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Actualizada Miércoles, 24 de Septiembre de 2025 a las 14:51:33 horas

Primera plana

Montoro no es Feijóo

Columna de Rafael Álvarez Gil

RAFAEL ÁLVAREZ GIL 5 Lunes, 21 de Julio de 2025 Tiempo de lectura: Actualizada Lunes, 21 de Julio de 2025 a las 07:07:53 horas

Es entendible que el PSOE trate de equiparar el escándalo de Cristóbal Montoro (presunto) con el de (también presunto) José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García (más lo que resta por saberse, si es el caso) pero no es lo mismo. Primero, Montoro no está en el equipo de Alberto Núñez Feijóo (no ha sido ministro suyo) mientras que Ábalos sí lo ha sido de Pedro Sánchez, y (encima) también ha sido el mandamás en Ferraz a efectos[Img #1017475] prácticos, como lo fue igualmente Cerdán.

 

Sin duda, Montoro ha sido una ficha clave en el PP, hasta el punto de que fue ministro tanto con José María Aznar (2000-2004) como con Mariano Rajoy (2011-2018). Y de la cartera de Hacienda, nada más y nada menos. Pero Feijóo no estaba en esos círculos en Madrid entonces. Precisamente, que el PP cuente hoy con un liderazgo estatal renovado, le permite al gallego sacudirse esa rémora; por mucho que Ferraz trate (es lógico) endosársela, forma parte del juego partidista.

 

Por eso, si Sánchez da un paso al lado para que otra persona tome el relevo socialista, amortiguaría el daño electoral en 2027 que tenga las charranadas, puterío y dinero corrupto sobre la marca PSOE. Un líder, de verdad, debe velar por el futuro de su organización. Y el feminismo y el socialismo no casa con las sinvergüencerías y cinismo de este trío. De hecho, las encuestas arrojan cómo el voto femenino se retira del PSOE de forma considerable.

 

Que Montoro, con los datos sensibles que manejaba, los usara para intimidar y generar temores en adversarios políticos y periodistas, es tenebroso. Impropio de una democracia avanzada. Una cacicada de un personaje retorcido. Es juego sucio, como lo fue la ‘policía patriótica’ también época de Rajoy, que se instrumentalizó contra el independentismo catalán y los dirigentes de Podemos. Nunca debe usarse los resortes del Estado como mecanismo macabro de la pugna partidista. Además, parece que ya entonces las maniobras de Montoro eran conocidas por algunos y, sin embargo, se dejó pasar; Rajoy no puso pie en pared. Si Montoro acaba como Rodrigo Rato, el PP pierde imagen como partido gestor que sabe cuadrar las cuentas públicas. Y, sí, es un lastre para Feijóo. Pero el gallego no estaba allí. Lo contrario que le acontece a Sánchez. Con todo, la corrupción (en sus diversas formas) prosigue y sacude a las dos siglas principales, para mayor descreimiento de la ciudadanía. Mal asunto.

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