La mano derecha de Pedro Sánchez entra en prisión. Lleva sus primeras noches entre rejas. Hace dos semanas estaba sentado en el Congreso de los Diputados. Es de las pocas personas, a la que le asiste desde luego la presunción de inocencia, con la que un presidente del Gobierno se preocupa en hablar por teléfono varias veces al día o a la semana. Santos Cerdán era el secretario de Organización, encima del PSOE. Era el vicario en Ferraz. Su palabra en las plantas y oficinas de la sede central era directamente la de Sánchez. Y los empleados como así cualquier otro que pasase por ahí, lo sabían de sobra.
Cerdán entra en la misma cárcel que estuvo el tesorero del PP. Lo que ocurre es que cuando el escándalo de los ‘papeles de Bárcenas’, Mariano Rajoy tenía mayoría absoluta (y la perdió en la siguiente convocatoria electoral en diciembre de 2015). Sin embargo, el ‘sanchismo’ pende de una frágil mayoría parlamentaria; tanto que ‘per se’ los dos socios del Ejecutivo (PSOE y Sumar) están alejados de los 176 escaños de la mayoría absoluta. Junts decide, Junts se aprovecha; es normal, es política.
Si Sánchez sabía las presuntas corruptelas de la banda del Peugeot 407, debe hacerse responsable políticamente; si no conocía nada, la baja estofa de estos personajes en concreto, debe responsabilizarse por omisión, por no detectar la calaña de este trío tras tantos kilómetros recorridos y paradas en las gasolineras. Fueron a mano, complicidades y risas mediantes dentro del Peugeot 407, para derribar el PSOE; ese ‘viejo’ PSOE que denunciaba Sánchez y que desmanteló enfrentando a la militancia con los cuadros. Abanderó la supuesta democratización, cuando en verdad es cesarismo, y lo que sobresale ahora son los tejemanejes con dinero público, el puterío y la desilusión de los votantes que optaron por la papeleta socialista.
La corrupción siempre está mal, muy mal, provenga de la izquierda, de la derecha o del más allá. Aunque decepciona aún más a la clase trabajadora, porque esta se siente huérfana no solo de un Gobierno de coalición de izquierdas llamado a defenderla y que está naufragando sino con la posibilidad de una victoria del PP que esté atado a Vox. Si el ‘sanchismo’ se carga el PSOE, que está en disputa en este instante, dará alas a la ultraderecha. Si uno de los pilares del bipartidismo decae y no es reemplazado, con naturaleza centrípeta, es el escenario ideal para Vox. Mas todo esto le dará igual a Sánchez.
Olga Maria Rivero Santana | Miércoles, 02 de Julio de 2025 a las 11:12:59 horas
En un estado democrático de derecho, "se supone" que todos somos iguales ante la Ley y que por lo tanto hemos de "responder" y "rendir cuentas" cuando se ha vometido "presuntamente" algún delito. Desgraciadamente estamos viviendo una situación de lo más repugnante, no sólo por los delitos o "presuntos", que se están destapando, sino por "EL LAVADO" que se está haciendo de los mismos, desde instituciones que están para escarecerlos y en su caso, aplicar las leyes en JUSTICIA. Decir que hay quiénes están "sacando provecho' de toda ésta basura es "normal" y que "es política" nos muestra el NIVEL de DEGRADACIÓN Al que se ha llegado, donde TODO VAE, y la "corrupción" es "buena" o "mala" según quiénes la ejerzan. ¡Terrible! ¡Basta ya, DIMITAN TODOS LOS QUE SABEN QUE TIENEN QUE HACERLO, reaccionen los militantes honestos de ésos partidos, y que se CONVOQUEN YA ELECCIONES!
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