
Fabiola Pérez, nacida en Telde, se convirtió en agosto de 1997 en la primera mujer policía nacional destinada a la comisaría de Alcobendas (Madrid), rompiendo con su llegada una barrera histórica en una plantilla que hasta entonces no había contado con agentes femeninas patrullando sus calles.
El origen de esta pionera está ligado a nuestra tierra: fue en Telde donde surgió la conversación casual con un agente que despertó en ella la vocación de servicio público. Tras superar las oposiciones, su camino comenzó en Ceuta, continuó en Las Palmas y San Sebastián, y finalmente recaló en Madrid, buscando un lugar seguro para criar a su familia y mantener el vínculo con Canarias.
Su aterrizaje en Alcobendas no fue fácil. “Era la única mujer en la plantilla, y al principio escuché que debía estar en casa cuidando niños”, recuerda Fabiola en declaraciones al digital Lamiradanorte. Sin embargo, con carácter y buen humor, se ganó el respeto de sus compañeros y de la ciudadanía, demostrando que ser policía es cuestión de compromiso, no de género. “Con trabajo y cercanía, logré mi sitio en el equipo”, afirma con orgullo.
A lo largo de su carrera, participó en patrullas, atención ciudadana y servicios de vigilancia, y desempeñó un papel clave en el seguimiento de víctimas de violencia de género, acompañándolas con humanidad y dedicación. “Algunas denunciaban, otras solo necesitaban hablar. Siempre intentaba estar para ellas”, relata con emoción.
Su conexión con Alcobendas fue creciendo mientras la ciudad se transformaba: “Cuando llegué, no existían ni Plaza Norte ni Ikea. Era otro lugar”, comenta entre risas. Con el paso del tiempo, nuevas compañeras fueron sumándose a la plantilla, consolidando el cambio que ella misma había iniciado.
En enero de 2025, tras casi tres décadas de servicio, Fabiola se jubiló dejando un legado de empatía y servicio público. “Podría haber seguido hasta los 65, pero sentí que había cumplido una etapa”, afirma. Ahora, disfruta de su tiempo con la satisfacción de saber que abrió camino a otras mujeres en la Policía Nacional, demostrando que desde Telde se puede dejar huella incluso a cientos de kilómetros de casa.
Su historia es la de una teldense que llevó el nombre de su ciudad con orgullo, demostrando que los sueños y las vocaciones pueden nacer de conversaciones sencillas y que con carácter, humildad y entrega, se puede transformar desde dentro una comisaría, un equipo y una ciudad.

























Lucía | Lunes, 07 de Julio de 2025 a las 16:13:11 horas
Muy interesante! Más noticias así! Historias que suman.
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