Un PP lanzado

El diario ‘Público’ divulga su sondeo veraniego elaborado, como es costumbre, por Key Data. La foto que arroja es clara: el PP sube. No obtiene mayoría absoluta, ni la tendrá, pero destaca como primera fuerza. Situándola, eso sí, en el dilema de pactar entonces con la ultraderecha o negociar una abstención con el PSOE en la sesión de investidura; como ocurrió, esto último, en la época de Mariano Rajoy (en su segundo mandato) y la gestora socialista reinante en Ferraz que había destronado a Pedro Sánchez. Los ciclos se repiten; nada raro cuando impera un sistema bipartidista.

En concreto, los datos que trasluce el estudio son: PP, 153 escaños; PSOE, 108; Vox, 46; Sumar, 10; ERC, 7; Junts, 6; EH Bildu, 6; PNV, 6; Unidas Podemos, 4… El PP aumentaría, por tanto, de los 137 diputados a los 153 mencionados; lejos, aún, de los 176 que marca la mayoría absoluta. Incluso, ya hay otros estudios demoscópicos que sitúan al PSOE por debajo de los 100 escaños. Malo si Ferraz no reflexiona sobre el sendero que ha tomado.

Así las cosas, sumándole los hipotéticos respaldos de PNV y Junts, sigue quedando el PP a distancia de la mayoría absoluta consabida de la Cámara. Quedaría obviada, por ende, una situación similar a la de José María Aznar en 1996 que tiró en su primera legislatura de CiU, PNV y CC. En definitiva, la disyuntiva para el cuartel general de Génova sería optar entre socialistas (abstención mediante) o consolidar un bloque gubernamental con Vox.

A buen seguro, el PP jugará a endosar la responsabilidad de resolver el sudoku al PSOE; con el riesgo de repetir elecciones. Esgrimirá la posibilidad de que si pacta con la ultraderecha es porque no le queda otra; porque el PSOE no le permite otra opción. Es verdad que ya Feijóo ha aclarado que no quiere alianzas en el poder con la ultraderecha, mas ya las ha tenido en comunidades autónomas y ayuntamientos importantes. Ha tenido que llegar el último cónclave de los populares, para que Feijóo, al fin, dijera lo que pensaba en materia de pactos. Cumplir su palabra se presume: no acordar con la ultraderecha un Gobierno, que no haya ministros de extrema derecha sentados en el Consejo de Ministros. Aunque si Vox cosechara 46 actas, su presión será importante para entrar a participar en La Moncloa. Santiago Abascal, con 40 o 50 diputados, querrá poder. Precisamente, a todas estas, el presidente de Andalucía (Juan Manuel Moreno) ha dicho que una desaparición del PSOE (como partido de Estado) sería una mala noticia. Tiene razón. Si esto aconteciera, vencerían los extremos. Pan para hoy para el PP, y hambre para mañana; el PP, antes o después, requerirá de un interlocutor de centroizquierda.