Juan Jesús Armas Marcelo compartió coloquio y velada literaria la tarde del pasado viernes en Santa Brígida con un grupo de lectoras (casi todos fueron mujeres) inquietas y con ganas de preguntar. Es provocativo, hasta el punto de que fuerza (a sabiendas) el argumento, con tal de rebuscar la reacción del interlocutor y exprimir su raciocinio. Armas Marcelo llama a las cosas por su nombre; al pan, pan y al vino, vino. Esta manera, a buen seguro, le habrá acarreado algún que otro disgusto o adversario en su trayectoria (los egos y envidias en la ínsula existen, ¡y tanto!) mas siempre se hace justicia. De hecho, este 2025 recibió merecidísimamente el Premio Canarias de Literatura.
Tiene una visión pesimista del estado de revista de nuestra sociedad; tanto la isleña como la de fuera. En cosa de una década, esto se va al garete; Occidente, se refiere. Está convencido de que el ramillete de parámetros y certezas que sostenían al periodismo, tal como lo hemos entendido, la crítica literaria y la sabiduría de los intelectuales, pasarán a mejor vida. Insisto, seguro que fue así de tajante para incitar, para estimular el debate. O eso quiero creer. Pero sí es cierto que ese mundo que vivió, a este respecto, hace tiempo que se ha ido desmoronando; primero, la Gran Recesión de 2008 y, después, la pandemia y el confinamiento que lo ha acelerado todo. Por no mentar la superpoblación que agarrota a las islas.
El autor de ‘La noche que Bolívar traicionó a Miranda’ (Edhasa, 2011) y ‘Réquiem habanero por Fidel’ (Alfaguara, 2014), es un enamorado de su tierra; y con esa querencia la observa a diario con preocupación desde Madrid. Y ha tratado en la capital a los isleños que han ido y regresado con afán de gloria o progresar. Al isleño se le conoce muy bien fuera, uno al otro, en medio del ajetreo y la distancia que impone la meseta.
Es capaz de repasar el itinerario del archipiélago en las últimas décadas en el campo de la sociedad, los medios de comunicación y los escritores. Con lucidez, arroja criterio; es más, no ahorra palabras en atizar a terceros cuando considera que es debido. Inflexible, implacable. Deplora las mezquindades. Guillotina en ristre, reparte la justicia del que ya no tiene nada que perder y, encima, ya ha ganado el reconocimiento de su gente. La entrega del Premio Canarias de Literatura ha sido un antes y un después. Lo nota, se palpa. Pone las cosas en su sitio. ¡Larga vida a Armas Marcelo!, para que siga regalando publicaciones a sus lectores; que son muchos.
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