverse a considerar como muy contradictorio el planteamiento del PP y de su presidente regional. Así, de una parte, y como miembro muy importante del Gobierno canario, se identificó siempre con la búsqueda de urgentes soluciones a la masificación. Y la única vía, la única, es que las otras comunidades acojan físicamente a los menores en partes proporcionales, pues Canarias rebosa. Y así lo votaron en el Parlamento canario. Pero de otra, fue incapaz de lograr que sus señorías canarias presentes en el Congreso (de los Diputados) votaran a favor del nombrado reparto o distribución.
Y tal como apunté en algún artículo anterior, una de cuatro: quizás el señor vicepresidente del Gobierno canario no tiene autoridad sobre sus señorías canarias en Madrid. Dos: acaso el señor Domínguez, consciente de su debilidad ante el comité nacional pepero en temas relacionados con Canarias, opta por guardar silencio (el asumido “sí, bwana” colonial) por si le echan un “maldiojo” y lo degradan en la estructura orgánica del partido. Tres: tal vez la tardanza para reaccionar podría deberse a lo que Unamuno llamó “la lentitud de los hijos de esta tierra [canaria]” tras su llegada a Santa Cruz de Tenerife. Y cuatro: sin atenuantes posibles, la indiferencia de Madrid también ridiculiza al mismo Gobierno canario del cual forma parte.
Además, ante los anteriores planteamientos cabe el mismo denominador común: perdió la gran oportunidad de mostrar públicamente su disconformidad con la ausencia de las autonomías peperas, a fin de cuentas se trataba de Canarias. Y a la vez desaprovechó su lección magistral sobre la coherencia política, tan imprescindible ante vergonzosas situaciones actuales: la ‘actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan’ hizo mutis por el foro. ¿Sofisticada retirada, sumisión, transigencia? Da igual: Canarias fue la perjudicada. Y lo impuso Madrid.)
Por otro lado, varios medios destacaron la inmediata reacción del señor Clavijo. Así, ponen en su boca palabras de tremendo desconcierto inicial y posterior emputamiento: “Puedes discrepar, puedes estar en contra, pero desde luego lo que no puedes es ausentarte porque es un desprecio”. Y lleva razón, absolutamente toda la razón. Y es que esta acción de indiferencia, desdén o desconsideración al ciudadano que también preside actualmente el Gobierno de Canarias es más, mucho más: afecta directamente a la dignidad de quienes hemos nacido en Canarias y a la de quienes, noblemente, adoptaron su condición de isleños una vez asentados en cualquier isla.
Sí: trasciende, sobrepasa, rebasa lo políticamente discutible y dialogable para convertirse en un comportamiento más próximo a la condición espiritual de godada, neologismo referido al comportamiento prepotente de algunos españoles hacia nuestra tierra. (Por cierto: la voz “godo” se usa también en Chile. Y fue frecuente en Cuba, Bolivia y Ecuador, según el Diccionario.)
Sin embargo, señor Clavijo, parece que nada se moverá por su parte: el Partido Popular, cuerpo y alma del “plantón indecente y desprecio a Canarias”, seguirá como su aliado en esto de la gobernanza regional, oportunidad perdida para imponer la dignidad. Y las estrategias, las tácticas y las logísticas del PP para no alcanzar la solución de este NUESTRO gran problema nada tienen que ver con los intereses de Canarias, muy al contrario: se oponen frontalmente. Y por muy buenas palabras que esgriman algunos, la verdad es solo una: como representantes de tal colectivo político ellos (y todos) dependen de arriba. Acatan. Obedecen… aunque la Política sea el servicio al bien común. En este caso, nosotros.
Así, pues, señor Clavijo, ¿”pacto canario contra la financiación singular de Cataluña”? ¿Y por qué no también contra el “desprecio” a Canarias? (Por cierto: añado un titular del miércoles: “El decreto antiapagones, clave para Canarias, tumbado por el PP”. El Día. Tenerife.)
Nicolás Guerra Aguiar es catedrático y escritor.
javier burón monis | Martes, 29 de Julio de 2025 a las 09:39:52 horas
Sr. Guerra, hablar de 'migración' es un tema harto difícil de afrontar. No consiste en echarle la culpa a quien nos 'convenga'. El tema va más allá de las injusticias que cometa el Gobierno en este sentido. La 'repartición' la lleva a cabo este ejecutivo que está más lejos de solventar el problema que de hacer de éste una repartición más 'equitativa'. El Sr. Clavijo está presionado por Sánchez y sus encuentros son más bien 'desencuentros' ya que el presidente del Gobierno no ceja en su ansiedad de seguir en La Moncloa, al 'precio' que sea. Y así nos va. Sin presupuestos, sin esa repartición 'singular' con las autonomías y con un 'enfrentamiento' con la UE. Aparte de tener serios problemas con la OTAN, con las instituciones internacionales que 'califican' a Sánchez como el peor gobernante de la actualidad. De este modo, España no puede 'caminar' con paso firme: los autónomos 'sin vacaciones', la Sra. Montero haciendo 'filigranas' para obtener tantos millones como 'oferta' Sánchez y el resto del Gobierno, manteniendo el tipo, para no perder su 'puesto'. ¡Lo más injusto es que no se cuenta con el 'voto ciudadano' al menos hasta la fecha! ¡Lástima de ciudadano español, que se lo tiene que 'guisar él solito’ y, se lo come 'Papá Estado'. Javier Burón.
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