
En tiempos donde algunos prefieren el silencio cómodo al ruido incómodo, TELDEACTUALIDAD ha apostado valientemente por abrir una ventana directa a la calle. Y lo ha hecho con éxito, coherencia y sentido democrático. La sección La Voz del Ciudadano no es un capricho editorial ni una operación de desgaste, sino un espacio de participación real, donde los vecinos de Telde tienen por fin la posibilidad de ser escuchados sin filtros ni censura.
Frente a quienes insinúan que toda crítica tiene una agenda oculta, nosotros decimos que no hay mayor agenda que la del bien común. Que denunciar una farola fundida, una acera peligrosa o un vertedero incontrolado no es revancha, sino civismo. Que alertar sobre el abandono de una plaza no es conspiración, sino compromiso. Y que quien ve manipulación donde hay denuncia solo demuestra su incomodidad ante una ciudadanía que ya no se calla.
Es curioso cómo antes, cuando todo parecía en calma, las quejas no existían. ¿O simplemente no se publicaban? La diferencia no está en los problemas —que siguen y seguirán—, sino en la voluntad de visibilizarlos. La Voz del Ciudadano ha roto esa inercia. Ha convertido la queja individual en voz colectiva. Y eso molesta, claro. Porque ya no hay monopolios del relato, ni silencios útiles para el poder.
Algunos acusan esta sección de no contrastar lo que recoge. Pero olvidan —o fingen olvidar— que no se trata de una pieza periodística clásica, sino de una tribuna abierta al vecindario, donde los protagonistas son los propios ciudadanos. TELDEACTUALIDAD no oculta el formato: lo identifica, lo encuadra, lo responsabiliza a quien firma, y hace algo fundamental en democracia: dar voz sin temor a las consecuencias.
Molesta, sí. Porque el buen periodismo molesta. Y si lo que incomoda es que ahora se escuche a los vecinos como nunca antes, entonces es que La Voz del Ciudadano está cumpliendo su propósito.
Lo que algunos llaman “panfleto” es, en realidad, la expresión más genuina de un periodismo que pone el foco donde está el problema. Lo que llaman “manipulación” es participación. Lo que desprecian como “ruido” es, en esencia, ciudadanía activa. Y eso, por más que les pese, no se frena con ataques ni con insinuaciones veladas. Se responde con hechos. Con soluciones. Con respeto.
Porque denunciar es construir, y escuchar al pueblo no es una debilidad, sino una señal de salud democrática. Por eso La Voz del Ciudadano no va a dejar de sonar. Porque en Telde, el silencio ya no es una opción.

























Adolfo | Jueves, 24 de Julio de 2025 a las 21:31:24 horas
Hoy quiero dar mi enhorabuena a todos los socorristas que velan por nosotros en nuestras playas de Telde, pero lo de hoy día 24/07/25 fue digno de agradecer sobre todo el rescate de una niña y más aún cuando la madre de esa niña con un ataque de ansiedad fue calmada por dicho socorrista que sacó a esa niña.
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